El 7 de noviembre de 2020, a los 83 años, falleció en un hospital parisiense, víctima de la pandemia de COVID 19, uno de los más importantes hispanistas franceses de su generación, el profesor Jean-René Aymes, catedrático emérito de la Nueva Sorbona (París III).

Con su desaparición, El Argonauta español ha perdido a un compañero, un amigo y un apoyo de la primera hora.

A lo largo de nuestros 17 años de existencia, el profesor Jean-René Aymes participó varias veces en nuestras expediciones hacia las tierras incógnitas del saber, uniéndose a la tripulación del Argo en calidad de evaluador, un puesto tan ingrato como esencial para mantener la calidad que debemos a nuestros lectores. Un hombre de su categoría, unánimemente reconocido como uno de los mejores historiadores de las relaciones entre España y Francia de la primera mitad del siglo XIX, con el enorme prestigio que le merecieron sus numerosísimas publicaciones, no necesitaba en absoluto dedicarse a semejantes tareas para hacer méritos para mejorar el curriculum. Si aceptó (siempre con entusiasmo) prestarnos este servicio, fue sin duda por dos motivos: su amistad con los miembros de la dirección de El Argonauta que trabajaban sobre el mismo período histórico que él, y la importancia que concedía a la prensa como fuente primaria de información e instrumento privilegiado de formación (o deformación) de la opinión pública que constituye la base de toda política, máxime en la época contemporánea. Cumplió con esta tarea con su acostumbrada exigencia científica, la que se aplicaba a sí mismo en sus propios trabajos; pero también con el entusiasmo del que quiere y sabe aprovechar las investigaciones ajenas para mejorar sus conocimientos. Así que resultaba conmovedor ver cómo este maestro de maestros no tenía inconveniente en reconocer que un artículo que llevaba sobre un tema que él había abordado en alguna de sus obras superaba lo que había escrito, como pasó (hoy, desgraciadamente, podemos revelarlo y lo hacemos con profunda emoción) con una de las contribuciones que componen este número.

Desde su primer trabajo científico importante, la tesis que defendió en la Sorbona en 1978 y llevaba sobre La déportation sous le premier Empire. Les Espagnols en France (1808-1814), el profesor Jean-René Aymes había manifestado su interés por la prensa como fuente privilegiada de información consagrándole específicamente todo un apartado de su biografía («Imprimés. / Ouvrages, articles de revue et journaux du Premier Empire»). Ello no suponía una novedad notable en la historiografía francesa que seguía las huellas de Jean-Jaurès en su Histoire sociale de la Révolution française, publicada en 1900. No era en cambio el caso en la española que, hasta la aparición de Las sociedades patrióticas de Alberto Gil Novales en 1975, ignoró casi por completo este campo de investigación, pese a la existencia de catálogos como los de Hartzenbusch o Gómez Imaz. Así que no es de extrañar que formara parte de los invitados por el profesor Gil Novales al coloquio que convocó en Madrid en abril de 1982 sobre La prensa en la Revolución liberal. España, Portugal y América latina. Fue para él la ocasión de presentar su primer trabajo sobre la prensa como objeto de estudio específico con una comunicación titulada «Esbozo de una lectura del Semanario pintoresco español (1836-1841)» que llamó bastante la atención de los participantes. Desgraciadamente, no tenemos a la mano la lista de los múltiples artículos o capítulos de libros colectivos que nos permitiría puntualizar su aportación en este campo del saber. Pero ¿quién ignora que, en 1984, colaboró en la Encyclopedia universalis con un brillante ensayo sobre Larra y que, en 2004 publicó en la prestigiosa revista Annales historiques de la Révolution française un análisis de la Guerra de la Independencia en la prensa imperial que son trabajos de imprescindible referencia?

No tuvimos la oportunidad de publicar un artículo suyo en El Argonauta español. No es que se hubiera cortado la coleta. Todo lo contrario: pese a su avanzada edad, el profesor Jean-René Aymes seguía pisando archivos y bibliotecas y comunicando el fruto de sus desvelos a la comunidad científica. Pero en el ocaso de su vida, dio la preferencia a la redacción de libros como Yo para mi desgracia estaba allí… cuya secunda parte saldrá en breve editado por el Foro para el Estudio de la Historia Militar de España. Nos había confesado que esta sería su última obra. Nosotros esperábamos que sería la penúltima. Pero ni él ni nosotros pensábamos que no llegaría a ver editado el segundo tomo de este trabajo, como tampoco nos imaginábamos que nunca jamás podríamos solicitarle de nuevo para evaluar un artículo que nos había sido mandado.

RESQUIESCAT IN PACE