- 1 Entre las compilaciones o colecciones pueden mencionarse los de Bascolla, Natalia, (...)
1Los estudios sobre la Universidad han experimentado en la última década una significativa renovación de enfoques y temáticas. En buena medida, los abordajes del espacio universitario se abrieron a temáticas y perspectivas nuevas gracias al aporte de variadas disciplinas y campos de estudio. La producción académica se fue alejando así de los enfoques meramente institucionalistas y, en cambio, cada vez más ha puesto su énfasis en los conflictos y la superposición de intereses de los actores universitarios, analizados en el marco de contextos culturales, sociales y políticos más amplios.1
- 2 Los artículos aquí reunidos forman parte de una línea de investigación, Ideas y proyectos (...)
2El dossier que se presenta se propone dos cosas. Por un lado, dar cuenta de esos cambios en la historiografía local. En diálogo con similares procesos en la región, el desarrollo del campo de estudios sobre la Universidad en Uruguay se nutrió de las contribuciones de distintos saberes y disciplinas como la sociología, la ciencia política o la historia y la filosofía de la ciencia que analizan la vinculación entre las ideas y las políticas públicas, la producción de conocimiento y el desarrollo o la historia de disciplinas o campos científicos. Desde esta perspectiva interdisciplinar se apuesta a una historia institucional más entrelazada con los aspectos sociales, culturales y políticos, que busca trascender las narrativas canónicas, poniendo en evidencia la complejidad de los avatares institucionales, de los matices y conflictos existentes en su interior. Forma parte, además, de los esfuerzos que hace más de una década realiza el Archivo General de la Universidad de la República (AGU)2, donde radica la investigación que da sustento a los trabajos del dossier, por ampliar enfoques, temas y actores así como por complejizar un relato que en general se había centrado en presentar a la Universidad como un actor homogéneo y unificado y donde las disputas internas aparecían diluidas frente a la necesidad de responder a los ataques de un otro externo – el Gobierno o los sectores conservadores de los partidos tradicionales – que también se mostraba de modo cohesionado o uniforme.
3Por otro lado, el dossier avanza en el conocimiento de algunas de las ideas, programas y proyectos de modernización universitaria en disputa en Uruguay entre las décadas del cincuenta y del ochenta del siglo pasado. Recordemos que promediando el siglo XX se abrió una etapa rica en debates en torno al rol de las instituciones del conocimiento, tanto en América Latina como en el mundo. A tono con el optimismo generalizado de la segunda posguerra, intelectuales y políticos, gobiernos y consultores externos – así como agencias gubernamentales y organismos multilaterales – concibieron al conocimiento científico y tecnológico y a las instituciones que lo producían como factores estratégicos para el desarrollo de los países o el cambio social. El desarrollismo que “estaba en el aire”, – de acuerdo con la formulación del historiador Carlos Altamirano – y las teorías de la modernización en auge en las ciencias sociales anglosajonas coadyuvaron a instalar estas ideas, que ambientaron sendas reformas universitarias en el continente. El interés por adecuar las estructuras académicas a los requerimientos del desarrollo pasó a ser una prioridad para múltiples actores en un contexto de inédita ampliación de la matrícula estudiantil.
4En línea con esos procesos más generales, también en Uruguay, actores de diversas procedencias y filiaciones político ideológicas discutieron la necesidad de transformaciones en la única universidad, pública, laica y de libre acceso, existente en el país. Los cuestionamientos a la orientación de esa casa de estudios no fueron una novedad de estos años. Sin embargo, se incrementaron a partir de la década de 1950 a influjos de los mencionados debates de circulación global e impactaron en las modificaciones que se intentaron llevar a cabo con mayor o menor éxito en las décadas que abarca el dossier. A lo largo del período se pueden reconocer variadas formas de pensar y concebir la transformación universitaria que generaron no pocas tensiones, polémicas y conflictos en el seno de los claustros, pero que los desbordan ampliamente.
5Llegados a este punto, cabe aclarar que si se la compara con las primeras universidades en América Latina creadas durante la etapa colonial, como las de Lima y México o las de Charcas y Córdoba, la Universidad de la República es relativamente joven. Surgió a la vida pública en la tercera década del siglo XIX, acompañando los vacilantes pasos de una naciente República Oriental del Uruguay, luego de un demorado proceso fundacional a causa de los vaivenes políticos y la inestabilidad propia de las guerras civiles que signaron esos primeros tiempos. Así, la entonces denominada Universidad Mayor, ya en su origen pública y laica, fue concebida como un complemento de la institucionalidad estatal en el terreno de la enseñanza, con atributos monopólicos y fuertemente centralizadores, rasgos que determinaron su derrotero histórico y su singularidad en el contexto regional. Esta misma configuración de origen hizo que la universidad uruguaya, a diferencia de sus pares latinoamericanas, concentrara una multiplicidad de funciones que en otros países correspondían a diversas instituciones terciarias. Esto explica la centralidad que ocupó históricamente la Universidad de la República en su carácter de formadora de las elites dirigentes y como ámbito de producción y circulación de conocimiento y de la cultura. Explica, además, el lugar central que ocupó en el escenario público y, por tanto, en los debates culturales, intelectuales y políticos a lo largo de más de un siglo. Esta situación se mantuvo hasta 1984, cuando un decreto de la dictadura cívico-militar que gobernó entre 1973 y 1984, habilitó la creación de universidades privadas y, por tanto, la conformación de una red de instituciones de educación superior.
6Teniendo en cuenta estas peculiaridades, se presentan aquí distintos puntos de entrada para pensar la cuestión universitaria en sus múltiples dimensiones en Uruguay. Los artículos de Lorena García y Lucas D’Avenia que abren el dossier examinan dos momentos en el proceso de desarrollo y consolidación de las ciencias sociales en Uruguay. A partir de la reconstrucción de la trayectoria del arquitecto, sociólogo y militante católico Juan Pablo Terra, García muestra la convergencia de los procesos de renovación de un sector del catolicismo uruguayo con el desarrollo de las disciplinas sociales a fines de la década de 1940 y comienzos de la siguiente. D´Avenia, a su vez, recupera el camino que llevó a la creación de una nueva institucionalidad de planeamiento en la Udelar al tiempo que sigue el derrotero de su primer director Domingo Carlevaro para dar cuenta del papel que desempeñaron esos saberes (especialmente la sociología y la economía) en las discusiones sobre modernización universitaria a lo largo de los años sesenta.
7Le sigue un texto de Lucía Secco centrado en las estrategias de comunicación que se impulsaron desde la Universidad de la República como parte de sus acciones de extensión, en especial en relación con la televisión estatal, entre 1967 y 1973. A partir del análisis de los contenidos de los programas emitidos en el canal oficial uruguayo, la autora reconstruye los proyectos de televisión universitaria que estaban en discusión al interior de la Universidad en esos años, con variaciones de importancia en sus orientaciones: privilegiar los programas sobre temas académicos o cubrir las demandas de la coyuntura nacional.
8Cierran el dossier los artículos de Vania Markarian y Gabriela González que estudian la relación entre el movimiento estudiantil y los procesos de transformación universitaria en dos contextos nacionales diferentes: 1968 y 1983. Markarian analiza los conflictos que originó la instalación de un programa de la OEA para “mejorar la enseñanza de las ciencias” en la Facultad de Ingeniería y Agrimensura de la Universidad de la República. Muestra cómo en medio de esta disputa se fue armando una alianza entre un conjunto de docentes que venía bregando por el desarrollo de políticas científicas para el “desarrollo nacional” y buena parte del movimiento estudiantil, que cuestionó el orden establecido en la Universidad y buscó implementar un programa de reformas académicas que tuvo su formulación más acabada en 1967. Esta alianza se fue debilitando en la medida que el movimiento estudiantil fue radicalizando sus posiciones antiimperialistas. El rechazo a la financiación extranjera, aunque no el único, fue uno de los puntos de quiebre. Si en la primera mitad de la década las argumentaciones estudiantiles articulaban el antiimperialismo con la preocupaciones académicas para considerar la asistencia externa, tras la radicalización y la represión estatal de 1968 el movimiento estudiantil y buena parte del cuerpo docente rechazó de plano estos planteos, ahora si, en base consideraciones político ideológicas. Se quebraba así aquella alianza inestable. En esta etapa, los intentos de cambio de las estructuras universitarias pasaron a un segundo plano.
9Desde una perspectiva de sociología histórica, Gabriela González repone los debates sobre la “cuestión universitaria” que se produjeron al interior del movimiento estudiantil durante el proceso de transición a la democracia en Uruguay a mediados de los años ochenta. Como había ocurrido en la coyuntura de los sesenta, las demandas estudiantiles rebasaron los asuntos estrictamente académicos e incluyeron objetivos políticos más amplios en relación con la Universidad y el destino del país. La autora deja en evidencia que en esa coyuntura específica hubo espacio para el debate acerca de distintos modelos universitarios así como del papel que los estudiantes deberían asumir en la nueva etapa que se abría. Muestra también la tensión entre los anhelos de restauración de la realidad universitaria previa al golpe de estado y los impulsos de renovación.
10Los cinco trabajos comparten una misma voluntad de reflexionar y problematizar una serie de tópicos, sintetizados en cinco ejes, que consideramos productivos para pensar la cuestión universitaria más allá del caso local:
11El rol de los archivos en la construcción del conocimiento. La construcción del archivo, según nos recuerda Michel De Certeau, supone poner aparte y reunir de una determinada manera una serie de materiales en función de unas preguntas generales que se hace el historiador. En el caso de los artículos que nutren el dossier, esto supuso reconocer que los corpus documentales no estuvieron dados de antemano, sino que fueron recuperados, rescatados o reunidos en el proceso de investigación. Así, los textos se sumergen en una amplísima variedad de fuentes que van desde la documentación privada de Juan Pablo Terra, conservada en el Instituto Humanista Cristiano que lleva su nombre, casi inexplorado y sin tratamiento sistemático, el uso de documentación institucional como la procedente de la Oficina de Planeamiento Universitario y la emanada de los órganos de conducción universitaria o materiales privados de docentes universitarios conservados en el Archivo General de la Universidad. Quizás el caso más extremo se aprecia en el artículo de Lucía Secco, quien debió apelar a la creatividad heurística y suplir la inexistencia de los registros audiovisuales con el uso de muy variadas fuentes.
- 3 Oddone, Juan Antonio y París de Oddone, Blanca La universidad uruguaya entre el militarism (...)
12Interpelar la historiografía tradicional sobre la universidad en Uruguay. Como se señaló al comienzo, los textos reunidos interpelan la producción historiográfica más consolidada, cuya referencia ineludible son los libros escritos por Blanca Paris y Juan Oddone3. Las interpretaciones propuestas descansan sobre una lectura crítica de esa bibliografía precedente y discuten buena parte de sus presupuestos, brindando nuevas miradas y enfoques para pensar el itinerario universitario. Así, los cinco artículos recorren asuntos tan variados como las polémicas sobre el financiamiento externo, los cambios en la institucionalidad vinculada al afán planificador de los sesenta o el papel de la ciencia y la tecnología, la orientación de la función de extensión universitaria y la incorporación de los nuevos medios de comunicación. La renovación del repertorio de preguntas de investigación sumado a la señalada ampliación de la base documental permitió reponer tópicos, actores y procesos no considerados hasta el momento.
13Perspectiva transnacional, redes y circulaciones. Los artículos se recuestan claramente en un marco nacional – Uruguay – pero hacen el esfuerzo por poner en relación fenómenos y acontecimientos locales con procesos más amplios que se estaban produciendo a escala global y regional, en el entendido de que estos últimos son constituyentes de los objetos que se estudian. Más concretamente, reflexionan sobre casos particulares, atendiendo los movimientos transnacionales de ideas, personas y agendas en relación con los procesos de modernización y el lugar social de la ciencia, que se materializaron a través del tejido de redes regionales y globales, así como su recepción y apropiación en los espacios locales. En esta dirección, por ejemplo, se repone la importancia de las redes católicas, influidas por el movimiento del Humanismo europeo, en la profesionalización de las ciencias sociales uruguayas o se muestra cómo el establecimiento de una Oficina de Planeamiento en la Universidad debe mucho a la difusión a nivel local de las ideas del desarrollismo y la planificación a través de organismos internacionales como CEPAL y la Unesco. La participación de técnicos en las conferencias internacionales, el asesoramiento de los expertos internacionales o la intervención de instituciones internacionales fueron algunas de las vías de difusión de estas ideas que tanto impacto tuvieron en los procesos de modernización universitaria en Uruguay y más allá de fronteras.
14Autonomía universitaria y autonomía de la ciencia. La autonomía de las universidades respecto a los poderes de turno (eclesiástico, político) ha sido objeto de controversia a lo largo del tiempo. El movimiento reformista de la Universidad de Córdoba (1918) incorporó este reclamo como uno de sus postulados fundamentales. Desde entonces la autonomía ha sido invocada por múltiples actores con sentidos muy diversos, tanto para reivindicarla y/o defenderla como para denostarla, mostrando la polisemia de – y la disputa por – un concepto que muchas veces se da por sentado, pero que ha funcionado en diferentes niveles, sentidos y contextos. Una dimensión tradicional alude a las relaciones de las universidades con el poder político como puede verse en los enfrentamientos entre la Universidad y el gobierno y parte del sistema político en los largos sesenta o de manera drástica en el contexto represivo de la dictadura uruguaya a mediados de los años ochenta, cuando los estudiantes uruguayos se organizaron en pos de la recuperación democrática y reclamaron la autonomía de la institución universitaria y el derecho a nombrar sus autoridades, de acuerdo con la Ley orgánica de 1958. Pero el concepto también refiere a la relativa autonomía de los campos disciplinares y a las condiciones de producción de conocimiento. Esa cuestión también aparece en las disputas universitarias que aquí se tratan, en relación con el desarrollo autónomo de la ciencia local, ajena a la injerencia directa de la política.
15La formación científica y el rol intelectual de los universitarios. Este último eje presta atención al papel de intelectuales, expertos y científicos en los procesos de institucionalización del conocimiento social, teniendo en cuenta la permeabilidad y la mutua contaminación de estas categorías. Foucault, por ejemplo, acuñó la expresión “intelectual específico” para caracterizar aquella intelectualidad nacida de la expertise científica. Los deslindes analíticos, en todo caso, resultan útiles a la hora de pensar los cambiantes roles sociales que van asumiendo distintas categorías socio-profesionales de origen universitario (científico, profesional, técnico), sus fronteras siempre porosas y sus intersecciones en distintos espacios de circulación (universitarios y extrauniversitarios). Esto se aprecia en las relaciones entre el conocimiento experto y la academia o con la política, también en las trayectorias de algunos de los principales protagonistas que recorren los textos: el pasaje de la esfera académica a la técnica y de esta a la política, o la combinación de funciones y actividades.
16Los textos que siguen contemplan en mayor o menor medida estos ejes, que fungieron como orientadores de las investigaciones. En modo alguno el resultado pretende ser conclusivo. Es mucho lo que resta por conocer sobre los avatares universitarios y su estrecha imbricación con los procesos sociales, culturales y políticos en la región. Confiamos en que los trabajos aquí reunidos contribuyan a seguir reflexionando sobre este y otros asuntos en relación con la temática propuesta.