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Presse et construction de cultures politiques depuis les marges : carlisme, socialisme et anarchisme

El semanario Vida Socialista. ¿Una empresa generacional?

L’hebdomadaire Vida Socialista. Une entreprise générationnelle ?
The Weekly Vida Socialista. A Generational Enterprise?
Alberto Núñez Rodríguez

Résumés

L’étude de la presse socialiste publiée en Espagne de la fin du XIXe siècle jusqu’aux années 1930 a besoin d’un renouvellement qui transcende les limites de l’histoire du mouvement ouvrier et de ses organisations. Les revues culturelles éditées par les socialistes madrilènes à partir des années 1890 se prêtent à une réinterprétation révélatrice du point de vue de l’histoire intellectuelle. À partir de cette considération, l'objectif de cet article est d'interpréter la publication de l'hebdomadaire Vida Socialista (1910-1914) comme une entreprise méconnue de la Génération de 1914. Une hypothèse que nous cherchons à valider à travers l’analyse de son contenu et de la liste des collaborateurs dont il disposait. La revue, dirigée par Tomás Álvarez Angulo et Juan A. Meliá, fut également l'un des principaux moyens d'expression socialiste pendant la période de la Conjonction Républicaine-Socialiste.

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Texte intégral

Introducción

  • 1 Francisco de Luis Martín llamaba la atención —hace ya dos décadas— sobre la necesidad de «seguir pr (...)
  • 2 Como en toda generalización, resulta necesario identificar excepciones, que en este caso encontramo (...)

1La prensa socialista editada en España desde las últimas décadas del siglo XIX hasta los años treinta no es ninguna desconocida. Su estudio resultó fundamental para abordar la historia del movimiento obrero socialista que, durante un tiempo, fue un fenómeno que acaparó una enorme atención historiográfica1. Esto favoreció el acercamiento de los historiadores a estos medios de comunicación como fuente de información con la que reconstruir el desarrollo del Partido Socialista Obrero Español y la Unión General de Trabajadores, las trayectorias de sus dirigentes más representativos y la evolución de sus planteamientos tácticos y doctrinales. Los contenidos de la prensa socialista –al margen de los aspectos mencionados–, su proceso de producción y circulación o su recepción ocuparon un lugar muy secundario en este tipo de trabajos2. Por este motivo, este fenómeno se presta a nuevas interpretaciones desde algunas de las perspectivas de análisis que han acompañado la renovación de los estudios de la prensa desde distintas líneas de investigación. De entre toda la prensa socialista, las revistas culturales editadas por los socialistas madrileños desde la década de 1890 resultan especialmente adecuadas para contribuir a esta labor a partir del desarrollo metodológico empleado por la historia intelectual para interpretar este tipo de iniciativas.

  • 3 Acerca del desarrollo de los estudios sobre revistas véase Horacio Tarcus, Las revistas culturales (...)
  • 4 François Dosse, La marcha de las ideas. Historia de los intelectuales, historia intelectual, Valenc (...)
  • 5 Fernanda Beigel, «Las revistas culturales como documentos de la historia latinoamericana», Utopía y (...)

2Los objetivos de la historia intelectual contemporánea hacen de las revistas uno de sus objetos de estudio principales3. De acuerdo con François Dosse eran «lugares de compromiso, medios de vida» y, por tanto, «las revistas constituyen uno de los soportes más evocadores de las afinidades electivas que tejen la vida de las ideas»4. Las formas de acercarse a su estudio son varias y han evolucionado de acuerdo con la tónica general de esta tendencia historiográfica. Actualmente su análisis radica principalmente en su condición de proyectos colectivos cuya intencionalidad debe ser desvelada por el historiador y cuyo carácter principal habría sido el de constituir «puntos de encuentro entre trayectorias individuales y proyectos colectivos»5. Interpretar así la historia de las revistas implica atender a múltiples variables que abarcan desde su materialidad y los contextos de producción y consumo hasta su relación con otras publicaciones o la intrincada reconstrucción de su vida interior. Un conjunto de interrogantes cuya respuesta parte necesariamente del vaciado de su contenido y el análisis de sus índices y que suele tener como principal escollo la pérdida de la documentación del medio en cuestión.

  • 6 Sobre las posibilidades de análisis del concepto de generación desde una perspectiva social véase G (...)
  • 7 Álvarez Angulo (1878-1970), encuadernador de oficio, fue uno de los periodistas socialistas más afa (...)

3Este es el punto de partida desde el que hemos llevado a cabo nuestra investigación sobre Vida Socialista (1910-1914), que pretende validar la posibilidad de interpretar esta revista como una empresa desconocida de la Generación del 146. El semanario, dirigido por Tomás Álvarez Angulo y Juan A. Meliá, ha sido empleado con asiduidad como fuente histórica, siendo considerado una consecuencia directa de la conformación de la Conjunción republicano-socialista7. Una lectura que dista bastante de revelar su auténtica significación y a la que nosotros buscamos aproximarnos desde una perspectiva generacional.

  • 8 Distintos indicios apuntan a que Meliá la dirigió durante su primer año de publicación. Desde 1911 (...)
  • 9 Enrique Moral Sandoval, «Historia de una gran revista. Introducción al semanario Vida Socialista», (...)

4Vida Socialista se publicó en Madrid entre el 2 de enero de 1910 y el 1 de febrero de 1914. Durante estos cinco años apareció semanalmente los domingos, llegando a publicar un total de doscientos siete números. Su dirección fue asumida de forma alterna por Meliá y Álvarez Angulo8. La redacción se mantuvo siempre en el bajo del número 8 de la calle del Limón, compartiendo local con el taller de encuadernación que era propiedad de Álvarez Angulo. Su coste era de quince céntimos el ejemplar suelto, mientras que la suscripción trimestral nacional ascendía a una peseta y setenta y cinco céntimos y la internacional, que solo podía contratarse de forma semestral, a cinco pesetas. De acuerdo con Enrique Moral Sandoval en abril de 1913 llegó a tener una tirada de ocho mil ejemplares semanales, de los que dos mil doscientos veintitrés iban destinados a suscriptores nacionales y seiscientos cincuenta y uno al extranjero9.

  • 10 Meliá le informó de que en «cuanto a las condiciones económicas, solo puedo ofrecerle […] veinticin (...)
  • 11 Tomás Álvarez Angulo, Memorias de un hombre sin importancia (1878-1961), Madrid, Aguilar, 1962, p. (...)
  • 12 Enrique Moral Sandoval, «Historia de una gran revista...», op. cit., p. 47.

5La pérdida de la documentación generada por la revista nos priva de una gran cantidad de información sobre su gestión que solo en contadas ocasiones podemos averiguar gracias a la conservación de la correspondencia de sus editores con algunos de sus colaboradores. Por ejemplo, la correspondencia entre Meliá y Pedro Dorado Montero nos permite establecer que la retribución de los colaboradores era de veinticinco pesetas por artículo10. Extremo corroborado por Álvarez Angulo en sus memorias, en las que se enorgullecía de que fuera la misma que se ofrecía entonces en alguna de las mejores redacciones de Madrid y de que Meliá y él –al contrario de la práctica habitual– intentaban abonarla al recibir los originales en la redacción, y no al publicarlos11. Los responsables de las secciones fijas del semanario –entre los que estuvieron desde un primer momento Meliá, Angulo y Pablo Iglesias– fueron retribuidos con cien pesetas mensuales12.

6La correspondencia de Meliá con Dorado Montero resulta también reveladora de la justificación que conferían a la publicación de la revista sus directores:

  • 13 AHUSAL, FPDM. Correspondencia con Juan Almela Meliá. Carta del 16 de diciembre de 1909.

Pretendo hacer una revista popular, educadora, sin doctrinarismos profundos, que pueda ser leída por todo el mundo sin cansancio, para que las teorías socialistas vayan infiltrándose sin brusquedad, pero sin que esto signifique el que Vida Socialista resulta sosa y sin fibra. Al menos, intentaré que no resulte así, en cuanto de mí dependa.
Ofreceremos un artículo semanal de Iglesias y una crónica, también semanal […], y además colaboración constante de hombres de ciencia como V. y literatos independientes13.

7La materialidad de Vida Socialista introdujo una serie de cambios importantes respecto a las revistas editadas con anterioridad por los socialistas madrileños. Sus dimensiones fueron de 18,5 por 27 centímetros, lo que suponía un aumento considerable del formato frente a sus predecesoras, que se habían editado en tamaño cuartilla. Sin embargo, la diferencia más significativa que presentaba este semanario se encuentra en la abundancia y la calidad de sus contenidos gráficos, que hicieron honor a su subtítulo de Semanario Ilustrado. Cada una de sus entregas estuvo acompañada de la reproducción de varias fotografías y la publicación de un número considerable de grabados y caricaturas políticas de factura nacional o internacional. Uno de los ejemplos más representativos de este cambio fue la cabecera que durante sus seis primeras entregas lució esta publicación, una caricatura diseñada por W. Lehman que supone una auténtica condensación del programa modernizador, republicano-socialista y anticlerical que se defendió desde sus columnas.

  • 14 Un primer acercamiento a la historia de las organizaciones socialistas pasa necesariamente por Sant (...)

8Esta sucinta presentación formal revela el lugar privilegiado que Vida Socialista ocupa en la historia intelectual del socialismo español, aunque solo sea porque duplica ampliamente el total de números publicados por el medio cultural socialista más longevo, que había sido –con noventa y una entregas quincenales– La Revista Socialista. A la misma conclusión llegaríamos si analizásemos la variedad de los temas que se abordaban en sus columnas, la nómina de colaboradores con los que llegó a contar o la propia repercusión que alcanzó su publicación. El semanario de Meliá y Álvarez Angulo respondía a las necesidades de un movimiento que estaba experimentando uno de sus momentos de mayor crecimiento, caracterizado por la diversificación de los elementos que se acercaban a sus organizaciones y asociado a la aceleración del proceso de integración política que el PSOE comenzó a experimentar durante la segunda mitad de la década de 1900 y que dio algunos de sus principales frutos durante estos años, incluida la primera elección de Pablo Iglesias como diputado14.

  • 15 «Vida Socialista», El Socialista, 9 de febrero de 1914. La Dirección, «A nuestros lectores», Vida S (...)

9La desaparición de Vida Socialista constituye un ejemplo de la singularidad de esta revista y del desarrollo que estaba alcanzando la producción socialista en Madrid. Hasta entonces, las revistas culturales socialistas desaparecían por su falta de viabilidad económica, que tan solo en un par de casos podemos relacionar con desencuentros políticos. Vida Socialista, sin embargo, fue traspasada antes de desaparecer a finales de febrero de 1914. A través de varias notas de prensa, sus lectores fueron informados de que la propiedad del semanario había pasado de Álvarez Angulo a Rafael Urbano y que habían abandonado su redacción Iglesias, Eduardo Torralva Beci, Meliá y su anterior propietario15. Bajo la dirección de Urbano, la revista empezó a publicarse como Fabio. Suplemento de Vida Socialista. Desde este momento, su línea editorial fue modificada por completo, dedicando extensas críticas a la dirección del PSOE. En estas circunstancias solo se consiguió llevar a la imprenta tres números de Fabio antes de tener que suspender definitivamente su publicación, de la que no se ofreció ningún tipo de explicación pública.

  • 16 Sobre su historia véase Enrique Moral Sandoval, «Historia de una gran revista…», op. cit. Carlos Fo (...)
  • 17 Sobre esta alianza véase Antonio Robles Egea, «La Conjunción Republicano-Socialista: una síntesis d (...)
  • 18 Ejemplo de ello es su empleo en Alejandro Martínez González, La pedagogía en la prensa obrera madri (...)
  • 19 Destaca su ausencia en Santiago Castillo y Luis Enrique Otero Carvajal (eds.), Prensa obrera en Mad (...)

10No puede afirmarse que el componente innovador de Vida Socialista haya pasado desapercibido para los historiadores del socialismo español16. El semanario ha recibido una atención historiográfica considerable en comparación con sus principales predecesores y algunos de sus sucesores, siendo muy llamativo el haber sido la primera revista cultura socialista interpretada partiendo de su relación con el contexto político de su publicación antes que con el desarrollo del movimiento obrero. Esto ha supuesto que distintos autores –como Carlos Forcadell o Enrique Moral Sandoval– se hayan acercado a su estudio partiendo de la coyuntura política en la que fue fundada, vinculando su aparición con el establecimiento de la Conjunción republicano-socialista17. Por otra parte, algunas de las problemáticas que envuelven el estudio de este tipo de medios permanecen presentes en el caso de Vida Socialista, que ha sido empleada de forma preferente como fuente de información antes que como objeto de estudio, quedando siempre postergado un análisis en profundidad del proyecto colectivo que representaba18. Además, la revista ha sido reiteradamente olvidada en algunos de los estudios globales de la prensa socialista19.

  • 20 El estudio de esta unidad generacional desde distintas perspectivas —política, filosófica, literari (...)
  • 21 Jorge Costa Delgado, La educación política de las masas. Capital cultural y clases sociales en la G (...)

11Nuestro objetivo al abordar este estudio no es ofrecer una interpretación definitiva sobre su significación, ni sobre la intencionalidad de los socialistas que participaron en su redacción. Nuestra intención es validar la hipótesis de que puede ser considerada una empresa de la Generación del 1420. Distintos medios de prensa –como Faro (1908), Europa (1910) o España (1915)– y una serie de iniciativas de movilización –como la Joven España (1910) o la Liga de Educación Política Española (1913)–, han sido interpretadas como las principales manifestaciones de la convivencia del grupo de hombres y mujeres que hoy conocemos como Generación del 14. En opinión de Jorge Costa Delgado esto ha supuesto la construcción de una «imagen parcial» de lo que fue esta generación por la sobrerrepresentación de los intelectuales considerados más relevantes y la tendencia de la historia intelectual a limitarse al análisis textual de su objeto de estudio21. Para superar esta situación resulta necesario abordar la composición sociológica de esta unidad generacional, lo que –como ha demostrado Costa Delgado– conduce irremediablemente a matizar la visión más difundida de esta generación. Dentro de este programa de expansión de los estudios sobre los intelectuales del 14, abordar la facción socialista de la generación resulta indispensable. Y este es precisamente el objetivo que perseguimos con nuestro análisis de Vida Socialista.

  • 22 Sobre la pertenencia de Meliá y Angulo a esta unidad generacional véase Manuel Menéndez Alzamora, L (...)

12Validar nuestra hipótesis podría llevarse a cabo a través de distintas formas. Incluso podríamos afirmar que la pertenencia de sus dos directores a la Generación del 14 durante los años de su publicación le conferiría de forma automática esta condición a Vida Socialista22. Sin embargo, la historia de esta revista se presta a lecturas algo más complejas sobre su trayectoria, que se orientan principalmente en dos direcciones. En primer lugar, la adecuación de su contenido con los preceptos que han sido considerados nucleares para comprender la identidad y la actividad de la Generación del 14. En segundo lugar, la posibilidad de considerarla como el centro de una red de redactores y colaboradores que se presta a una interpretación generacional.

La identidad generacional y el semanario socialista

  • 23 Manuel Menéndez Alzamora, La Generación del 14…, op. cit., p. 344-346.

13En su documentado estudio sobre el periodo de «gestación y presencia pública» de la Generación del 14 –entre 1905 y 1915–, Manuel Menéndez Alzamora llegó a la conclusión de que el «programa de intervención» propuesto por sus integrantes comprendía tres objetivos: la europeización de España, la práctica de «la política concebida como educación política» y la aceptación de la actividad política «como intervención»23. Todos estos posicionamientos cuentan con una historia previa y suponen el establecimiento de una relación directa –por asimilación u oposición– con la significación de otras generaciones y grupos de intelectuales activos en aquel momento o en las décadas anteriores. El desarrollo que conocieron estas ideas y la intención de ponerlas en práctica que caracterizó a los intelectuales del 14 hacen indispensable comprobar su presencia y sus posibles matices en las páginas de Vida Socialista.

Europa y España

  • 24 Santos Juliá, Historias de las dos Españas, Madrid, Taurus, 2015, p. 141 y siguientes.
  • 25 José Ortega y Gasset, «De una conferencia. Las revoluciones», Vida Socialista, 6 de febrero de 1910
  • 26 Vicente Cacho Viu, Repensar el noventa y ocho, Madrid, Biblioteca Nueva, 1997.
  • 27 José Alcina Navarrete, «Los intelectuales y el Socialismo», Vida Socialista, 20 de octubre de 1912. (...)
  • 28 Juan Salvador [Óscar Pérez Solís], «Lo que soñé», Vida Socialista, 3 de julio de 1910.

14En la génesis de la actividad política de la Generación del 14 se encuentra, como apuntó Santos Juliá, «la definición del problema de España en los costianos términos de europeización»24. Los contenidos asociados al símbolo que representaba Europa para estos jóvenes son de sobra conocidos: educación y ciencia, desarrollo económico, regímenes políticos representativos y, al menos durante un tiempo, algunas de las formulaciones que venía conociendo el socialismo en países como Alemania o Reino Unido. Los lectores de Vida Socialista pudieron conocer de primera mano las nuevas connotaciones que revestían el concepto de Europa para esta generación. En uno de los pocos textos publicados por José Ortega y Gasset en la prensa socialista –en el que, para más señas, reflexionaba sobre las bondades de la revolución–, había afirmado: «Europa, señores, es ciencia antes que nada: ¡amigos de mi tiempo, estudiad!»25. Un juicio que contenía una sanción contra los autores pertenecientes a las generaciones previas, porque «mejor hubiera sido, claro está, haber hallado en nuestra patria, cuando despertamos a la curiosidad, hombres sabios y solícitos en quienes encontráramos ya aposados los problemas de la existencia». Pero esto no se había producido así, y había hecho necesaria la experiencia europea de estos jóvenes, que llegaron a la conclusión –real o imaginada– de que existía un gran desnivel entre el desarrollo alcanzado en España y el del resto de los principales países del conteniente26. Una impresión que fue ampliamente difundida desde las columnas de la revista de Meliá y Álvarez Angulo. El pueblo español era uno de los «más incultos y brutales que integran la Europa», un pedazo de África unido a Europa, en definitiva, «una excepción lamentable en el mundo»27. Una nación perezosa, falta de virilidad, integrada por una raza degenerada y, por supuesto, gobernada por unas élites corruptas e incapaces. «Lo triste del caso es que los habitantes de este hermoso pedazo del mundo no tienen gran culpa de que, estando tan cerca de Europa, tan lejos vivan de ella»28.

  • 29 Juan Marichal, El secreto de España. Ensayos de historia intelectual y policía, Madrid, Taurus, 199 (...)
  • 30 Luis Morote, «Socialismo y Parlamentarismo», Vida Socialista, 16 de enero de 1910.
  • 31 Vida Socialista, 15 de mayo de 1910.
  • 32 Antonio López Baeza, «Europa nos contempla», Vida Socialista, 28 de septiembre de 1912. Juan Guixé, (...)
  • 33 «Juan Salvador», Vida Socialista, 28 de julio de 1912.

15El revulsivo que pusiera fin a esta situación debía venir, de acuerdo con muchos de estos autores, de más allá de los Pirineos, pero para ellos Europa no era únicamente la ciencia que Ortega había ido a buscar a Alemania, era también socialismo. Profundizar en la expresión de esta percepción nos permite constatar cómo gestionaron los propagandistas del PSOE el representar, como afirmó Juan Marichal, «la institución europeizadora de mayor importancia social entre el comienzo del siglo y 1936»29. Una impresión que en aquel momento era compartida por propios y extraños. Luis Morote, diputado liberal, vaticinó en uno de los primeros números de la revista que en las próximas elecciones «nuestro Parlamento adquirirá el carácter que le hace falta, el carácter europeo que revisten todos los Parlamentos en que se oye la voz del proletariado»30. El mismo argumento que, unos meses después –cuando la celebración de dichos comicios garantizó un acta de diputado a Iglesias– fue empleado por Vida Socialista: «España se agrega a Europa […]. Como socialistas, tenemos hoy el alma plena de gloria. Nuestro Partido, que llenó de orgullo al Socialismo internacional en 1909, no deja de cumplir las esperanzas que en él cifró la civilización moderna, representada por todos los demás partidos socialistas del mundo»31. La posibilidad de que el partido socialista llevase a cabo esta labor «eminentemente constructiva, europea» se debía a que sus integrantes eran, en opinión de Juan Guixé, «aquellos que no se han eximido en España de la eficacia europea; esto es, del Trabajo»32. Una tendencia que, en sí misma, ponía en relación –cuando no identificaba– a los obreros socialistas con los intelectuales progresistas que representaban todos aquellos que piensan «a la europea» en España33.

  • 34 Los artículos del capitán de artillería Óscar Pérez Solís constituyen un buen ejemplo de ello. Sobr (...)
  • 35 David Jiménez Torres, La palabra ambigua. Los intelectuales en España (1889-2019), Madrid, Taurus, (...)
  • 36 Eladio Fernández Egocheaga, «A propósito de un hueso», Vida Socialista, 19 de febrero de 1911.
  • 37 Este artículo, por otra parte, no fue el único en el que Egocheaga demostró su desprecio hacia los (...)

16Esta aproximación hasta cierto punto alternativa a Europa, sin embargo, no debemos equipararla de forma acrítica a la expresada por los principales representantes de la Generación del 14. Distintos componentes de la cultura política socialista contribuyeron a conferirle un tono particular a su defensa de la europeización de España. El proceso de nacionalización que precisamente durante aquellos años estaban experimentando los socialistas españoles supuso que algunos autores se mostrasen suspicaces respecto al modelo europeo34. Del mismo modo que la arraigada retórica antiintelectual asumida por buena parte de los socialistas españoles –empezando por sus propios intelectuales–vino a complicar la aceptación de la reivindicación generacional de Europa, dando lugar a interesantes formulaciones de corte obrerista35. Al criticar la inhibición de los intelectuales en la campaña para derogar la ley de Jurisdicciones, Eladio Fernández Egocheaga les recriminó que «ya no basta con hablar de Europa; es necesario vivirla, y hasta aquí los intelectuales se han conformado con poner una sucursal en la calle del Prado», en referencia al Ateneo de Madrid36. En caso de no enmendar su actitud, les advertía que la opinión pública acabaría secundando la campaña socialista en favor de las víctimas, «y entonces […], surgirán los intelectuales para defenderlas, invocando a Europa, y veremos cómo en nuestro país se dará un fenómeno que asombrará los siglos: que los trabajadores incultos serán los autores de la Hispania europeizada»37. En Vida Socialista convivieron, por tanto, distintas aproximaciones al componente regenerador que revestía la europeización de España que, sin embargo, no cuestionaban una lectura compartida del valor simbólico asociado con Europa hasta 1914.

Educación política

  • 38 Manuel Menéndez Alzamora, La Generación del 14. Intelectuales y acción política, Madrid, Catarata, (...)
  • 39 José Ortega y Gasset, Obras Completas. Tomo II, 1916, Madrid, Taurus, 2012, p. 86-103.
  • 40 La relación de Ortega con el socialismo, entre otros, en Jean-Louis Guereña, «Cultura y política en (...)
  • 41 Francisco de Luis Martín, «La cultura socialista en España: de los orígenes a la guerra civil», Aye (...)
  • 42 Manuel Pérez Ledesma, Antonio García Quejido y La Nueva Era. Pensamiento socialista español a comie (...)

17La comprensión de la actividad política como pedagogía política, «la educación política de las masas», supone una de las principales características de la identidad de la Generación del 14. De acuerdo con Menéndez Alzamora, «el entendimiento de la política en clave de pedagogía» representa una «constante generacional: a mayor aumento del nivel medio de cultura en la ciudadanía, mayor avance en igual proporción en el funcionamiento de los mecanismos democráticos»38. Una de las enunciaciones más contundentes de este principio se la debemos a Ortega que, en una conferencia de marzo de 1910, sentenció que «la pedagogía es la ciencia de transformar las sociedades. Antes llamamos a esto política: he aquí, pues, que la política se ha hecho para nosotros pedagogía social y el problema español un problema pedagógico»39. La influencia socialista en la articulación de esta idea no ha pasado desapercibida, dado que en su formulación y en su puesta en práctica se aprecia la impronta que habían dejado en Ortega sus maestros neokantianos alemanes o el contacto de Ramiro de Maeztu con la Fabian Society en Londres40. Aun así, determinar su presencia en Vida Socialista resulta indispensable. Al hacerlo partimos de las conclusiones a las que han llegado los investigadores que han estudiado el componente pedagógico de la cultura política socialista. Francisco de Luis Martín sostiene que «la cultura, entendida no solo como saber y depósito de conocimientos, sino también y sobre todo como elemento fundamental en el proceso de toma de conciencia de la clase obrera» fue una de las principales señas de identidad del socialismo español41. Esta inquietud pedagógica caracterizó al PSOE desde que adoptó una orientación reformista a corto y medio plazo basada en la participación electoral, la consolidación organizativa –especialmente sindical– y el incremento de su propaganda42. El éxito de esta estrategia guardaba una relación directa, en opinión de los lideres socialistas, con la educación de las masas españolas. En la consolidación de esta interpretación desempeñó un papel fundamental la influencia de distintas sensibilidades intelectuales, empezando por el institucionismo. Desde este punto de vista, nuestro análisis de Vida Socialista –con todas las limitaciones de un estudio de caso– pone el foco sobre la importancia que el factor generacional pudo tener en este intercambio que, además, no deberíamos interpretar de forma unidireccional.

  • 43 En ocasiones los títulos de algunos de los artículos de Vida Socialista resultan suficientemente re (...)
  • 44 Manuel Vigil Montoto, «La educación de las masas», Vida Socialista, 29 de diciembre de 1911.
  • 45 Julián Besteiro, «El Socialismo y la Escuela», Vida Socialista, 12 de mayo de 1912.

18No puede resultar sorprendente que la mejora y el incremento del sistema de instrucción pública fuera una de las demandas planteadas de forma más recurrente en Vida Socialista. La situación en la que se encontraban todos los niveles educativos en España fue objeto de crítica, pero, debido al componente emancipador atribuido a la educación en esta cultura política, la enseñanza primaria fue la que concentró la mayor parte de su atención. Las reclamaciones planteadas abarcaron desde la precariedad material en la que desarrollaban su labor los maestros a la necesidad de atajar el carácter confesional de la educación primaria, sin olvidar la sanción de la política presupuestaria de los gobiernos monárquicos o la instrucción de la mujer43. Reivindicaciones en las que tendían a identificarse los contenidos educativos con la difusión de las ideas socialistas y los resultados que cada uno podía tener. La actividad de los propagandistas socialistas era caracterizada, por tanto, como una «labor educativa» destinada a transmitir al proletariado el conocimiento de la situación que ocupaba en la sociedad capitalista y a acompañarlo en el ejercicio de sus derechos44. Julián Besteiro lo expresó con una claridad meridiana: «para el Socialismo, la lucha por la escuela no supone sólo un problema técnico y especial, sino que es un aspecto, una faceta de la lucha total política»45. El objetivo final de la educación socialista y los medios a través de los cuales debía lograrse, sin embargo, conocieron formulaciones muy variadas, más o menos militantes en función de la filiación de su autor, su ocupación profesional o la orientación de la pieza en la que lo expresaba.

  • 46 Juan A. Meliá, «La crisis de nuestros Sindicatos I. El hecho y sus causas», La Revista Socialista, (...)
  • 47 El Abate Ferri [Nemesio Álvarez], «Por la Escuela Moderna. La Revolución y la Enseñanza», Vida Soci (...)
  • 48 José Alcina Navarrete, «En marcha», Vida Socialista, 29 de septiembre de 1912. José Alcina Navarret (...)
  • 49 El Abate Ferri [Nemesio Álvarez], «Los políticos y la educación. Melquiades Álvarez», Vida Socialis (...)
  • 50 Valentín Sánchez Durán, «De pedagogía. La enseñanza neutra», Vida Socialista, 20 de agosto de 1911.

19Estos contenidos sitúan a sus autores y a la revista en la que fueron publicados en sintonía con la comprensión pedagógica de los problemas de España que postulaba el núcleo central de la Generación del 14. Una interpretación que viene a confirmase cuando percibimos el empleo de una retórica indudablemente compartida. Juan A. Meliá ya había afirmado años antes que «hallándonos [los españoles] tan necesitados de educación política», suplir esa carencia debía constituir el objetivo fundamental de los intelectuales socialistas46. Una opinión compartida por los colaboradores de la revista que afirmaban que el origen de esta situación –que cabía remontar bastante en el tiempo– se debía a que en este país «no hemos tenido, ni tenemos filósofos ni políticos-pedagogos»47. Teniendo en cuenta la filiación socialista de la publicación, no puede sorprender que parte de este problema fuera atribuido a la «funesta educación política» que las clases populares habían recibido de las distintas facciones del republicanismo y que solamente podría paliarse con la labor de «educación política y cultural» que venía desarrollando el PSOE48. Algo que, por otra parte, no impedía que se caracterizase a Melquiades Álvarez –el líder político más afín a la Generación del 14–, como uno de los pocos «políticos a la europea» que había en España, uno de los «políticos-pedagogos» de los que el país se encontraba tan necesitado49. Por si quedara alguna duda, el empleo de esta retórica venía acompañado en ocasiones del reconocimiento explícito del magisterio que Ortega había empezado a ejercer sobre estos jóvenes intelectuales, cuya capacidad taumatúrgica llevó a Valentín Sánchez Durán a afirmar que dado el estado en el que se encontraban los maestros españoles, «ínterin salen de la Superior de Magisterio los discípulos de Ortega y Gasset», lo mejor sería clausurar las escuelas, «esos establecimientos donde toda rutina tiene su asiento y toda negrura espiritual su lugar apropiado»50.

Intervención política

  • 51 Manuel Menéndez Alzamora, La Generación del 14…, op. cit., p. 346.
  • 52 Álvaro Ribagorda, «Las plataformas de la Generación del 14. Los resortes culturales de la vida polí (...)

20El último de los planteamientos que Menéndez Alzamora considera como esenciales para entender la identidad de la Generación del 14 es que «la política se concibe como intervención»51. Esta idea implicaba que, frente a la situación política y social de España –y en contraposición a lo que entendían que habían hecho sus mayores–, los hombres y mujeres del 14 defendían la intervención activa en política. La orientación que debía imprimirse a esta intervención era, por supuesto, el programa de europeización y «educación política» que acabamos de detallar. El medio a través del que lograrlo pasaba por una mayor implicación de los intelectuales en la esfera pública para influir en el devenir político del país, principalmente mediante el nuevo alcance que tenía la prensa. De acuerdo con Álvaro Ribagorda, esto habría conferido a la Generación del 14 un carácter político que se habría materializado en la puesta en marcha de un nuevo tipo de iniciativas colectivas de movilización cultural y política con un alcance mucho mayor que las de sus predecesores52. En nuestra opinión, a estas iniciativas debemos añadir a partir de ahora Vida Socialista.

  • 53 «A que venimos», Vida Socialista, 2 de enero de 1910.

21Rastrear en clave generacional la presencia de esta idea en Vida Socialista supone una novedad respecto a los estudios previos de las empresas de este grupo de intelectuales que han tendido a centrarse preferentemente en iniciativas que no tenían –en teoría– un carácter militante. Para empezar a entender lo que implicaba colaborar en una revista como Vida Socialista debemos recordar el contenido de su primer editorial. Sus directores afirmaban que «venimos a ocupar un puesto entre las filas avanzadas de la Democracia española» 53:

  • 54 La profesión de fe republicana debemos vincularla con la recién acordada Conjunción y tener en cuen (...)

Somos, antes que nada, socialistas, porque pertenecemos a este Partido desde hace muchos años.
Cumpliendo nuestros deberes, haremos labor favorable a la República. Para esto contamos con el apoyo de los más significados republicanos.
Queremos ayudar al pueblo en su desarrollo intelectual y moral. Para esto contamos con hombres de ciencia, literatos y artistas54.

  • 55 La relación directa con el Partido Socialista tampoco suponía un escollo insalvable a estas alturas (...)

22Unas aspiraciones que incluían guiños al feminismo, a la «Juventud democrática, a la cual pertenecemos» y la promesa de que «tendremos como amigos a cuantos busquen el bienestar del pueblo por la Democracia». A principios de 1910, este programa podía haberlo hecho suyo la mayor parte de la unidad generacional, que profesaba un socialismo de corte liberal y se identificaba con la Conjunción republicano-socialista55.

  • 56 Juan Guixé y Audet (1886-1942) fue redactor, entre otras cabeceras, de El Imparcial, El Liberal y l (...)
  • 57 Juan Guixé, «Presente y porvenir», Vida Socialista, 10 de abril de 1910.
  • 58 Juan A. Meliá, «Vida Socialista», Vida Socialista, 4 de enero de 1914.

23Aunque distintos miembros de la Generación del 14 colaboraron en la revista desde el momento de su aparición, el primero que problematizó en sus columnas esta convivencia fue el periodista Juan Guixé56. Este autor aseguraba que «buen número de escritores abandona el retraimiento silencioso por la política, por la lucha de ideas» y empiezan a ocuparse realmente de «la regeneración de España»57. Aun así, «somos políticos por accidente, no por substancia», pero «se ventila un problema positivo, esencial: la personalidad y subsistencia del pueblo español». Esto había hecho posible que «en desprestigio la abulia endémica, alentados por el triunfo, algunos escritores predican una fórmula de cultura, un ideal de cultura, un programa pedagógico, es decir, que prescinden del pesimismo morboso y adoptan un optimismo vital». Concluía, sin embargo, con una advertencia. «Colaboran en la obra elementos heterogéneos: los que aspiran a destruir la sociedad y los que quieren recomponerla; los entusiastas de los postulados más avanzados y radicales y los que quieren injertar savia nueva al estatismo actual. Estos elementos descuajantes convergen». Que esta heterogeneidad tuviera cabida en la revista era motivo de orgullo para sus responsables. Poco antes de su suspensión, Meliá afirmaba que «Vida Socialista puede alardear de una independencia y de una amplitud de criterio nunca superada en nuestra prensa [socialista]. Que se reconozca así por todos será nuestra recompensa»58.

  • 59 Tomás Álvarez Angulo, «Crónica», Vida Socialista, 20 de febrero de 1910.
  • 60 Juan Salvador [Óscar Pérez Solís], «De la Juventud», Vida Socialista, 10 de abril de 1910.
  • 61 Tomás Álvarez Angulo, «Crónica», Vida Socialista, 14 de agosto de 1910.

24La forma en la que Guixé presenta el cambio de actitud de «algunos escritores» hacia la regeneración de España nos da pie a analizar las principales manifestaciones de esta defensa generacional de la intervención política en Vida Socialista. La denuncia del «retraimiento silencioso», de la «abulia endémica» y del «pesimismo morboso», de claras reminiscencias costianas, fue compartido por muchos de los colaboradores de la revista. Álvarez Angulo– que situaba un cambio de rasante en los acontecimientos del verano de 1909– había advertido ya que «ese pesimismo en un pueblo débil, aunque no castrado ni senil, podía haber acabado con las energías que aún nos restan»59. Condena que se encontraba a un paso de la reivindicación del papel que la juventud debía jugar en este proceso. Con cierta coherencia retórica afirmó Pérez Solís que «es necesario hacer una juventud que no forme mañana el rebaño de los vencidos, que no sea en el porvenir el embarazoso convoy de los inválidos» para «que sean capaces de rebeldías fecundas, y no de irritantes mansedumbres que castran»60. «De la juventud se espera todo –según Angulo– […]. Cada generación significa un avance, en cada época aparece una pléyade de jóvenes que estimulan el progreso, que conquistan paso a paso las aspiraciones redentoras con que sueña la Humanidad»61. Parece evidente que las esperanzas de regeneración nacional se cifraban en Vida Socialista de forma consciente en términos generacionales.

  • 62 N. I. Casio, «La Monarquía. Cerebro y estómago», Vida Socialista, 8 de enero de 1911.
  • 63 El Abate Ferri [Nemesio Álvarez], «El problema pedagógico», Vida Socialista, 17 de noviembre de 191 (...)

25La juventud, por otra parte, no era garantía de solvencia política. La actitud de la juventud intelectual hacía aflorar unas tensiones que se prestan a una reinterpretación muy provechosa. A raíz del inicio de la publicación de La Monarquía en abril de 1911 N. I. Casio puntualizaba que «no es toda la juventud ese puñado de tránsfugas […]. En frente de Azorín, de Claudio Frollo, de Manuel Bueno, de Benigno Varela, de Morote, de Canals, de tantos y tantos otros, podemos poner a Pérez de Ayala, a Pármeno, a Ciges Aparicio, a Cortés, a Javier Bueno, a Escola, Nougués, Meliá, Carrere, Répide, Cristóbal de Castro, Francés, y más y más. Todavía hay cerebros íntegros, aunque todos tengamos estómago»62. Una lista que ampliaba –aunque más pesimista– El Abate Ferri al preguntarse «si se exceptúan los nombres de Ortega y Gasset, Maeztu, Luis Araquistáin, Matías Peñalva y algún otro, ¿Qué queda [de la nueva «generación de intelectuales»]?»63. Declaraciones reveladoras de las afinidades generacionales que se estaban tejiendo desde Vida Socialista.

La coincidencia generacional en Vida Socialista

26La expresión de todas estas ideas en Vida Socialista le confiere una apariencia generacional que había pasado desapercibida para los historiadores que se habían acercado a su estudio. Sin embargo, algunas de estas ideas llevaban siendo enarboladas varias décadas por distintas sensibilidades que ocupaban una posición muy relevante en el campo intelectual español. Cabría la posibilidad de argumentar, por tanto, que estos planteamientos penetraron en Vida Socialista a través de otros canales o mediante la evolución de distintas particularidades de esta cultura política, empezando por su conocido componente pedagógico o su apropiación del regeneracionismo. Por este motivo, entendemos que antes de considerar completamente válida nuestra hipótesis debemos adentrarnos en la significación que llegó a alcanzar la publicación de Vida Socialista. Reconstruir la red de colaboradores que Meliá y Álvarez Angulo fueron capaces de articular resulta fundamental para determinar con seguridad su carácter generacional.

27Atendiendo a los anuncios de la revista y a la disposición de sus índices, podría parecer que sus colaboradores más relevantes fueron los autores pertenecientes a generaciones previas a las del 14. Debido al reconocimientos de su prestigio en el campo cultural o en distintas áreas de especialización científico-técnica, estos autores consagrados ocuparon un lugar privilegiado en las columnas de Vida Socialista. Al hablar de autores consagrados nos referimos a Benito Pérez Galdós, Miguel de Unamuno, Jacinto Benavente, Pío Baroja, Santiago Ramón y Cajal, Carmen de Burgos, Rafael Altamira, Adolfo A. Buylla, Joaquín Dicenta, Adolfo Posada, Ramiro de Maeztu o Felipe Trigo. Dejando a un lado su posible afinidad con el ideario de la Conjunción en el momento de su colaboración, todos ellos eran entonces autores que gozaban de un prestigio cultural reconocible y su presencia en la revista respondió a una intención manifiesta de consolidar su publicación y hacer reconocible la posición que buscaba ocupar en el campo intelectual.

  • 64 De entre estos autores han sido vinculados con el grupo generacional Álvarez Angulo, Meliá, García (...)
  • 65 En este punto nos remitimos de nuevo al análisis sociológico de la unidad generacional en Jorge Cos (...)

28A pesar de que posiblemente fuera menos importante para los directores de Vida Socialista en aquel momento, lo que nos interesa es que en sus columnas colaboró una nómina mucho más amplia de autores que podemos vincular con la Generación del 14. Entre los que militaban en el PSOE mientras publicaron artículos en la revista se encuentran –además de sus dos directores– Mariano García Cortés, Eduardo Torralva Beci, Julián Besteiro, Manuel Núñez de Arenas, Manuel Ciges Aparicio, Rafael Urbano, Antonio López Baeza, Emilio Corrales, Antonio Fabra Ribas, Óscar Pérez Solís, Antonio Fernández de Velasco, Eladio Fernández Egocheaga y Rafael Martínez López64. Otros de los integrantes de esta generación que colaboraron en ella terminaron afiliándose al partido con el paso de los años, aunque no lo estuvieran entonces. Entre ellos cabe incluir a intelectuales tan destacados como Luis Araquistáin, Julio Álvarez del Vayo o Leopoldo Alas Argüelles. Por último, en Vida Socialista colaboraron una serie de intelectuales que han sido considerados integrantes de la Generación del 14 y que no tuvieron ningún tipo de vinculación con la organización socialista ni entonces ni después; entre ellos se encuentran José Ortega y Gasset, Constancio Bernaldo de Quirós, Augusto Barcia, Juan Guixé, Pedro de Répide, Emilio Carrere, Luis de Tapia, Pedro Luis de Gálvez, Eugenio Noel, Edmundo González Blanco, María de Maeztu o Adalberto Hernández Cid. En 1910 todos ellos formaban un heterogéneo grupo de escritores jóvenes con un nivel muy variable de capital cultural acumulado y trayectorias biográficas bastante diversas65. Sus inquietudes políticas y culturales los llevaron a participar en una serie de empresas de movilización que han permitido a los historiadores englobarles en una categoría generacional. A partir de ahora Vida Socialista debe sumarse al listado de esas empresas.

  • 66 «Nuestros colaboradores», Fabio. Suplemento de Vida Socialista, 15 de febrero de 1914.
  • 67 Esto se debió a que, como ya apuntamos, la segunda época de la revista contó tan solo con tres entr (...)

29Podemos afirmar que la vinculación de todos estos autores con Vida Socialista fue favorecida por parte de sus directores y que el punto de encuentro que habían logrado crear en torno a la revista intentó mantenerse en el tiempo. Una muestra especialmente elocuente de ello es el plantel de redactores y colaboradores que Rafael Urbano anunció al hacerse cargo del semanario66. Entre ellos aparecían antiguos colaboradores de Vida Socialista como Ortega, Araquistáin, Núñez de Arenas, López Baeza, Quirós, Ciges Aparicio, Corrales, Egocheaga, Fabra, Gómez de Fabián o Pérez Solís, al mismo tiempo que se incluía a otros miembros de la Generación del 14 que no habían publicado en ella hasta entonces: Cristóbal de Castro, Luis Bello, Fernando de los Ríos, Francisco Bernís, Rafael García Ormaechea, Andrés Ovejero o Leopoldo Palacios Morini. Aunque casi ninguno de estos autores tuvo tiempo de enviar originales para su publicación en Fabio, el listado representa toda una declaración de intenciones o, como mínimo, de aspiraciones67.

  • 68 Sobre la Fabian Society véase Antonio Elorza, La razón y la sombra. Una lectura política de Ortega (...)

30Esta nómina de colaboradores que Meliá y Álvarez Angulo consiguieron atraer y conservar en torno a Vida Socialista resulta reveladora de su intencionalidad y de la posición que buscó ocupar en el campo intelectual. La revista fue una expresión inequívoca de la joven generación de intelectuales que habían nacido en torno a 1880 y empezó a copar la prensa madrileña durante las dos primeras décadas del siglo XX. Los intelectuales de la Generación del 14 que militaban en el PSOE mientras colaboraban en Vida Socialista debieron hacerlo movidos por su compromiso político, inquietudes equiparables, afinidades o inquinas compartidas, intereses personales y un puñado de aspiraciones comunes que –si pensamos en testimonios como los de Casio o el El Abate Ferri– se expresaban en términos generacionales. Lo que precisa una explicación es la presencia de intelectuales independientes que pertenecieron a la Generación del 14 y colaboraron en Vida Socialista. Para comprenderla debemos apelar a dos cuestiones principales. En primer lugar, la expresión decidida y continuada en la revista de los postulados que, de acuerdo con los principales especialistas en esta generación, terminaron caracterizando su actividad en la esfera pública. Una circunstancia que más que con la colaboración esporádica en ella de algunos de sus principales representantes, debemos interpretar en base a la composición de su redacción, en la que nos encontramos con intelectuales socialistas como Meliá, Álvarez Angulo, Torralva o Corrales que han sido vinculados en reiteradas ocasiones con la Generación del 14. En segundo lugar, nos encontramos con las experiencias compartidas que vivieron los intelectuales de esta generación y los jóvenes propagandistas socialistas. Algunas de ellas –como el intento de fundar una Fabian Society en el Ateneo de Madrid– se remontan varios años atrás en el tiempo, pero lo interesante es que estos puntos de contacto se multiplicaron en torno a la publicación de Vida Socialista y como consecuencia de la creación de la Conjunción y del despegue de la Generación del 14, de sus miembros más representativos y de la puesta en marcha de sus principales plataformas de intervención68.

  • 69 En el ciclo de conferencias participaron, junto a varios propagandistas socialistas, Ortega, Barcia (...)
  • 70 Manuel Menéndez Alzamora, La Generación del 14…, op. cit., p. 161-188. Luis P. Martín Martínez, «Un (...)
  • 71 Maximiliano Fuentes Codera, España en la Primera Guerra Mundial. Una movilización cultural, Madrid, (...)

31Estas experiencias tuvieron un carácter muy diverso y se orientaron hacia objetivos muy variados, de la misma forma que no todas tuvieron las mismas consecuencias ni fueron interpretadas de la misma manera por los dos elementos que –simplificando mucho la cuestión– integran esta ecuación: los jóvenes propagandistas socialistas y los integrantes del núcleo de la unidad generacional. Algunas de estas iniciativas tuvieron un carácter eminentemente político, como ocurre con el ciclo de conferencias anticlericales organizado por la Juventud Socialista Madrileña a finales de 1909 o el mitin en el que, pocos meses después de la aparición del semanario, intervinieron junto a Pablo Iglesias dos de los principales representantes de la generación como eran Ortega y Ramón Pérez de Ayala69. Otras se movieron a medio camino entre lo político y lo cultural, como ocurre con la Joven España del verano de 1910, la Liga Española para la Defensa de los Derechos del Hombre y del Ciudadano de 1913 o la Escuela Nueva de Manuel Núñez de Arenas70. Por lo demás, no hay que olvida que la cronología de Vida Socialista –que pone fin a su publicación en febrero de 1914– nos deja a las puertas de uno de los periodos de mayor colaboración entre los miembros de la Generación del 14 y los intelectuales socialistas en torno a la causa aliadófila71.

Conclusión

32La convivencia de todos estos autores en Vida Socialista no debe llevarnos a establecer conclusiones precipitadas ni a proyectar unanimidades inexistentes. No todos sus colaboradores fueron socialistas, de la misma forma que no todos los autores que publicaron en Europa o España pueden ser considerados miembros de la Generación del 14. Se impone la necesidad de relativizar hasta cierto punto el empleo de este tipo de categorías analíticas cerradas –como la militancia política o la pertenencia a una determinada generación– para que su cuestionamiento nos devuelva reflejados los matices de la realidad histórica que el abuso de su utilización podría llevarnos a distorsionar. Un medio como el que dirigieron Meliá y Álvarez Angulo constituía un espacio de intercambio, de reflexión y de reivindicación política, social, generacional y personal. Y como tal se presta a múltiples lecturas que solamente a cambio de perder buena parte de su complejidad podríamos definir mediante una única etiqueta historiográfica.

  • 72 François Dosse, La marcha de las ideas…, op. cit., p. 60.

33Para recuperar esta complejidad que caracterizó el primer tercio del siglo XX español la historia de los medios de comunicación resulta indispensable. Una línea de investigación que, más allá de la ingente cantidad de información que pueden proporcionarnos, debe enfocarse en la interpretación de las trayectorias de estos medios y en la reconstrucción de la significación que tuvieron en el momento de su publicación. En nuestro caso, no tenemos ninguna duda de que Vida Socialista fue –entre otras cosas– una empresa generacional, y lo fue sin dejar de ser una revista socialista militante o una publicación sólidamente arraigada en el contexto local madrileño en el que se redactaba. Retomando la conceptualización de las revistas como «soportes de las afinidades electivas que tejen la vida de las ideas», debemos concluir que Vida Socialista fue uno de esos espacios donde se tramó la Generación del 1472.

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Notes

1 Francisco de Luis Martín llamaba la atención —hace ya dos décadas— sobre la necesidad de «seguir profundizando en el estudio de la prensa [socialista] como objeto de atención en sí mismo y no solo como fuente histórica». Francisco de Luis Martín, «“De estrella rutilante a secundario ilustre” o de la historiografía reciente sobre el socialismo en España», Ayer, nº 50, 2003, p. 255-287 (p. 284).

2 Como en toda generalización, resulta necesario identificar excepciones, que en este caso encontramos en trabajos como Santiago Castillo y Luis Enrique Otero Carvajal (eds.), Prensa obrera en Madrid, 1855-1936, Madrid, Comunidad de Madrid-Alfoz-UCM, 1987 y María Cruz Seoane y María Dolores Saiz, Historia del periodismo en España. El siglo XX: 1898-1936, Madrid, Alianza, 1996.

3 Acerca del desarrollo de los estudios sobre revistas véase Horacio Tarcus, Las revistas culturales latinoamericanas. Giro material, tramas intelectuales y redes revisteriles, Buenos Aires, Tren en movimiento, 2020.

4 François Dosse, La marcha de las ideas. Historia de los intelectuales, historia intelectual, Valencia, Universitat de València, 2007, p. 60.

5 Fernanda Beigel, «Las revistas culturales como documentos de la historia latinoamericana», Utopía y Praxis Latinoamericana. Revista Internacional de Filosofía Iberoamericana y Teoría Social, nº 20, 2003, p. 105-115.

6 Sobre las posibilidades de análisis del concepto de generación desde una perspectiva social véase Gérard Mauger, «“Modos de generación” de las “generaciones sociales”», Sociología Histórica, nº 2, 2013, p. 131-151.

7 Álvarez Angulo (1878-1970), encuadernador de oficio, fue uno de los periodistas socialistas más afamados. Trabajó en distintas cabeceras madrileñas y culminó su carrera política en el PSOE como diputado en las tres legislaturas republicanas. Meliá (1882-1970) fue el hijastro de Pablo Iglesias y uno de los propagandistas socialistas más activos de principios de siglo. Al comenzar la publicación de este semanario era uno de los pocos redactores de plantilla de El Socialista y había dirigido ya La Revista Socialista (1903-1906).

8 Distintos indicios apuntan a que Meliá la dirigió durante su primer año de publicación. Desde 1911 debió compartir las responsabilidades editoriales con Angulo hasta distanciarse de su redacción a finales de ese mismo año. Sin embargo, la carga de trabajo y el estado de salud de Angulo llevarían a Meliá de nuevo a su dirección durante la práctica totalidad del año 1913, encontrándose todavía integrado en su redacción al ser traspasada en enero del año siguiente.

9 Enrique Moral Sandoval, «Historia de una gran revista. Introducción al semanario Vida Socialista», in Enrique Moral Sandoval (ed.), Vida Socialista. Edición facsimilar de la revista publicada en los años 1910 a 1914, Vol. I, Barcelona, Mainer Til, 1996, p. 11-65 (p. 47).

10 Meliá le informó de que en «cuanto a las condiciones económicas, solo puedo ofrecerle […] veinticinco pesetas por artículo, pues demasiado se figurará usted que por ahora las publicaciones socialistas no ofrecen caracteres de negocio». Archivo Histórico de la Universidad de Salamanca (AHUSAL), Fondo personal de Pedro Dorado Montero (FPDM). Correspondencia con Juan Almela Meliá. Carta del 16 de diciembre de 1909.

11 Tomás Álvarez Angulo, Memorias de un hombre sin importancia (1878-1961), Madrid, Aguilar, 1962, p. 357.

12 Enrique Moral Sandoval, «Historia de una gran revista...», op. cit., p. 47.

13 AHUSAL, FPDM. Correspondencia con Juan Almela Meliá. Carta del 16 de diciembre de 1909.

14 Un primer acercamiento a la historia de las organizaciones socialistas pasa necesariamente por Santiago Castillo, Historia del socialismo español. 1870-1909, Vol. I, Barcelona, Conjunto Ediciones, 1989. Antonio Elorza y Michel Ralle, La formación del PSOE, Barcelona, Crítica, 1989. Santiago Castillo, Historia de la UGT. Un sindicalismo consciente. 1873-1914, Madrid, Siglo XXI, 2008. Visiones de conjunto indispensables también en Santos Juliá, Los socialistas en la política española. 1879-1982, Madrid, Taurus, 1997. Paul Heywood, El marxismo y el fracaso del socialismo organizado en España, 1879-1936, Santander, Servicio de Publicaciones de la Universidad de Cantabria, 1990.

15 «Vida Socialista», El Socialista, 9 de febrero de 1914. La Dirección, «A nuestros lectores», Vida Socialista, 1 de febrero de 1914.

16 Sobre su historia véase Enrique Moral Sandoval, «Historia de una gran revista…», op. cit. Carlos Forcadell, «Construcción y práctica de una cultura política socialista: entre las dos Españas republicanas», in Carlos Forcadell y Manuel Suárez Cortina (coords.), La Restauración y la República, 1874-1936, Madrid-Zaragoza, Marcial Pons-Prensas de la Universidad de Zaragoza, 2015, p. 287-313. Francisco Villamayor, «Vida Socialista. La forja de una cultura», in Pilar Folguera et al. (coords.), Pensar con la historia desde el siglo XXI. Actas del XII Congreso de la Asociación de Historia Contemporánea, Madrid, UAM, 2015, p. 2049-2067. Mariano Esteban de Vega y Manuel Redero San Román, «La prensa socialista hasta la guerra civil», in Celso Almuiña y Eduardo Sotillos (eds.), Del periódico a la sociedad de la información, Madrid, Sociedad Estatal España Nuevo Milenio, 2002, p. 309-340, p. 323. María Cruz Seoane y María Dolores Saiz, Historia del..., op. cit., p. 167.

17 Sobre esta alianza véase Antonio Robles Egea, «La Conjunción Republicano-Socialista: una síntesis de liberalismo y democracia», Ayer, nº 54, 2004, p. 97-127.

18 Ejemplo de ello es su empleo en Alejandro Martínez González, La pedagogía en la prensa obrera madrileña (1898-1914), Tesis doctoral inédita, Universidad Complutense de Madrid, 2007. Catalina M. Vilanova Ripoll, «Els escrits de Gabriel Alomar a Vida Socialista», Educació i cultura. Revista mallorquina de pedagogía, nº 15, 2002, p. 63-70. Manuel María Urrutia León, «Notas a la colaboración de Unamuno en Vida Socialista y Acción Socialista (1911-1915)», Sistema, nº 172, 2003, p. 117-124.

19 Destaca su ausencia en Santiago Castillo y Luis Enrique Otero Carvajal (eds.), Prensa obrera en Madrid…, op. cit. cuyo marco cronológico comprendía su publicación. Tampoco se menciona en Juan Francisco Fuentes y Javier Fernández Sebastián, Historia del periodismo español. Prensa, política y opinión pública en la España contemporánea, Madrid, Síntesis, 1997.

20 El estudio de esta unidad generacional desde distintas perspectivas —política, filosófica, literaria— ha generado una extensa literatura. Como ejemplo véase Juan Marichal, El intelectual y la política en España (1898-1936), Madrid, Publicaciones de la Residencia de Estudiantes-CSIC, 1990. José Carlos Mainer, La Edad de Plata (1902-1939). Ensayo de interpretación de un proceso cultural, Madrid, Cátedra, 1987. Manuel Menéndez Alzamora, La Generación del 14. Una aventura intelectual, Madrid, Siglo XXI, 2006. Hugo Aznar et al. (eds.), La Generación del 14. España ante su modernidad inacabada, Madrid, Plaza y Valdés, 2016.

21 Jorge Costa Delgado, La educación política de las masas. Capital cultural y clases sociales en la Generación del 14, Madrid, Siglo XXI, 2019, p. 54-57.

22 Sobre la pertenencia de Meliá y Angulo a esta unidad generacional véase Manuel Menéndez Alzamora, La Generación del 14…, op. cit. Jorge Costa Delgado, La educación política de las masas…, op. cit.

23 Manuel Menéndez Alzamora, La Generación del 14…, op. cit., p. 344-346.

24 Santos Juliá, Historias de las dos Españas, Madrid, Taurus, 2015, p. 141 y siguientes.

25 José Ortega y Gasset, «De una conferencia. Las revoluciones», Vida Socialista, 6 de febrero de 1910.

26 Vicente Cacho Viu, Repensar el noventa y ocho, Madrid, Biblioteca Nueva, 1997.

27 José Alcina Navarrete, «Los intelectuales y el Socialismo», Vida Socialista, 20 de octubre de 1912. Juan Salvador [Óscar Pérez Solís], «Lo que soñé», Vida Socialista, 3 de julio de 1910. Luis Morote, «Socialismo y Parlamentarismo», Vida Socialista, 16 de enero de 1910.

28 Juan Salvador [Óscar Pérez Solís], «Lo que soñé», Vida Socialista, 3 de julio de 1910.

29 Juan Marichal, El secreto de España. Ensayos de historia intelectual y policía, Madrid, Taurus, 1995, p. 126.

30 Luis Morote, «Socialismo y Parlamentarismo», Vida Socialista, 16 de enero de 1910.

31 Vida Socialista, 15 de mayo de 1910.

32 Antonio López Baeza, «Europa nos contempla», Vida Socialista, 28 de septiembre de 1912. Juan Guixé, «El trabajo. El bien multiplicado», Vida Socialista, 28 de septiembre de 1912.

33 «Juan Salvador», Vida Socialista, 28 de julio de 1912.

34 Los artículos del capitán de artillería Óscar Pérez Solís constituyen un buen ejemplo de ello. Sobre su biografía véase Steven Forti, El peso de la nación. Nicola Bombacci, Paul Marion y Óscar Pérez Solís en la Europa de entreguerras, Santiago de Compostela, Universidade de Santiago de Compostela-Publicacions da Cátedra Juana de Vega, 2014. Sobre la identidad nacional del socialismo español nos remitimos a Aurelio Martí Bataller, ¿Una nación (in)diferente? Estudios sobre socialismo y nación en España (1879-1936), Valencia, Tirant, 2020.

35 David Jiménez Torres, La palabra ambigua. Los intelectuales en España (1889-2019), Madrid, Taurus, 2023, p. 40-47. Paul Aubert, «Intelectuales y obreros (1888-1936)», Cuadernos de Historia Contemporánea, nº 30, 2008, p. 127-154.

36 Eladio Fernández Egocheaga, «A propósito de un hueso», Vida Socialista, 19 de febrero de 1911.

37 Este artículo, por otra parte, no fue el único en el que Egocheaga demostró su desprecio hacia los intelectuales. Un mes antes ya había denunciado que «nuestros niños intelectuales, que han aprendido alemán para estudiar a Kant, a Fichte, a Hegel, para conocer a Marx el coloso, se contentan con dedicarles cuatro flores cordiales, y, si se deciden a hacer algo, prescinden del plan de estos filósofos y crean un grupo; generalmente sucumben víctimas de su superhombría». Cursiva en el original. Eladio Fernández Egocheaga, «Revolución y discreción. Todo está igual…», Vida Socialista, 8 de enero de 1911.

38 Manuel Menéndez Alzamora, La Generación del 14. Intelectuales y acción política, Madrid, Catarata, 2014, p. 204.

39 José Ortega y Gasset, Obras Completas. Tomo II, 1916, Madrid, Taurus, 2012, p. 86-103.

40 La relación de Ortega con el socialismo, entre otros, en Jean-Louis Guereña, «Cultura y política en los años 10. Ortega y la Escuela Nueva», Cuadernos Hispanoamericanos, 403-405, 1984, p. 544-558. Sobre las ideas de estos dos autores a la altura de 1910 Pedro Carlos González Cuevas, «Maeztu y Ortega: dos intelectuales ante la crisis de la Restauración», in Guadalupe Gómez-Ferrer Morant y Raquel Sánchez García (coords.), Modernizar España. Proyectos de reforma y apertura internacional (1898-1914), Madrid, Biblioteca Nueva, 2007, p. 231-252.

41 Francisco de Luis Martín, «La cultura socialista en España: de los orígenes a la guerra civil», Ayer, 54, 2004, p. 199-247 (p. 200-201). Para más informaciones sobre sus principales concreciones prácticas Francisco de Luis Martín, La cultura socialista en España. 1923-1930. Propósito y realidad de un proyecto educativo, Madrid, Universidad de Salamanca-CSIC, 1993.

42 Manuel Pérez Ledesma, Antonio García Quejido y La Nueva Era. Pensamiento socialista español a comienzos de siglo, Madrid, Ediciones del Centro, 1974.

43 En ocasiones los títulos de algunos de los artículos de Vida Socialista resultan suficientemente reveladores de su contenido. María de Maeztu, «Los sueldos de los maestros», Vida Socialista, 16 de marzo de 1913. El Abate Ferri [Nemesio Álvarez], «El Magisterio y la Iglesia. Dos maestros españoles», Vida Socialista, 26 de octubre de 1913. M. Deprit Sáinz, «Páginas Feministas. Eduquémoslas», Vida Socialista, 3 de julio de 1910. Generoso Plaza, «¡Viva el despilfarro y siga la incultura!», Vida Socialista, 24 de marzo de 1912.

44 Manuel Vigil Montoto, «La educación de las masas», Vida Socialista, 29 de diciembre de 1911.

45 Julián Besteiro, «El Socialismo y la Escuela», Vida Socialista, 12 de mayo de 1912.

46 Juan A. Meliá, «La crisis de nuestros Sindicatos I. El hecho y sus causas», La Revista Socialista, 16 de agosto de 1906.

47 El Abate Ferri [Nemesio Álvarez], «Por la Escuela Moderna. La Revolución y la Enseñanza», Vida Socialista, 20 de febrero de 1910.

48 José Alcina Navarrete, «En marcha», Vida Socialista, 29 de septiembre de 1912. José Alcina Navarrete, «Luchas estériles», Vida Socialista, 21 de julio de 1912.

49 El Abate Ferri [Nemesio Álvarez], «Los políticos y la educación. Melquiades Álvarez», Vida Socialista, 26 de junio de 1910.

50 Valentín Sánchez Durán, «De pedagogía. La enseñanza neutra», Vida Socialista, 20 de agosto de 1911.

51 Manuel Menéndez Alzamora, La Generación del 14…, op. cit., p. 346.

52 Álvaro Ribagorda, «Las plataformas de la Generación del 14. Los resortes culturales de la vida política», in Francisco José Martín (ed.), Intelectuales y reformistas. La Generación del 14 en España y América Latina, Madrid, Biblioteca Nueva, 2014, p. 119-146.

53 «A que venimos», Vida Socialista, 2 de enero de 1910.

54 La profesión de fe republicana debemos vincularla con la recién acordada Conjunción y tener en cuenta la distancia cronológica que separa este manifiesto de la aceptación del accidentalismo por parte del núcleo central de esta generación a raíz de la conformación del Partido Reformista de Melquiades Álvarez en el otoño de 1913. Al respecto véase Manuel Suárez Cortina, El reformismo en España. Republicanos y reformistas bajo la monarquía de Alfonso XIII, Madrid, Servicio de Publicaciones de la Universidad de Cantabria-Siglo XXI, 1986; Francisco M. Balado Insunza, Melquíades Álvarez. La España que no pudo ser, Madrid, Marcial Pons, 2023.

55 La relación directa con el Partido Socialista tampoco suponía un escollo insalvable a estas alturas. Un ejemplo inequívoco lo encontramos en la línea editorial de Europa, uno de los primeros medios periodísticos de carácter generacional, que hizo campaña por los candidatos socialistas en las elecciones generales de mayo de 1910. Manuel Menéndez Alzamora, La Generación del 14…, op. cit., p. 144-156.

56 Juan Guixé y Audet (1886-1942) fue redactor, entre otras cabeceras, de El Imparcial, El Liberal y la revista España. Residió durante varias temporadas en distintos países europeos, siendo pensionado por la Junta para Ampliación de Estudios e Investigaciones Científicas en Francia y Alemania. Guixé puede considerarse miembro de pleno derecho de la Generación del 14, al haber participado tanto en la Joven España como en la Liga de Educación Política Española. Sobre su biografía nos remitimos a su entrada en el Diccionario Biográfico del Socialismo Español https://fpabloiglesias.es/entrada-db3/guixe-audet-juan/ [consultado el 23-12-2023].

57 Juan Guixé, «Presente y porvenir», Vida Socialista, 10 de abril de 1910.

58 Juan A. Meliá, «Vida Socialista», Vida Socialista, 4 de enero de 1914.

59 Tomás Álvarez Angulo, «Crónica», Vida Socialista, 20 de febrero de 1910.

60 Juan Salvador [Óscar Pérez Solís], «De la Juventud», Vida Socialista, 10 de abril de 1910.

61 Tomás Álvarez Angulo, «Crónica», Vida Socialista, 14 de agosto de 1910.

62 N. I. Casio, «La Monarquía. Cerebro y estómago», Vida Socialista, 8 de enero de 1911.

63 El Abate Ferri [Nemesio Álvarez], «El problema pedagógico», Vida Socialista, 17 de noviembre de 1912.

64 De entre estos autores han sido vinculados con el grupo generacional Álvarez Angulo, Meliá, García Cortés, Besteiro, Núñez de Arenas, Urbano, Corrales y Fabra. Los demás no lo habían sido hasta ahora y los hemos incluido por distintos motivos. La mayoría fueron asiduos colaboradores de la revista España, como Pérez Solís, Fernández Egocheaga, López Baeza o Torralva Beci, mientras que los demás participaron en distintas iniciativas asociadas con la Generación del 14, como puede ser el caso, por ejemplo, de Rafael Martínez —maestro y pedagogo— en la Liga Española para la Defensa de los Derechos del Hombre.

65 En este punto nos remitimos de nuevo al análisis sociológico de la unidad generacional en Jorge Costa Delgado, La educación política de las masas…, op. cit.

66 «Nuestros colaboradores», Fabio. Suplemento de Vida Socialista, 15 de febrero de 1914.

67 Esto se debió a que, como ya apuntamos, la segunda época de la revista contó tan solo con tres entregas cuyo contenido fue redactado en su práctica totalidad por Urbano. La única excepción de los mencionados autores nos la ofrece Cristóbal de Castro, que sí que llegó a publicar un artículo en Fabio.

68 Sobre la Fabian Society véase Antonio Elorza, La razón y la sombra. Una lectura política de Ortega y Gasset, Barcelona, Anagrama, 1984.

69 En el ciclo de conferencias participaron, junto a varios propagandistas socialistas, Ortega, Barcia, Quirós y Elorrieta. Más información en El Socialista, 5 de septiembre de 1909. Sobre el mitin —que tuvo lugar en el teatro Barbieri— véase Manuel Menéndez Alzamora, La Generación del 14…, op. cit., p. 70-71.

70 Manuel Menéndez Alzamora, La Generación del 14…, op. cit., p. 161-188. Luis P. Martín Martínez, «Un instrumento de democracia. La Liga Española de los Derechos del Hombre (1913-1936)», Derechos y libertades. Revista de Filosofía del Derecho y derechos humanos, nº 3, 1998, p. 377-396. Almudena Casado García, Núñez de Arenas. Un intelectual comprometido, Tesis doctoral inédita, Madrid, Universidad Complutense de Madrid, 2004.

71 Maximiliano Fuentes Codera, España en la Primera Guerra Mundial. Una movilización cultural, Madrid, Akal, 2014. Sobre su influencia en uno de los directores de Vida Socialista véase Alberto Núñez Rodríguez, «La aliadofilia en la cultura política socialista. El caso de Juan A. Meliá», in Sara Casamayor Mancisidor et al. (eds.), La violencia en la historia, Salamanca, Ediciones Universidad de Salamanca, 2021, p. 293-306.

72 François Dosse, La marcha de las ideas…, op. cit., p. 60.

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Pour citer cet article

Référence électronique

Alberto Núñez Rodríguez, « El semanario Vida Socialista. ¿Una empresa generacional? »Cahiers de civilisation espagnole contemporaine [En ligne], SPÉCIAL 5 | 2024, mis en ligne le 20 janvier 2025, consulté le 14 mai 2025. URL : http://journals.openedition.org/ccec/18938 ; DOI : https://doi.org/10.4000/1349n

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Auteur

Alberto Núñez Rodríguez

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