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Presse et construction de cultures politiques depuis les marges : carlisme, socialisme et anarchisme

Una historia por descubrir: anotaciones para un estudio del diario carlista El Correo Español (ca. 1888-1921)

Une histoire à découvrir : notes pour une étude du journal carliste El Correo Español (ca. 1888-1921)
A History to Discover: Notes for a Study of the Carlist Newspaper El Correo Español (ca. 1888-1921)
José Luis Agudín Menéndez

Résumés

El Correo Español était un journal avec une histoire longue mais mouvementée. Fondé, comme on le sait, pour suppléer à l’absence d’un journal de l’envergure de El Siglo Futuro après la scission nocédaliste de 1888, El Correo Español fut l’emblème de la reconstruction de la Communion Catholique-Monarchique pendant la direction déléguée du Marquis de Cerralbo. La réforme entreprise des décennies après sa création en a fait un journal attractif qui a gagné un nombre considérable de lecteurs pour un temps. Le problème, cependant, était causé par les difficultés économiques dont le journal a toujours souffert et les difficultés qu’avaient les prétendus rois Carlos VII et Jaime III dans le contrôle effectif à la fois de la propriété et du message transmis aux militants et sympathisants carlistes, compte tenu du rôle joué par une telle gazette comme courroie de transmission de la Communion. Il s’agit d’une première esquisse de l’évolution du journal, ainsi que de son rôle dans la construction de la culture carliste.

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Notes de l’auteur

El autor de este texto quiere agradecer las lecturas y comentarios de los profesores Francisco Javier Caspistegui Gorasurreta, Ignacio Hernández García y Joan Torrents Juncà. Asimismo, los dos últimos compartieron generosamente registros documentales de indudable interés con quien suscribe estas líneas. Los del primero proceden del archivo del marqués de Cerralbo y del conde de Melgar en Madrid y los del segundo del Archive of the Ashburnham Family en Brighton (Sussex del Este, Gran Bretaña).

Texte intégral

El Correo Español o ese gran (des)conocido de la prensa carlista

  • 1 Acerca de este periódico cf. Esperanza Carpizo, La Esperanza carlista (1844-1874), Madrid, Actas, 2 (...)
  • 2 Pedro Gómez Aparicio, Historia del periodismo español. De la revolución de septiembre a las guerras (...)

1Uno de los emblemas de la modernización que emprendió el carlismo en el decenio de 1890 fue, sin lugar a duda, el diario madrileño El Correo Español. Desde la accidentada desaparición en 1874 de la gaceta pionera del legitimismo hispano en la villa y corte de Madrid, el célebre La Esperanza (1844-1874), no pudo salir a la luz un auténtico diario al servicio del rey-pretendiente carlista1. Y todo ello a pesar de que en frente del rotativo que quería apropiarse del lugar desempeñado históricamente por el medio fundado por Pedro de la Hoz, El Siglo Futuro (1875-1936) de Ramón Nocedal, apareció otro que parecía ser el elegido para ocupar ese hueco2. Nos estamos refiriendo al también diario La Fe (1876-1891) ), dirigido por Vicente de la Hoz y Antonio Juan de Vildósola, que guardaba precisamente relación con La Esperanza por los parentescos familiares de sus propietarios y por haber formado parte del mismo con anterioridad varios integrantes de su equipo redaccional.

  • 3 Todavía queda mucho por hacer con respecto al estudio de la prensa carlista, a pesar de los esfuerz (...)
  • 4 Al respecto la monografía derivada de la tesis doctoral que defendió Jordi Canal en 1995, El carlis (...)
  • 5 Jordi Canal, «La revitalización política del carlismo a finales del siglo XIX: los viajes de propag (...)
  • 6 Juan Ramón de Andrés Martín, El cisma mellista. Historia de una ambición política, Madrid, Actas, 1 (...)
  • 7 Juan Ramón de Andrés Martín, «El control mellista del órgano carlista oficial El Correo Español ant (...)
  • 8 Agustín Fernández Escudero, El Marqués de Cerralbo. Una vida entre la política y la arqueología, Ma (...)

2Antes de entrar en más detalles, parece conveniente poner al lector en los pocos antecedentes bibliográficos con que contamos acerca de la historia de este periódico. Sorprende que haya pasado desapercibido tanto para los estudiosos de la historia de la prensa como también para los conocedores de la trayectoria del carlismo como movimiento contrarrevolucionario3. Esto no significa que algunas de sus etapas hayan pasado desapercibidas para los expertos en carlismo. En este último apartado convendría destacar las investigaciones de Jordi Canal, quien, en su análisis sobre la modernización del carlismo de la Restauración a través del prisma catalán, se interesaba por El Correo Español. Y es que lo hacía porque biografió al periodista y político madrileño de origen catalán Lluís María de Llauder, principal implicado en la fundación y dirección de la gaceta de don Carlos en sus primeros años de andadura4. En otro lugar, entendía El Correo Español como un instrumento indispensable en la estrategia política del Marqués de Cerralbo. El Correo Español era una parte fundamental dentro del apartado donde el profesor Canal compendia los abundantes ejemplos de propaganda escrita a los que el carlismo recurrió de nuevo en aquellos años finiseculares5. Habría que esperar poco tiempo más para que los historiadores pudiéramos contar con un nuevo acercamiento al Correo, y este no fue otro que el debido a Juan Ramón de Andrés Martín. Una parte de la monografía producto de su tesis doctoral, que se ocupa de los antecedentes, desarrollo y consecuencias del cisma mellista, estaba dedicada a desentrañar los años de mayor gloria de El Correo Español y que este fuera objeto de deseo por quienes seguían ciegamente los dictados del célebre pensador asturiano Juan Vázquez de Mella6. Aparte de este excelente libro, destaca el único artículo firmado por este mismo autor centrado exclusivamente en El Correo Español y que bebe en gran medida de un testimonio escrito clave en cualquier análisis que se precie en el estudio de esta empresa periodística. Nos referimos al debido a Gustavo Sánchez Márquez publicado en 1915. Su trabajo se apoya, asimismo, en la correspondencia conservada en el Archivo del Museo Cerralbo7. Por último y no compartiendo algunas de las tesis expuestas por el profesor de Andrés Martín estaría la biografía que Agustín Fernández Escudero publicó sobre el Marqués de Cerralbo8. Y es que se discute la idea de un presunto dominio mellista del partido por el liderazgo ejercido por Cerralbo, amigo de Mella, lo que no era extensible para lo que acontecía en El Correo Español. Bien es verdad, no obstante, que en aquellos años que comprendieron su segunda etapa al frente de la Comunión los simultaneó con su afición a la arqueología, lo que desde luego le alejó de los principales cometidos de aquellos años.

  • 9 José Navarro Cabanes, Apuntes bibliográficos de la prensa carlista, Valencia, Sanchis, Torres y San (...)
  • 10 Román Oyarzun, Historia del carlismo, Madrid, Editora Nacional, 1944; Melchor Ferrer, Historia del (...)
  • 11 Francisco Javier Caspistegui, «En las trincheras de la prensa del carlismo: periodismo y militancia (...)
  • 12 Gustavo Sánchez Márquez, «Epílogo que sirve de prologo», in ¡Salvemos al R…! La crisis del partido (...)
  • 13 Javier Urcelay Alonso (ed.), Memorias políticas de M. Polo y Peyrolón (1870-1913). Crisis y reorgan (...)

3Ahora bien, quizás donde más información todavía sigue habiendo acerca del periódico es la que vierten las crónicas y memorias de los propios carlistas. En el momento en que se publicaba El Correo Español, uno de los acicates del Diario de Valencia, José Navarro Cabanes, asumió la benedictina tarea de hacer un recuento de las publicaciones carlistas aparecidas desde la Guerra de los Siete Años (1833-1840) hasta 1915, así como dispensaba una caracterización sucinta sobre la historia de cada una de estas cabeceras9. Acerca de El Correo Español se prodigaba en varias páginas sobre las que luego volvieron otros de los conocidos historiadores al servicio del tradicionalismo carlista. Este es el caso de Román Oyarzun y el del célebre Melchor Ferrer, quien, por cierto, fue el penúltimo de sus directores tras el cisma mellista10. Pero, desde luego, el testimonio más importante acerca de la gaceta del partido es el debido al periodista Gustavo Sánchez Márquez, que durante dos decenios compatibilizó esa labor de apóstol del periodismo católico con la de fecundo administrador-gerente del rotativo11. Su panfleto, con numerosas transcripciones de la correspondencia mantenida con el pretendiente don Jaime, es clave para comprender los cambios que experimentó esta empresa periodística y las resistencias que ante los mismos Sánchez Márquez encontró en el camino y que se atribuían a las personalidades que formarían parte del grupo mellista. Tal escrito vio la luz en los días en que el jaimismo se partió por la mitad por culpa de los díscolos del mellismo12. Por su parte, Manuel Polo y Peyrolón, dirigente del carlismo valenciano y asiduo colaborador en la cabecera periodística, dejó también detalles de sumo interés en las memorias que transcribió en 2013 Javier Urcelay Alonso13.

  • 14 Sobre esta última véase Enrique Roldán González y Rosa María Roldán Navarra, Prensa tradicionalista (...)

4En lo que hace a las fuentes documentales con las que se puede efectuar un estudio sistemático acerca de esta empresa periodística, aparte de las fuentes literarias y memorísticas referidas, así como los panfletos que la imprenta dependiente de El Correo Español fue publicando, puede afirmarse que son ciertamente abundantes. Para empezar, y gracias a la donación que hizo al Archivo Histórico Nacional Carlos Hugo de Borbón-Parma en 2002, se pueden consultar en el Archivo de la Familia Borbón-Parma legajos en relación con la historia económica y los conflictos que generó el control de la propiedad de El Correo Español. No obstante, no comprende toda su historia, puesto que no quedan muchos registros correspondientes a la etapa fundacional en época de Carlos VII. Y ello se debe a que en este rico legado no hay una sección correspondiente a la documentación generada por don Carlos. Sí abundan documentos, en cambio, en el fondo de su vástago Jaime de Borbón. Pese a la disposición de registros que están directamente relacionados con el estudio de la trama empresarial del rotativo, quien se adentre en estos fondos deberá indagar, asimismo, en la correspondencia. En ella los jefes-delegados del pretendiente y diferentes prebostes legitimistas (Bartolomé Feliú, Marqués de Cerralbo, Joaquín Llorens…) se pronuncian, además de tratar cuestiones políticas de calado, acerca de la situación de El Correo Español, porque era propiedad del rey-pretendiente. También hay misivas con los periodistas Gustavo Sánchez Márquez y Domingo Cirici Ventalló. Todas estas cartas no podrán examinarse por separado de las que conservan instituciones como el Museo Cerralbo, los Fondos Personales de Melchor Ferrer y Javier de Lizarza Inda en el Archivo General de la Universidad de Navarra, el Fondo de Manuel Polo y Peyrolón en la Real Academia de la Historia o el Archivo Privado del Conde de Melgar. No se pueden olvidar, asimismo, las denuncias a las que esta publicación diaria se enfrentó y que están depositadas en el Archivo Histórico Nacional. Finalmente, es una gran suerte contar con la colección prácticamente completa del diario en hemerotecas como la de la Biblioteca Nacional, el propio Museo Cerralbo o en la Municipal de Sevilla14.

  • 15 Jeffrey Herf, El modernismo reaccionario. Tecnología, cultura y política en Weimar y el Tercer Reic (...)
  • 16 Pedro Rújula y Javier Ramón Solans (eds.), El desafío de la revolución. Reaccionarios, antiliberale (...)

5Por cuestiones de espacio es evidente que aquí no se pretende hacer un estudio exhaustivo de toda la trayectoria, empero sí se quiere ofrecer un bosquejo sobre su larga y compleja evolución. Esta habrá de insertarse dentro de los avatares de un carlismo que se recuperó de dos cismas: por uno nació en 1888 y por las secuelas del otro en 1919 no fue capaz de sobrevivir unos años después. Lógicamente, los nombres propios de esta empresa salen a relucir en este recorrido. Luego de este repaso se presta atención a aspectos como las secciones a las que dio cabida el diario, donde se aprecia una progresión entre lo que se ofreció en un primer momento y lo que las sucesivas reformas fueron introduciendo. Y es que con ellas se demuestra la capacidad del carlismo de congeniar un producto doctrinal y de actualidad sobre el movimiento legitimista con un periódico preocupado por todo tipo de cuestiones que lo convirtieran en ameno y atractivo para un lector ajeno a la militancia del legitimismo. La imagen, en este sentido, habría sido una aliada potencial en sendos aspectos. Las transformaciones que a nivel de empresa periodística como en lo que afecta a presentación y diagramación de contenidos se inscriben en un proceso definido como modernización defensiva15. Quienes vienen estudiando fenómenos socio-políticos como la contrarrevolución legitimista, el catolicismo y el antiliberalismo han venido sosteniendo el aprovechamiento y apropiación de los elementos característicos de la modernidad para combatir a la misma16. A este respecto son muy ilustrativas las reflexiones de Gustavo Sánchez Márquez que acompañaron la campaña de recaudación de donativos para la construcción de la que sería sede del periódico y la adquisición de maquinarias con motivo de la reforma emprendida a partir de 1905:

  • 17 Gustavo Sánchez Márquez, «Por la Prensa carlista/ Querer es poder», El Correo Español, 17 de marzo (...)

Las luchas de propaganda, necesarias para alcanzar la victoria en otras más cruentas y que han de ser definitivas, han de plantearse en el campo periodístico, y los carlistas, que tenemos arrestos para combatir con denuedo por nuestros benditos ideales en cuantos terrenos se nos provoque, no podemos rehuir la lucha en este, que es, hoy por hoy, el que mejor condiciones nos ofrece y el que más ventajas puede proporcionar.
Hay que seguir la táctica del enemigo, y mostrarnos generosos, desinteresados, esplendidos y hasta despilfarradores con nuestra Prensa, no regateándola nuestro concurso, sino prestándola el decidido apoyo que necesita para realizar su trascendental misión.
Hay que educar a nuestras masas, mostrándolas el ejemplo de nuestros adversarios, y haciéndoles ver que así como estos protegen a sus periódicos con un celo digno de mejor
causa, es preciso que los católicos tradicionalistas reserven sus ahorros o procuren privarse de algo que no les sea absolutamente indispensable para cooperar a la difusión de la Prensa carlista17.

  • 18 Jordi Canal, El carlismo…, op. cit., p. 11-12; Alexandre Dupont, La internacional blanca. Contrarre (...)

6Y todo ello sin renunciar a los elementos idiosincráticos de un ideario como el del carlismo, que no parecía dispuesto a asumir, a priori, determinadas metamorfosis que lo beneficiaran. Por último, este trabajo se fija en la manera en que el periódico intervino en la construcción de la cultura del carlismo en un momento en el que este grupo español, emparentado con otros legitimismos europeos dentro de la Internacional Blanca, no pasaba por su mejor momento tras su derrota en 187618.

Una visión global de la empresa periodística en relación con la trayectoria de la Comunión.

El Correo en época de don Carlos (1886-1909): antecedentes, fundación y las complicaciones de los primeros años

  • 19 En la pugna entre los seguidores de íntegros y feístas que condujo al cisma de 1888, surgió un grup (...)
  • 20 Jordi Canal, El carlisme català…, op. cit., p. 58.
  • 21 Arzobispo de Burgos a Francisco Navarro Villoslada (Burgos, 22 de marzo de 1886), Archivo General d (...)
  • 22 Francisco Navarro Villoslada a Carlos de Borbón y Austria-Este (Madrid, 23 de marzo de 1886), Archi (...)
  • 23 Antonio Juan de Vildósola, «Último número de LA FE», La Fe, 5 de diciembre de 1891 p. 1.

7La historia de El Correo Español no se inició ciertamente el 26 de septiembre de 1888 ni se consumó en noviembre de 1921; es a nuestro entender un proceso mucho más extenso en el tiempo. Y es que por las mentes de quienes pretendían actualizar la acción política de la Comunión a los tiempos que corrían –figuras como los marqueses de Cerralbo y Valde-Espina19–, aunque también por la de otros como el que asumió momentáneamente por orden de don Carlos el liderazgo y no la jefatura-delegada del partido que estuvo vacante hasta 1890, el escritor antaño neocatólico Francisco Navarro Villoslada20, surgió la idea de publicar un diario que rehuyese las polémicas que por más de un quinquenio enfrentaron a nocedalistas y feístas. Y es que con su ascenso se intentaron calmar infructuosamente las tensiones entre ambas facciones. Luego además habría que tener en cuenta las apetencias de unos y otros, en especial las de Ramón Nocedal, quien creía que el puesto desempeñado hasta entonces por su padre, Cándido Nocedal, pasaría a él. En una misiva que el arzobispo de Burgos, Saturnino Fernández de Castro, remitió a Navarro Villoslada, aquel le animaba a fundar un nuevo rotativo «que llevase con gloria y justicia el nombre de católico, sujeto a la causa y protección de los obispos»21. Comoquiera que sea, aquello no fructificó y se trató de un proyecto que quiso monopolizar la jerarquía eclesial. Al hilo de esta idea, Navarro Villoslada sugirió a don Carlos que concediera plenos poderes al marqués de Cerralbo para que fundara un periódico que mantuviese a raya a El Siglo Futuro22. Una vez que se consumó el cisma de Nocedal, llegaba el momento esperado por La Fe. No obstante, don Carlos, tal vez por el carácter polémico de este periódico y por no haber cumplido con la debida obediencia los dictados del Jefe-Delegado Cándido Nocedal –respaldados por el pretendiente–, no le premió convirtiéndolo en portavoz del partido. Sus restos pasarían años más tarde a integrarse, eso sí, en El Correo Español23. Igualmente lo harían periodistas de las publicaciones adscritas al grupo de La Fe como el militar Leoncio González de Granda, que hasta entonces dirigió con gran fortuna y no pocas adversidades el semanario satírico El Cabecilla.

  • 24 Conde de Melgar, Veinte años con dos Carlos, Madrid, Espasa-Calpe, 1940, p. 151.
  • 25 Las biografías de los integrantes del equipo redaccional pueden localizarse en los volúmenes de Man (...)
  • 26 Jordi Canal, Banderas blancas, boinas…, op. cit., p. 183-185.

8El momento en que apareció en escena El Correo Español fue precisamente cuando transcurrieron apenas unas semanas del cisma integrista y lo hizo con respaldo económico del pretendiente Carlos VII y de quien fue su fundador y primer director, Lluís María de Llauder. El también director de El Correo Catalán –momentáneo portavoz del partido tras la rebeldía de El Siglo Futuro– y promotor de la revista ilustrada La Hormiga de Oro era un destacado nocedalista. Don Carlos lo había llamado a Venecia y fue determinante aquella maniobra para evitar que otro de los periódicos leales al integrismo nocedalista se uniese a los disidentes24. De suerte que Llauder pasó de nocedalista a cerralbista. Con Llauder venía además uno de sus lugartenientes y buen conocedor del oficio periodístico que se encargaría de la administración: Juan Padrisa. Por su parte, Leandro Herrero, quien transcurrido prácticamente un año sería su sucesor, otrora director de uno de los semanales satíricos que habían servido en la campaña de desgaste contra el sector de La Fe y por entonces corresponsal del periódico carlista barcelonés en Madrid, asumió el cargo de redactor-jefe y Joaquín Aranda, redactor-jefe del Correo Catalán, integró el equipo de redacción. A estos últimos se sumaron en la plantilla Benigno Bolaños (Eneas) y Santiago Arambilet25. Dos años después se unieron los integrantes de La Fe, críticos con la jefatura cerralbista y con el pretendiente, de modo que se consolidaba la autoridad del Correo sobre la prensa de la Comunión26. Esta fue una operación llevada con tacto por Cerralbo y Herrero. Así pues, en el primer Correo Español convivieron sensibilidades nocedalistas y feistas.

Figura 1.

Figura 1.

Los directores de El Correo Español hasta 1914: Lluís M. de Llauder, Leandro Herrero, Juan Vázquez de Mella, Benigno Bolaños y Salvador Morales.

El Correo Español, 10 de marzo de 1912, p. 2, Hemeroteca Digital de la Biblioteca Nacional de España.

  • 27 Juan Ramón de Andrés Martín, «El control mellista…», op. cit., p. 67-68.
  • 28 Eneas [pseudónimo de Benigno Bolaños], «El manifiesto carlista/ Nueva denuncia/ La saña oficial», E (...)
  • 29 Archivo Histórico Nacional (en adelante, AHN), Archivo de la Familia Borbón-Parma (en adelante, AFB (...)
  • 30 Acerca de esta intentona el artículo de Jordi Canal y Eduardo González Calleja, «“No era la ocasión (...)

9Poco tiempo lideró Herrero El Correo, sucediéndole en el desempeño el diputado e ideólogo Juan Vázquez de Mella entre 1890 y 1901. A partir de la documentación utilizada por Juan Ramón de Andrés Martín en su estudio sobre el mellismo, podemos determinar que la etapa en que Vázquez de Mella estuvo al frente del periódico, figura que había sido descubierta por el Marqués de Cerralbo en el período en que cooperó con el diario carlista de provincias El Pensamiento Gallego, se caracterizó por la pereza. Así lo indicaba en su correspondencia Francisco Martín Melgar a Cerralbo. Por entonces ya comenzaba ese desencuentro que tendría terribles consecuencias para el carlismo. No era la falta de capacidad el inconveniente que tenía Mella. Sus aptitudes para el parlamento estaban fuera de dudas. El problema que tendría Sánchez Márquez al frente de la administración-gerencia de la gaceta ya lo sufría por entonces uno de sus antecesores en el cargo, Gervasio Puiggrós, que se quejaba de que Mella llegaba tarde a las oficinas del rotativo27. Tampoco es que Mella estuviese a gusto. Los números extraordinarios no sacan a la luz muchos de los aspectos negativos que distinguieron la fase de Mella al frente. Lo único positivo que subrayan es la cantidad de artículos que publicó acerca de cuestiones doctrinales, de regionalismo, sociales e históricas. Eran los tiempos en que se publicó el acta de Loredán. La difusión de la actualización programática del carlismo en las páginas de este diario fue objeto de denuncia por las autoridades28. A pesar de ello y en perfecta relación con lo antedicho, un extracto de la producción de cuartillas diarias de El Correo Español confirma esa dejadez de Mella29. Con el de Cangas de Onís al frente, el diario fue clausurado por culpa del fiasco de la octubrada, y, supliendo la ausencia de El Correo, el redactor-jefe Benigno Bolaños fundó y dirigió el denominado El Vigía Español hasta que se permitiera su vuelta a las calles30.

  • 31 Juan Ramón de Andrés Martín, El cisma mellista…, op. cit., p. 36-37.
  • 32 «“Eneas” ha muerto», El Correo Español, 13 de julio de 1909, p. 1; Barón de Artagán [pseudónimo de (...)
  • 33 Javier Urcelay Alonso (ed.), Memorias políticas…, op. cit., p. 199-202 y 279.

10Disgustado con el tratamiento que El Correo Español dio a la intentona de Badalona que no contó con la venia del rey-pretendiente, Carlos VII ordenó la destitución del asturiano de su desempeño –y por extensión su expulsión del equipo de redacción31–, así como designó sucesor a Bolaños, quien se mantuvo hasta su defunción en el verano de 1909. Su labor como periodista fue enormemente encomiada, equiparándosele con lo que significaron nombres como Tomás de Zumalacárregui en los campos de batalla, Antonio Aparisi o Vázquez de Mella en el parlamento o Francisco Navarro Villoslada o José María de Pereda en las novelas. «No tenía el prestigio de las cicatrices gloriosas», escribía Reynaldo Brea, pero «se batió en las ciudades», haciendo «la guerra de ideas» y conquistando «almas para la causa»32. Ahora bien, con la dirección a su cargo, el Correo Español más que una empresa periodística era «una casa de socorro para los carlistas militares». A juicio de Polo y Peyrolón, artífice de introducir reformas que la gaceta necesitaba para hacer de ella un periódico a la moderna, Bolaños era una «nulidad para dirigir a sus subordinados y compañeros». De suerte que ni enfrentaba con determinación la anarquía que imperaba en el equipo redaccional, ni se atrevía a impedir que los veteranos de guerra Leoncio González de Granda y Joaquín Aranda tuvieran el derecho «a hacer del periódico mangas y capirotes». Los salarios eran paupérrimos y no se dejaba hacer el trabajo a los verdaderos redactores33.

  • 34 Joaquín Aranda, «Cómo nació “El Correo Español”», El Correo Español, 10 de marzo de 1912, p. 2.
  • 35 Gustavo Sánchez Márquez, «En el XXX aniversario de El Correo Español», El Correo Español, 26 de sep (...)
  • 36 Esta comenzó en enero de 1908 y terminó en 1912 y recaudó 90.206,25 pesetas. Los listados de contri (...)
  • 37 Sin ánimo de ser exhaustivos, puede servirnos de ejemplo el listado publicado en «Por “El Correo Es (...)

11Una nota que se ha destacado con probidad de estos primeros años es la absoluta carencia de medios técnicos y de impresión, así como la disposición de un personal competente. En un artículo retrospectivo, Joaquín Aranda lo expresaba en los siguientes términos: «la busca de imprenta, el alquiler de casa, la compra de muebles y el formar una Redacción, fue tarea que, si fácil cuando abunda el dinero y no hay que proceder con escrupulosa selección de elementos, resultó en la ocasión aquella difícil, porque los recursos de que el fundador disponía eran relativamente modestos, y aún más escasos los elementos personales»34. El periódico no nació, pues, con imprenta propia y en dos ocasiones los ejemplares se imprimieron en la casa de Mariano Minuesa de los Ríos, pese a que en 1896 un correligionario instaló en las oficinas de la redacción una rotativa propia. Tras una situación de cierta apatía, parece que a partir de 1907 todo estaba cambiando en cuanto a las tiradas y esto animaba a la adquisición de nuevas imprentas (figura 3) y el costearse una sede en condiciones35. Se puso en marcha una suscripción popular y se contó con el mecenazgo de carlistas como Lorenzo Sáenz y Fernández de la Cortina. Así nació la Casa de los Tradicionalistas en la calle de Pizarro (figuras 2 y 4)36. Los listados, publicados con todo lujo de detalles en primera plana del periódico, permiten apreciar tanto los sectores sociales que respaldaban al carlismo de inicios del siglo XX, desde el alto aristócrata hasta el más humilde de los labradores, como la actuación de las redes de asociacionismo formal y de la prensa del carlismo en provincias en pos de la causa. No se puede olvidar la actividad que a este respecto ejercieron los presbíteros, publicándose cartas de aliento suyas donde promovían tanto el desembolso de donativos como la adquisición de acciones para la sociedad anónima que se haría propietaria de la sede37.

Figura 2.

Figura 2.

Fachada principal de la Casa de los Tradicionalistas en la Calle de Pizarro nº 14.

La Hormiga de Oro, 16 de marzo de 1912, p. 167, Hemeroteca Digital de la Biblioteca Nacional de España.

Figura 3.

Figura 3.

Rotativa de la Casa Jules Derrey que se adquirió para la impresión de los ejemplares del diario con capacidad para imprimir números de cuatro, seis y ocho páginas.

Gustavo Sánchez Márquez, ¡Salvemos al R…! La crisis del partido carlista. Confidencias y documentos de especial interés para los Jaimistas, dados a conocer en defensa propia, Madrid, Imprenta de Antonio Marzo, 1915 [1919], p. 147.

Figura 4.

Figura 4.

Fachada antes y después de la reforma efectuada por Mauricio Jalvo y que dio lugar a la Casa de los Tradicionalista que, además de círculo de sociabilidad carlista, cobijaba las oficinas y talleres del diario El Correo Español. En la fotografía inferior aparece la redacción con Gustavo Sánchez Márquez a la cabeza en el momento de inaugurar las nuevas instalaciones.

Nuevo Mundo, 14 de marzo de 1912, p. 32, Hemeroteca Digital de la Biblioteca Nacional de España.

  • 38 Sobre su dirección política, la reciente biografía de José María Vallejo García-Hevía, Matías Barri (...)
  • 39 Carlos de Borbón y Austria-Este a Manuel Polo y Peyrolón (Venecia, 7 de diciembre de 1904), carta r (...)
  • 40 María Cruz Seoane y María Dolores Saiz, Historia del periodismo 3. 1898-1936, Madrid, Alianza, 1996 (...)
  • 41 Gustavo Sánchez Márquez, ¡Salvemos al R…! …, op. cit., p. 184-185; Agustín Fernández Escudero, El m (...)
  • 42 Gustavo Sánchez Márquez, ¡Salvemos al R…! ..., op. cit., p. 31-32; Javier Urcelay Alonso (ed.), Mem (...)

12El sucesor del marqués de Cerralbo como Jefe-Delegado fue el catedrático Matías Barrio y Mier38. Bajo su batuta, ya empezando a despuntar por entonces la labor del periodista badajoceño Sánchez Márquez como administrador-gerente, comenzaron las grandes reformas del diario que alcanzaron su cénit en el período de Jaime III. Poco antes de la entrada de Sánchez Márquez como administrador, Carlos VII encargó a Manuel Polo y Peyrolón una inspección que reparara en las necesidades del diario. Este advirtió la hipocresía con que el administrador y el director del Correo le recibieron y trataron. Defendió que el diario era una especie de cantón independiente y que el pretendiente como propietario legítimo del rotativo no era capaz de imponer su criterio. Sendas notas pueden extenderse, naturalmente, a toda la trayectoria del periódico. Polo señalaba, además, la tirada del periódico, que era de unos 9.000 ejemplares; a su modo de ver exigua en comparación con la de otros grandes rotativos39. Había mermado algo la cantidad si atendemos a los informes que en 1896 elaboró el administrador Joaquín Medina. De acuerdo con Polo y Peyrolón, parece ser que don Carlos inyectaba anualmente unas cifras de 25.000 pesetas para sanear la economía del periódico, si bien tuvo que recurrir al concurso del jacobita inglés Lord Ashburnham y de la Casa Rothschild para financiar el rotativo40. Llamaba la atención Gustavo Sánchez Márquez, en sus invectivas a la Comisión que investigó la marcha de El Correo en 1912, sobre el hecho de que Cerralbo le confesara que sin sus contribuciones económicas el periódico hubiera ya desaparecido, así como que la suscripción destinada a erigir una pirámide para homenajear a Recaredo sirvió para aliviar las penurias del diario, algo que quienes donaron tales dádivas nunca supieron41. Don Carlos fue el propietario, si bien en España estuvo representado primeramente por el fundador Llauder y tras su marcha tal representación debió pasar primeramente a Leandro Herrero y luego a Vázquez de Mella. Desde 1900 hasta su muerte, la propiedad del periódico estuvo en manos de Barrio Mier. A su defunción, esta no pudo acabar en manos de Bartolomé Feliú, sino en las de Sánchez Márquez puesto que este solicitó a la viuda del catedrático que le cediera la propiedad42.

Figura 5. Componentes del equipo de dirección y redacción de El Correo Español.

Directores

Lluís M. de Llauder (1888-1889)

Leandro Herrero (1889-1890)

Juan Vázquez de Mella (1890-1901)

Benigno Bolaños (1901-1909)

Salvador Morales Marcen (1909-1914)

Miguel Fernández Peñaflor (1914-1919)

Gustavo Sánchez Márquez/ Melchor Ferrer (dirección ex aequo político-administrativa 1919-1920)

Guillermo Arsenio de Izaga (1920-1921)

Administradores-gerente

Juan Pradisa (1888-1889)

Gervasio Puiggrós (1889-1896)

Joaquín Medina y Miguel Ruiz (1896-1908)

Gustavo Sánchez Márquez (1906-1920)

Miguel de Torres (1920-1921)

Redactores-jefe

Leandro Herrero (1888-1889)

Benigno Bolaños (1889-1901)

Joaquín Aranda (1901-1909 y 1912-1914)

Severino Aznar (1909-1912)

Domingo Cirici Ventalló (1914-1917)

Claro Abanades López (1917-1919)

Fernando Bertran i García (Carlos Bendaña) (1919-1920)

Redactores

1ª redacción: Benigno Bolaños (Eneas), Santiago Arambilet y Joaquín Aranda.

A partir de entonces se incorporaron o pasaron temporalmente por el equipo de redacción: Santiago Somoza, Mariano Jamardo, Félix Vázquez Megino, José María del Castillo, Gabino Gutiérrez, Mariano Peral, Leoncio González de Granda, José Arrufat Mestres, Miguel Fernández, Gustavo Sánchez Márquez, Baldomero Díaz, Ramón Quintero, Jenaro González Carreño, Gabino Gutiérrez, Carlos Ortí Muñoz, Basilio Edo Monzonis (Filonomos), Mariano Subirá del Río, Severino Aznar, Domingo Cirici Ventalló, Francisco Martín Melgar, Manuel Sánchez Cuesta (Mirabal), Mariano Perni, Salvador J. Aranda, Anacleto González Busnadiego, Luis de Castro, Juan López de Rego, Eduardo Garrido Ocampo, Gregorio Campos (Fernando Pansooc), Antonio López Ferrándiz, Ignacio María Cerezeda, Domingo Martín Bernidos, Ramón Ruiz Moreno (Secretario de redacción en 1912), José María Requena Ortiz, (C. Jrom), Francisco Siso Cavero, Alfonso Velarde, Padre Francisco Hernando Bocos, Huberto Pérez de la Ossa, Juan Gutiérrez Gili, Pedro Fernández Latasa …

Colaboradores

Manuel Polo y Peyrolón, marqués de Cerralbo, Cardenal Antolín Monescillo, Antonio Juan de Vildósola, Bertram Ashburnham, Rafael Díaz de la Cortina, Julián García Gutiérrez, Reynaldo de Brea, Agar Eva Infanzón Canal (Eva Canel), Ramón Fernández Valbuena, Ramón O`Callaghan, Juan María Roma, Juan Pérez Nájera, Luis Hernando de Larramendi, Conde de Rodezno, Bartolomé Feliú, Jaime Torrubiano, Dolores de Górtazar, Sacerdote Gaspar Gil Tornero, Eduardo Navarro Salvador, Esteban Bilbao, Conde de Casasola, Miquel Junyent, Lorenzo Sáenz y Fernández de la Cortina, Blas Goñi, Jesús de Cora y Lira…

Elaboración propia a partir de los datos que proporcionan Gustavo Sánchez Márquez, ¡Salvemos al R…! La crisis del partido carlista. Confidencias y documentos de especial interés para los Jaimistas, dados a conocer en defensa propia, Madrid, Imprenta de Antonio Marzo, 1915 [1919], p. 121-124; José Navarro Cabanes, Apuntes bibliográficos de la prensa carlista, Valencia, Sanchis, Torres y Sanchis, 1917, p. 170-172; El Correo Español, 10 de marzo de 1912, p. 2-3 y 30 de noviembre de 1921, p. 1.

El período de don Jaime o la desaparición de la joya de la corona carlista (1909-1929)

  • 43 Esta distinción la propone Gustavo Sánchez Márquez, ¡Salvemos al R…! ..., op. cit., p. 19. Don Carl (...)
  • 44 Antero Samaniego a Tirso de Olazábal (Froshdorf, 24 de mayo de 1911), Archivo Histórico de Euzkadi, (...)

13Gracias a la documentación que se conserva y lo que testigos carlistas han dejado constancia es indudable que el periódico tenía dos propietarios: Carlos VII, duque de Madrid, era el legítimo y su representante en España el legal43. La propiedad legítima del Correo fue heredada por su hijo don Jaime a la muerte de su padre. Aunque ya se venían sucediendo cambios de calado, fue en este período hasta la desaparición del periódico cuando este alcanzó su máximo esplendor. Al parecer de Sánchez Márquez, don Jaime era partidario de modernizar la infraestructura periodística. Por ello encomendó a las Juntas Regionales, provinciales y locales la designación de un vocal que velara por la propaganda de la prensa jaimista de provincias y del propio Correo Español, así como que mantuviera al tanto de los avances que se registraran en ese sentido44. La gaceta de la Comunión era, de hecho, una referencia entre los diarios a la derecha del conservadurismo idóneo y del maurista. Y es que fue durante la I Guerra Mundial cuando vivió el momento más álgido de su trayectoria, desplegando una sonora campaña a favor de la germanofilia mellista, que no contó con el respaldo de Jaime de Borbón.

  • 45 Francisco Martín Melgar al marqués de Cerralbo (París, 4 de enero de 1913), Archivo Museo Cerralbo (...)
  • 46 Joaquín Llorens a Jaime de Borbón (Madrid, 23 de junio de 1913), AHN, AFBP (Correspondencia de Jaim (...)
  • 47 Domingo Cirici Ventalló a Jaime de Borbón (Madrid, 11 de junio de 1912), AHN, AFBP (Correspondencia (...)
  • 48 Gustavo Sánchez Márquez, ¡Salvemos al R…! ..., op. cit., p. 55-56; Juan Ramón de Andrés Martín, «El (...)

14Por aquel entonces, la empresa periodística recibió un espaldarazo económico en 1912 a la muerte del industrial carlista vasco, José Bulfy y Bengoa, quien legó en su herencia al periódico la importante cantidad de 120.000 pesetas. Estas fueron a parar a Vázquez de Mella, quien no estuvo dispuesto a cederlas al legítimo propietario del periódico para introducir las reformas necesarias45. De las cantidades que cedió, estas solo sirvieron para poner remedio al déficit que ahogaba la vida económica de la gaceta carlista. El hartazgo de don Jaime y del administrador del periódico Sánchez Márquez con el tribuno asturiano era total. Mella tenía todo bajo control incluso, si hemos de creer las palabras del diputado Joaquín Llorens, al propio administrador-gerente a quien había colocado46. Este hablaba de que Mella manejaba a su antojo al equipo de dirección y redacción. Ya desde Galicia había traído a alguno de sus allegados. El viejo nocedalista Salvador Morales era totalmente incapaz de imponer criterio alguno, en opinión del general Llorens. El año 1913 fue en el que las desavenencias llegaron a su cénit. Mella impuso su criterio en la elección de los últimos directores del Correo hasta el final de la Gran Guerra –el viejo Salvador Morales y luego Miguel Fernández Peñaflor–, amagando incluso con la fundación de un nuevo diario, algo que finalmente se produjo con El Pensamiento Español, si don Jaime se empeñaba en que la renovación que deseaba fuera pilotada por Cirici Ventalló y Sánchez Márquez47. Antes de designar a Morales, Mella por su parte tenía esperanzas que su candidato, el responsable de los artículos de pensamiento social Severino Aznar Embid, fuera el elegido frente a los propósitos del rey-pretendiente. El tiempo que estuviera Morales al frente serviría para dar a conocer al joven Aznar como jaimista48.

Figura 6.

Figura 6.

Equipo de redacción y dirección de El Correo Español en 1912. En los laterales el director Salvador Morales y el administrador-gerente Gustavo Sánchez Márquez.

Diario de Valencia, 10 de marzo de 1912, p. 1, Biblioteca Virtual de Prensa Histórica.

  • 49 Gustavo Sánchez Márquez, «Notas del Destierro», El Correo Español, 18 de octubre de 1910, p. 1. Lui (...)
  • 50 Antes del proyecto de la sede del Correo entre 1910 y 1912, Jalvo fue el responsable de levantar en (...)
  • 51 «Movimiento jaimista», Vade-mecum del Jaimista (Barcelona), nº II (1 de febrero de 1912), p. 150.

15Tiempo antes y con motivo de un encuentro en Froshdorf, el rey-pretendiente transmitió a Sánchez Márquez su intención de transformar el periódico en una sociedad mercantil49. Mella y Cerralbo eran totalmente opuestos a la idea. Lo que sí se hizo fue constituir una sociedad para la Casa de los Tradicionalistas que albergaba no solo la sede social, oficinas, talleres, sino también cobijaba un círculo de sociabilidad para los carlistas de Madrid. Se trataba de la Sociedad Española de Edificaciones y Publicidad, sita en San Sebastián. El viejo caserón, destartalado y ruinoso, situado en la calle de Pizarro nº 14 y que recibió una profunda reforma encargada al arquitecto Mauricio Jalvo Millán, fue el espacio donde residió, a partir de 1912, El Correo Español. El edificio, cuya fachada se conserva prácticamente intacta a día de hoy, se hallaba cerca de la antigua residencia del marqués de Cerralbo. En él se puede apreciar una mezcla entre elementos góticos en los enormes vanos y modernistas a través de los frisos florales (figuras 2 y 4)50. El modelo de la Casa de los Tradicionalistas lo trataron de emular los carlistas de Ourense51.

  • 52 Llorens exigió la imposición de algunos correctivos al administrador-gerente por el exceso de gasto (...)
  • 53 Gervasio Puiggrós, «Recuento de los números de “El Correo Español” servidos diariamente según nota (...)
  • 54 Gustavo Sánchez Márquez, ¡Salvemos al R…! …, op. cit., p. 112-128 y 185.

16En los tiempos que aconteció la reforma del periódico, el que había sido administrador del Correo, Gervasio Puiggrós, recibió el encargo del pretendiente, como había ocurrido con Polo y Peyrolón un decenio antes, de darle buena cuenta de la marcha administrativa del periódico. Esta pesquisa tendría la supervisión de la Comisión de Prensa que lideró el parlamentario y militar Joaquín Llorens y, como hubo ocasión de señalar, este y quienes formaron parte de ella no mostraron muchas simpatías por el buen quehacer de Sánchez Márquez52. Don Jaime no era partidario de esta visita de inspección, instigada por los detractores del administrador-gerente, pues confiaba ciegamente en su incansable labor. Gracias a su informe podemos hacernos una idea de los gastos y de la tirada del Correo. En 1912 se vendían 17.042 ejemplares, un 2,2 por ciento de los cuales eran regalados o bien empleados para propaganda –127 y 252, respectivamente–53. Había un problema y era que los gastos que generaba la empresa no quedaban del todo registrados al modo de los diarios de empresa. Al menos esto ocurría en lo que concierne a la etapa anterior a la administración Sánchez Márquez. Este aseguró ante la Comisión de Prensa que, si bien los gastos se elevaron, los ingresos del periódico también lo hicieron en igual proporción. Así se pasó de percibir 150.534 pesetas en 1908 a 242.726 cuatro años más tarde54.

  • 55 Gustavo Sánchez Márquez a Jaime de Borbón (Madrid, 3 de diciembre de 1914) reproducido en Ibíd., p. (...)
  • 56 AHN, AFBP (Correspondencia de Jaime de Borbón), Leg. 132, exp. 2.
  • 57 Juan Ramón de Andrés Martín, El cisma mellista…, op. cit., p. 93-117; Gregorio Alonso, «“Afectos ca (...)
  • 58 Jaime de Borbón a Gustavo Sánchez Márquez (Biarritz, 15 de febrero de 1919), reproducido por El Cor (...)

17Como se decía, durante la Gran Guerra se asiste a la máxima expresión del dominio mellista en el partido y en el periódico sin recibir por parte de don Jaime la aprobación de la postura germanófila. Sánchez Márquez defendió en su líbelo que es indudable que el posicionamiento franco-anglófobo engordó las tiradas del Correo, pero de poco le sirvieron para poner coto al problema económico del rotativo55. Ni que decir tiene que otras publicaciones favorables a la Entente y otros germanófilos de gran tirada estaban a años luz del diario de don Jaime. Se conoce también que hubo financiación por parte de la embajada de Alemania, pero el marqués de Cerralbo ordenó la devolución de las tan suculentas prestaciones56. La germanofilia mellista tuvo no solo contrincantes en sus rivales habituales, sino dentro del propio campo carlista. Fue Francisco Martín Melgar quien contraprogramó con sus folletos que don Jaime no aprobaba el punto de vista del periódico de su propiedad. Por culpa de esta campaña, se prohibió la difusión del rotativo en Francia y pasó a estar en las listas negras que se dictaron desde Francia57. Cuando acaba la Guerra y don Jaime retorna a París, este toma represalias contra quienes actuaron sin su conformidad y a continuación se sucede la respuesta de Mella, así como se consuma el cisma mellista. La versión periodística del asunto supuso el inicio de una intensa batalla legal en la que el administrador-gerente Sánchez Márquez actuó interinamente de director y evitó que la propiedad del diario fuera a parar a manos de los mellistas58. El pacense tuvo carta blanca y expulsó tanto al hasta entonces director y los redactores díscolos. Miguel Fernández Peñaflor y los suyos, que luego fundarían El Pensamiento Español, intentaron hacerse con la sede del periódico y sus rotativas. Del mismo modo les resultó complicado mantener a flote la nueva cabecera.

  • 59 Nombrado a finales de mayo de 1920. Véanse los artículos de Luis Hernando de Larramendi, «Nuevo dir (...)
  • 60 «Importante reunión/ En favor de nuestro periódico/ La Editorial Tradicionalista», El Correo Españo (...)
  • 61 Un sacerdote navarro, «Carta abierta/ A todos los jaimistas/ ¡Salvemos el proyecto! …» El Correo Es (...)
  • 62 No obstante lo dicho, las tiradas de 1913 no son correctas pues eran bastante inferiores a 20.000. (...)

18Los dos últimos directores del rotativo de don Jaime fueron primeramente la dupla conformada por el francófilo Melchor Ferrer con Sánchez Márquez –al alimón uno ejercía la dirección política y otro la administrativa– y Guillermo Arsenio de Izaga59. Este último abogó, en marzo de 1921, por la formación de una sociedad anónima, Editorial Tradicionalista, proyecto incubado hacía meses, como solución a la coyuntura económica por la que pasaba el diario60. No debió salir adelante. Varios párrocos de provincias incentivaron la idea61. Por culpa de este escenario lleno de incertidumbres, la publicación redujo notablemente sus dimensiones. Por entonces se vendían la mitad de los ejemplares que la empresa periodística decía distribuir en 1913. En igual medida, el número de componentes de su equipo redaccional se redujo drásticamente al despedir a parte de sus integrantes por sus simpatías mellistas62.

  • 63 Guillermo Arsenio de Izaga, «A los tradicionalistas/ ¡Por Dios, por la Patria y por el R..!», El Co (...)
  • 64 Francisco Martínez Alsúa a Jaime de Borbón y Borbón-Parma (Pamplona, 18 de junio de 1931), AHN, AFB (...)
  • 65 Melchor Ferrer, Historia del Tradicionalismo…, T. XXIX, op. cit., p. 151-152, 206 y 335-336; y Mart (...)

19El Correo Español desapareció en noviembre de 192163. Pero no se puede dar por concluida ahí su historia. Desde entonces y hasta una década después estuvo sobre el papel la idea de resucitar para la causa al diario portavoz. La situación no podía ser más compleja para el jaimismo, que no salió muy mal parado del cisma mellista. Quedaba, así pues, sin un diario en la capital, clave para la emisión de órdenes. Asimismo, la instauración de la Dictadura de Primo de Rivera y la posterior política de oposición a la misma supusieron un freno para su retorno. Luego, téngase en cuenta además que don Jaime desaprobó cualquier aventura periodística que no pudiera sostenerse. Por entonces se había hecho cargo de la jefatura-delegada el marqués de Villores, quien preponderó la organización de las juventudes y las margaritas. Hasta que no hubiera nada de maduro, así aducía el pretendiente en un autógrafo a Villores, no era recomendable lanzar un nuevo diario en Madrid. Debía tener la seguridad de conocer «la organización, la redacción y los fondos disponibles». Su lugar lo ocuparon los veteranos Correo Catalán, El Pensamiento Navarro y el semanario al servicio de la política de Villores El Tradicionalista (Valencia). Jugó también en contra de su reaparición el papel de las élites provinciales, conformes con la buena marcha de sus periódicos, y el propio Villores, más pendiente de su seminario El Tradicionalista64. Pocos meses antes de la caída de la dictadura de Primo de Rivera se fundó El Cruzado Español (1929-1936). Nacía con el director del difunto El Correo Español, Guillermo Arsenio de Izaga. Quien iba a controlar ese periódico fue un sector que ya durante la Gran Guerra acaparó protagonismo. Se trataba de carlistas anti-cerralbistas como Lorenzo Sáenz, Emilio Deán Berro y Juan Pérez Nájera. Se aspiraba a que este periódico, que mantenía el estilo y formas del último Correo Español, fuese la lanzadera desde la que renaciese el diario. El inicio de la II República y la vuelta al carlismo de El Siglo Futuro lo hizo innecesario; no así la pretensión de quienes patrocinaron su vuelta. Había una sección en esta publicación semanal que llevaba por nombre El Correo Español. Por paradójico que pareciera, quienes habían mantenido lealtad al pretendiente en 1919 ahora eran apartados de primera línea. El Cruzado y el grupo de personalidades entradas en años que se posicionaron en torno a él se opusieron al poder que recobraron integristas y mellistas, así como condenaron cualquier entendimiento con el tradicionalismo alfonsino65.

Un repaso a las secciones de El Correo Español

  • 66 Gedeón (Madrid), nº 445, 3 de junio de 1904, p. 10.

20Una de las revistas satíricas de comienzos de la pasada centuria, Gedeón, tuvo a bien, como era habitual en los casos de los medios de comunicación contrarrevolucionarios, caricaturizar en sus páginas la portada del diario portavoz de don Carlos en Madrid. El dibujo nos sirve para introducir las secciones a las que dio cabida el diario. Según Gedeón, El Correo Español se hacía eco de las noticias del augusto exiliado y de las peripecias de su hijo en la guerra ruso-japonesa, daba buena cuenta de la acción política de la Comunión en la capital y provincias –en este caso, la fundación de un nuevo círculo de sociabilidad– y, por último, una crónica corta política donde se daba rienda suelta al espíritu antiliberal que caracterizó la línea editorial del diario66.

  • 67 A partir de los años 1910, al decir de don Jaime, debía hacerse una lista de abogados, ingenieros, (...)
  • 68 Bartolomé Feliú a Jaime de Borbón y Borbón-Parma (Madrid, s.f. pero probablemente verano de 1909), (...)
  • 69 José Navarro Cabanes, Apuntes bibliográficos de…, op. cit., p. 172; Barón de Artagán [seudónimo de (...)

21Desde luego, esta fue la tónica que distinguió a los primeros años del rotativo portavoz de Carlos VII y, en general, a toda cabecera periodística, que hiciera en igual medida ejercicio de militancia partidista, debía contar con una sección donde se ofrecieran noticias sobre el crecimiento organizativo y asociativo de una fuerza política. Además de los artículos de fondo y editoriales, debidos a los integrantes del equipo de redacción, figuraron las habituales colaboraciones de las primeras espadas del carlismo en el parlamento y provincias (figura 5). Tales colaboraciones debían estar retribuidas67. En cuanto a los redactores brillaron especialmente las opiniones de Vázquez de Mella y Benigno Bolaños. Conocemos a través de la correspondencia las remuneraciones de los miembros del equipo redaccional68. También el diario contó con el concurso de corresponsales en el extranjero. Uno de los más prolíficos fue el mismo Francisco Martín Melgar, que ya había despuntado en El Siglo Futuro, El Cuartel Real o L`Univers. Lo hizo desde Venecia, firmando como Marcos Laguna, y luego desde París. Otro destacado representante del legitimismo carlista en el extranjero fue el traductor Rafael Díaz de la Cortina, que escribió desde Estados Unidos69. Desde Gran Bretaña se encargó de informar el jacobita Lord Absburham, tal y como le solicitó don Carlos por carta:

  • 70 Carlos de Borbón y Austria-Este a Bertram Ashburnham (Venecia, 29 de septiembre de 1888), East Suss (...)

Como conozco su corazón y muchas veces me ha probado que siempre está dispuesto á servir la Causa del Derecho, le escribo esta carta para pedirle un favor que sé ha de ser bastante fastidioso p[ara] V.
Acabamos de fundar en Madrid un periódico que será mi órgano oficioso y que ha de defender la Religión, los intereses de España y mis derechos. Este periódico debe evitar polémicas tontas y debe ser digno de la causa q[ue] defiende. […]
Lo importante que tenga una buena correspondencia quincenal ó mensual á lo menos de Inglaterra. Para esto me dirijo a V. p[ara] suplicarle se encargue de llenar este vacío: se trataría de una carta cada quince días tratando de cuestiones religiosas, políticas, científicas, literarias, militares; de lo que V. vea mejor, p[ero] que esté fechada en Londres y se vea que está escrita allí. V. podría adoptar un pseudónimo ó unas iniciales. Si tiene V. de no poderlo hacer bien en español no se apure V. por esto, pues Llauder en M[adrid] podría corregir las faltas de lengua y V. mismo podría indicárselo en la primera carta particular q[ue] le dirigiese acompañándole su primera correspondencia
70.

  • 71 Carlos de Borbón y Austria-Este a Bertram Ashburnham (Venecia, 6 de diciembre de 1888 y 1 de agosto (...)

22Como desprenden otras misivas posteriores, el agente inglés al servicio de Carlos VII no solo aceptó cooperar con el periódico, sino que su colaboración se extendió en el tiempo71. Don Carlos como propietario que era, y no su director Llauder, debió ser el encargado de recabar corresponsales internacionales para su periódico que encontró entre personalidades adscritas al internacionalismo blanco como este caso particular o las de exiliados y representantes suyos en distintas latitudes de Europa y América. Les indicaba, además, de lo que debían tratar sus artículos, publicados, por lo general, quincenalmente.

23Dada la importancia que fueron adquiriendo en el partido los apéndices juveniles, fue decisión de Gustavo Sánchez Márquez publicar una página semanal desde comienzos del siglo XX, redactada fundamentalmente por los alevines carlistas. Fue así todos los jueves entre 1904 y 1909. Más adelante, aparecieron El Restaurador y el suplemento Hoja de las Juventudes.

  • 72 Carlos de Borbón y Austria-Este a Lluís María de Llauder (Palazzo Loredán, Venecia, 20 de septiembr (...)

24En la carta de bienvenida del pretendiente a la aparición del Correo se establecían con claridad las líneas maestras de actuación del periódico portavoz. En opinión de don Carlos, El Correo Español debía tomar una conducta diametralmente opuesta a la de usurpar el magisterio doctrinal o la dirección política, como había ocurrido con los díscolos integristas. Lo segundo, como hubo ocasión de ver, nunca se cumplió. Carlos VII pedía a Llauder que esta gaceta pusiera de manifiesto ante sus adversarios que el carlismo no era enemigo de la cultura científica, literaria y artística72. Y es que, además de todo lo que tuviera que ver con el partido y las crónicas del extranjero, había espacio para las notas de actualidad en una sección con claras reminiscencias a la que tenía El Siglo Futuro. Era el apartado que fue denominado «política suelta», en contraposición a la célebre «política menuda» nocedalina. Como venía siendo costumbre, un par de páginas se dedicaban a la información económica, financiera, la crónica religiosa y de sociedades, así como, con anterioridad a la disposición de todo ello, un bosquejo con las noticias más sobresalientes del panorama nacional y del internacional. Había un folletín literario, siguiendo las mismas directrices que el resto de los periódicos de la Buena Prensa, si bien con el añadido de que aquí los tradicionalistas ofrecían narraciones de los combatientes de las carlistadas. No obstante lo dicho, esto se fue perfeccionando.

  • 73 Mauricio Jalvo, Gregorio Campos, José Villar, Juan López de Rego, Eduardo Garrido e Ignacio María d (...)
  • 74 Gustavo Sánchez Márquez, ¡Salvemos al R…! …, op. cit., p. 220-221.

25Merece la pena abordar el bosquejo de la rigurosa distribución de cada una de las secciones periodísticas por planas que pretendió llevar a la práctica Mauricio Jalvo y varios de los integrantes de la plantilla de redacción de El Correo Español en el decenio de 1910, pues nos da una idea de lo que pretendió cobijar un diario de estas características desde la renovación de entonces. En el informe que estos remitieron al rey-pretendiente Jaime de Borbón se realizaba la siguiente división para ejemplares que iban a oscilar en una extensión comprendida entre las seis y ocho páginas73. Esa extensión sería dedicada a extraordinarios y números que incluyesen la actualidad de provincias. En primera plana se darían cita los principios del tradicionalismo en la tribuna libre, al tiempo que se admitía la controversia en los correspondientes a «ideas nuevas». Se introducían también fotograbados de actualidad en los que se practicase el mejoramiento moral y material de España y en segunda plana, aparte de caricaturas en la sección de pasatiempos, una imagen recordatoria de algún episodio guerrero. No se quería incurrir, así pues, en el sensacionalismo con la publicación de noticias sobre crímenes. En portada, igualmente, debía darse buena cuenta de aquellos avances científicos que pudieran ser útiles para el progreso económico del país. Aunque en tercera y cuarta plana había, de igual modo, información económica, en la portada debían tener cabida editoriales sobre la situación financiera, monopolios y la defensa de la cooperación y mutualismo frente a los trust. En cuanto a la segunda página se le dio un énfasis militar y albergaría artículos de arte, ciencia, literatura, modas o sports. A continuación, y volviendo a lo que incorporaría la tercera y cuarta página, se situarían los Telegramas del Extranjero y de Provincias, Loterías, Tribunales, Sucesos, Santorales, Última hora de España y del Extranjero. A través de la Bolsa del Sacerdote se procuraría que no faltaran celebraciones para los curas de aldea que no las tuvieran. Adicionalmente estas dos páginas se ampliarían, en caso de que fuera necesario, a otras dos para información de interés, transcripción de discursos políticos, reclamos publicitarios o para días de espectáculos de gran atracción. Las páginas quinta y sexta, por último, eran el espacio idóneo para el folletín, anuncios, esquelas de funeral, fiestas religiosas, bolsa de trabajo, notas del pasado, presente y porvenir de Madrid, propaganda y reclamos, así como una sección dedicada a la mujer, el hogar y el niño. Por su parte, Sánchez Márquez propuso a Cerralbo la introducción de una serie de hojas especiales encargadas a un competente cuerpo de colaboradores. De manera que los lunes serían para la hoja médica, los martes para la militar, los miércoles para la de sport, los jueves para la científico-literaria, los viernes para la de enseñanza, los sábados para la agrícola-social y los domingos, algo insólito, se consagrarían a la propaganda y organización jaimista74.

  • 75 Valgan como muestras «Málaga, comercial e industrial», El Correo Español, 29 de julio de 1915, p. 3 (...)
  • 76 Jaime de Borbón, «Líneas generales de…», op. cit.; Gustavo Sánchez Márquez, ¡Salvemos al R…! ..., o (...)
  • 77 Gustavo Sánchez Márquez, ¡Salvemos al R…! …, op. cit., p. 185; Javier Urcelay Alonso (ed.), Memoria (...)

26Otra de estas secciones coyunturales fueron las páginas provinciales donde legitimistas de distintas partes de España dieron a conocer la actualidad económica, social y cultural de las provincias de las que eran oriundos75. La iniciativa de Sánchez Márquez, que luego aplicó en El Siglo Futuro, tenía la pretensión de dar conocer al diario y de incrementar los beneficios publicitarios de la publicación. Don Jaime, a través del que fue Jefe-Delegado Bartolomé Feliú, consideraba que El Correo Español no debía ser exclusivamente para Madrid. Un redactor debía encargarse de leer «los periódicos del cambio» y, tomando de ellos los datos más interesantes, compondría una crónica de las provincias amena que daría a conocer la actualidad regional76. Al parecer del rey-pretendiente, esta pasaba bastante desapercibida y al hacerse eco de ella se proporcionaría al Correo Español muchos lectores. Por añadidura, el apartado de anuncios, en opinión de Jaime III, debía contar con una representación amplia de toda la geografía española. El rey-pretendiente era consciente de que era «el ingreso […] que verdaderamente nutre a las publicaciones». Por eso, solicitaba a la Juntas de la Comunión que se asentaban en las capitales de provincia que recabaran reclamos con los que se llenaran un par de páginas. Asimismo, estos suplementos tenían por finalidad el fomento del turismo. En primera plana se propuso dar a conocer, por medio del logro de un convenio con las compañías de ferrocarriles, aquellos lugares notables por su historia y belleza. El Correo Español recibió pequeñas comisiones, de hecho, gracias a sus estrechos contactos con la Agencia de Viajes La Caravana, propiedad del carlista Miguel de Torres, con motivo de la propaganda que hizo de la organización del viaje al XXII Congreso Eucarístico. Efectivamente, en 1913 El Correo patrocinó la romería a Lourdes, que pretendía devolver a su lugar natal al militar Rafael de Tristany impulsada por de Torres, lo que redundó en su propio beneficio como denunció Polo y Peyrolón77.

La construcción de la cultura carlista tras las guerras civiles: de referentes monárquicos, heroicos y festividades

  • 78 El Correo Español, 4 de noviembre de 1905, p. 1; «A Don Carlos de Borbón», El Correo Español, 3 de (...)
  • 79 Acerca de la celebración de este centenario, Jordi Canal, Dios, Patria, Rey. Carlismo y guerras civ (...)

27Como portavoz que era de la Comunión, este periódico desempeñó desde el primer momento, conjuntamente con los espacios de sociabilidad que se iban fundado por entonces, una labor de primera envergadura. Era, como se ha dicho en más de una ocasión, la correa de transmisión del partido. En un marco informativo no tan restrictivo como en los primeros tiempos de la Restauración fue posible que un diario como El Correo Español pudiese hacer gala como representante de la Comunión Católico-Monárquica. Ahora bien, no se podía hacer bandera de la figura del rey-pretendiente por las consecuencias que ello acarreaba. Así ocurrió con motivo de la celebración de San Carlos Borromeo en noviembre de 1905 en un número que fue objeto de secuestro por el gobierno para impedir que llegase a manos de los lectores y de una denuncia que luego sobreseyeron los tribunales78. La reconstrucción que se acomete tras la disidencia integrista y la celebración del XIII Centenario de la Conversión de Recaredo fueron la puesta de largo de este diario79. Pero después vendrían otras muchas, cuando la situación de la Comunión fue mejorando sobremanera. El periódico debía dejar constancia no sólo de las convocatorias, sino la participación de elementos populares lo que daba la sensación de apoyo con que contaba la causa.

  • 80 El Correo Español, 12 de octubre de 1892.
  • 81 El Correo Español, 15 de octubre de 1893.
  • 82 «Un telegrama de Interlaken», El Correo Español, 15 de agosto de 1904, p. 1; «Una carta», El Correo (...)

28Las festividades, aspecto que ha sido estudiado con detenimiento por Jordi Canal, siempre ocuparon un lugar destacado en el diario. Fueron abundantes los extraordinarios dedicados a festejar el legitimismo, a rememorar glorias patrias como el 2 de mayo o el descubrimiento de América80 y acontecimientos transnacionales que unían los sentimientos de contrarrevolucionarios de unas y otras naciones como el recuerdo de la muerte de Luis XVI de Francia81. Había otros números especiales dedicados a la Semana Santa que ponían de manifiesto su religiosidad, compitiendo con otros rotativos católicos e integristas para demostrar su fervor. Las onomásticas de los miembros de la familia real legitimista, además de la habitual felicitación, solían venir acompañadas de una fotografía (figura 7). Con más razón si se trataba del rey-pretendiente. Las polémicas en torno a las declaraciones del vástago de don Carlos, contrarias a los fundamentos ideológicos de la Comunión, estuvieron desde un primer momento servidas. Así, desde el diario se hicieron eco, a través del parisino Le Matin, de aquella ocasión en la que el príncipe había participado, invitado por el cónsul francés, en un banquete donde se celebraba la conmemoración de la toma de la Bastilla. El Correo y la prensa carlista de provincias intentaron salir al paso del escándalo, desmintiendo las manifestaciones que en él hizo. De poco sirvió, porque el futuro pretendiente tampoco se tomó la molestia de rectificarlas a pesar de las presiones de su padre82. No obstante, y desde su sucesión, a través del periódico de su propiedad es lógico que se tratara de mejorar su proyección como la de un pretendiente católico, lo cual no convenció en exceso a algunos de los prebostes.

Figura 7.

Figura 7.

Número extraordinario con motivo de la onomástica del rey-pretendiente Jaime III el 25 de julio de 1910.

El Correo Español, 25 de julio de 1910, p. 1. Hemeroteca Digital de la Biblioteca Nacional de España.

  • 83 En la misma línea que lo propuesto por Michael Billig, Banal Nationalism, Londres, SAGE Publication (...)
  • 84 El Correo Español, 26 de mayo de 1913, p. 4.
  • 85 El Correo Español, 17 de noviembre de 1908, p. 4; 21 de diciembre de 1909, p. 4.
  • 86 El Correo Español, 29 de diciembre de 1904, p. 4.
  • 87 «Nuevo reloj jaimista», El Correo Español, 29 de julio de 1915, p. 6.
  • 88 El Correo Español, 28 de mayo de 1897, p. 4.
  • 89 El Correo Español, 15 de marzo de 1892, p. 4 y 15 de marzo de 1909, p. 4; Jordi Canal, El carlisme (...)
  • 90 El Correo Español, 1 de abril de 1912, p. 4 y 8 de marzo de 1913, p. 3.

29Productos que entrarían idóneamente en lo que cabría concebir como una suerte de carlismo banal fueron responsabilidad de esta empresa periodística83. El hecho de que los militantes pudieran tener postales donde apareciese la imagen del pretendiente en su residencia del exilio nos puede dar una idea bastante palmaria84. Además de los artículos que Vázquez de Mella escribió en los días en que este actuó como secretario particular de don Jaime, aparecieron dos series de postales con representaciones en las que se distinguían a don Jaime, Melgar y a Vázquez de Mella en distintos lugares de la que fuera residencia del Conde de Chambord85. También ocurrió con la dedicada al Palazzo Loredán. Se editaron, de igual manera, con motivo de la Peregrinación de la Lealtad en homenaje al militar Rafael de Tristany. La publicidad que en última plana ofrecía la publicación expone, de igual modo, otras de las fórmulas en que la devoción monárquica tenía presencia. Así se anunciaban sellos con dibujos de don Carlos y su segunda esposa María Berta de Rohan86 o relojes de bolsillo jaimistas con la representación del pretendiente (figura 9)87. Más conocidos resultan aquellos reclamos donde se recomendaba el consumo de anís don Carlos de Borbón y licor don Jaime de Borbón producido en Barcelona y en Bilbao88. Se alertaba en ellos contra imitaciones, y que serían de consumo preferente en cafés y espacios de sociabilidad formal carlista (figura 8)89. Se promocionó, por último, papel de fumar marca «Don Jaime de Borbón» para acrecentar el Tesoro de la Tradición90.

Figura 8.

Figura 8.

Muestras del carlismo banal (1): licores y anises con alusiones en sus marcas a los nombres de los reyes-pretendientes.

El Correo Español, 28 de mayo de 1897, p. 1, Hemeroteca Digital de la Biblioteca Nacional de España.

Figura 9.

Figura 9.

Muestras del carlismo banal (2): relojes con representación de Jaime III.

El Correo Español, 29 de julio de 1915, p. 6, Hemeroteca Digital de la Biblioteca Nacional de España.

Figura 10.

Figura 10.

Muestras del carlismo banal (3): chocolates Jaime de Borbón.

El Correo Español, 20 de mayo de 1912, p. 4, Hemeroteca Digital de la Biblioteca Nacional de España.

  • 91 Francisco Javier Caspistegui, Silvia Lizarraga e Iñaki Urricelqui, ¡Cuántos son mis soldados! Pelay (...)
  • 92 Gregorio Campos, «Haciendo patria/ Avanzadas infantiles del progreso» El Correo Español, 10 de agos (...)
  • 93 Gregorio Campos, «Laborando» El Correo Español, 24 de agosto de 1912, p. 6. Recibió la felicitación (...)
  • 94 Mauricio Jalvo Millán, Proyecto de organización de las fuerzas jaimistas en España, p. 37, memoria (...)

30Las páginas de deporte también tenían una función muy específica en la construcción de la identidad carlista. Se potenciaron, de este modo, prácticas eminentemente elitistas como la del alpinismo con la pretensión de mejorar la cultura física y atender la curiosidad de los aficionados al deporte. Su impulso era acorde, además, al espíritu de los movimientos higienistas. Si bien a diario se ofrecían noticias deportivas, no es menos cierto que semanalmente se publicó una hoja deportiva en la que además aparecían anuncios de automóviles, bicicletas o aeroplanos. Aunque inicialmente los carlistas fueron reacios a la introducción de la iniciativa del militar británico Robert Baden-Powell de los Boy-scouts en España debido a su origen protestante, en el decenio de 1910, El Correo Español, a través de su redactor deportivo Gregorio Campos, fue uno de los partícipes de la idea de crear un scáut legitimista91. Tal propósito encontró buena acogida en otros políticos y periódicos de distinto pelaje ideológico, puesto que Campos consideraba que había que trabajar desde el periodismo por la instrucción de la infancia, carente en la prensa de estímulos para mejorar la moral. Se trataba de ir haciendo patria entre los jóvenes. Observaba con admiración como desde otras naciones se hacían de los niños hombres de provecho, mientras que en España los jóvenes volvían de las calles «con una cantinela de inmundas palabras, torvas y feas que velan la pureza de aquellas almitas niñas, que de manera tan pobre comienzan el camino de la vida»92. Era un problema de educación nacional93. El otro de los impulsores fue el arquitecto Mauricio Jalvo, quien, en un memorándum sobre la organización del partido, defendía que el scáut jaimista estaba llamado a ser el embrión del requeté94.

  • 95 No todos mostraban su conformidad con lo que reflejaban las crónicas de El Correo Español, tal y co (...)
  • 96 Javier Urcelay Alonso (ed.), Memorias políticas de…, op. cit., p. 318-319. También las cartas de Ba (...)
  • 97 «Organización carlista. Libro de honor», El Correo Español, 6 de enero de 1896, p. 2-6.

31Resulta indudable que los dirigentes ocuparan un lugar especial en el periódico gracias a su presencia en mítines propagandísticos, su intervención en procesos electorales o mediante la publicación de artículos. Como es lógico, las referencias a ellos no estaban exentas de loas, así como subrayaran sus capacidades y sacrificio en pos de la causa95. Manuel Polo y Peyrolón temía que lo que calificaba como un cantón independiente hacia la década de 1910, coincidiendo con la defenestración de Bartolomé Feliú, sirviera más para agasajar al marqués de Cerralbo y a Juan Vázquez de Mella que al propio pretendiente96. Los logros organizativos del decenio de 1890 merecieron incluso un número extraordinario, en el que se recogían las juntas constituidas a lo largo y ancho del país, los círculos de sociabilidad, los periódicos con los que contaba la Comunión y, además de la imagen del pretendiente, desfilaban las de los prebostes, mientras se informaba al primero del buen –o ficticio– estado de forma de la Comunión97. Y todo ello venía dispuesto en una rigurosa jerarquía que se iniciaba con la imagen del pretendiente y la carta que le destinaba el jefe-delegado hasta la mención a la junta, círculo y periódico de la localidad menos significada. Las fotografías de los dirigentes eran habituales con motivo de las campañas electorales. Ya en la década de 1910 los reportajes gráficos fueron más intensos y captaban momentos de los encendidos discursos de los cabecillas carlistas. También eran habituales instantáneas de momentos de los banquetes. El Correo Español no sólo informaba a los suyos de la movilización y presencia del carlismo en todas partes, era en puridad una demostración palmaria de la modernización del carlismo en el momento en que se abría al espacio público.

  • 98 Jordi Canal, Banderas blancas, boinas…, op. cit., p. 275-292; Pedro Rújula, «Conmemorar la muerte, (...)
  • 99 El Correo Español, 10 de marzo de 1896, p. 1; 10 de marzo de 1900, p. 2-3.

32Otra de las festividades cumbre que marcó de alguna manera esa delimitación de la identidad carlista frente a la liberal-canovista dominante fue la institución de los Mártires de la Tradición en 189598. La prensa pasó a festejar esta fiesta de un modo particular y lo convertiría en costumbre a partir de entonces en todos los periódicos de la capital y provincias. Además de los artículos de colaboración de los principales representantes del carlismo en Madrid y provincias –Cerralbo, Vázquez de Mella, Polo y Peyrolón, Llauder–, había un espacio para recordar a los héroes que derramaron su sangre en pos de la causa. También los periódicos venían debidamente ilustrados para la ocasión. El ejemplar siempre lo introducía la misiva del pretendiente al marqués de Cerralbo, donde apuntaba cómo se celebraría. El Correo se encargaba de transmitir algunas iniciativas que partían de los pretendientes o dirigentes del partido tales como concursos. Se relataban en estos ejemplares las proezas de quienes de un modo ejemplarizante dieron su vida por la causa. Se trataba de la construcción propagandística en clave carlista de sus propios mitos (contra) nacionales, aunque, a fin de cuentas, se rendía homenaje al augusto exiliado y a sus antecesores en el trono (figura 12). En las representaciones que abundaron en estos números se inmortalizó a una figura femenina que portaba un escudo–apropiación legitimista de una alegoría típicamente republicana– y a la que acompañaba una corona de flores con la que se rendía un profundo homenaje a los miembros del panteón carlista, cuyos nombres se muestran reflejados en una lápida (figura 11)99.

Figura 11.

Figura 11.

Portada del primer número extraordinario del Correo Español con motivo del primer festejo de los Mártires de la Tradición en 1896. Aparecen en la lápida de homenaje los militares beneméritos de la causa.

El Correo Español, 10 de marzo de 1896, p. 1, Biblioteca Virtual de Prensa Histórica.

Figura 12.

Figura 12.

Número extraordinario de la fiesta de los Mártires correspondiente a marzo de 1910. Nótese la centralidad que adquiere la figura del rey-pretendiente y sus antecesores. Aquí le acompañan, además de militares, políticos destacados en la acción política de la Comunión.

El Correo Español, 10 de marzo de 1910, p. 1, Hemeroteca Digital de la Biblioteca Nacional de España.

  • 100 Al respecto de la cultura del duelo en el carlismo, a través del seguimiento al entierro de Llauder (...)

33Tanto en vida como en su defunción los reyes-pretendientes y los principales dirigentes del tradicionalismo legitimista merecieron pomposos números extraordinarios100. Además de la festividad referida, que no dejaba de ser una rendición del culto a los caídos por la causa de don Carlos, donde no había lugar a dudas que el pretendiente y su familia acaparaban todas las miradas, era con ocasión de la festividad de los Santos Reyes de la Tradición a comienzos de año. Una vez más se puede apreciar el sentido de apropiación de una festividad cristiana por parte del carlismo con la que se honra a la monarquía proscripta. Era costumbre que todos los años apareciera en portada un mensaje de la redacción del Correo dirigido al rey-pretendiente.

Conclusión

34Sin ánimo de agotar lo que un trabajo con la debida profundidad debiera, lo que aquí se ofrece son tan solo algunas pistas para futuros análisis que merezca esta cabecera con una excepcional trayectoria. De entrada, podemos señalar que el hecho de que tuviera tantos directores, con independencia de las circunstancias que tuvieran lugar –la marcha de Lluís M. de Llauder reclamado en Barcelona o la jubilación de Salvador Morales–, revela como tónica general la inestabilidad. Inestabilidad que provocaron las apetencias de unos dirigentes como Vázquez de Mella, pero también de sus acólitos que iban ganando peso dentro del equipo redaccional y de dirección. Esta cuestión iría ganando posiciones cuando Jaime de Borbón sucediera a su padre como pretendiente carlista. Las dinámicas del partido incumbían, desde luego, a la propia publicación en la que no se imponía férreamente el criterio del rey-pretendiente, a la sazón propietario legítimo del diario. El problema que ocurrió en los tiempos de los Nocedal, es decir, que don Carlos no tuviese el control del diario El Siglo Futuro, volvió a ocurrir en los antecedentes del pleito mellista. Y todo ello incluso disponiendo los pretendientes de la propiedad del rotativo. Pero, a diferencia de aquel, se consiguió parar la pretensión no ya de Mella, sino de sus allegados de adueñarse de un rotativo que, en puridad, no les pertenecía. Por otra parte, estarían las dificultades económicas por las que atravesó el periódico, así como el hecho de no disponer desde un principio de una sede propia.

35Fruto del impulso de hombres como Sánchez Márquez, el periódico quería ponerse a la altura de los rotativos de empresa que se estaban abriendo paso entonces. Eran los tiempos del Trust o Sociedad Editorial de España. Con ello, se quería alejar al Correo del modelo característico de periódico que había preponderado hasta entonces de tipo doctrinal hacia otro modelo en el que la publicidad –si bien vinculada a posiciones carlistas– fuera una fuente primordial de ingresos. De hecho, durante los años que precedieron al estallido de la Gran Guerra sí que se aprecia un éxito tanto en la difusión como en la de la gestión y saneamiento económico de la empresa. La distribución de los contenidos y su apertura a otros aspectos impropios en rotativos católicos fueron algo recurrente en la historia de las empresas periodísticas que siguieron esta corriente ideológica. Parecía que el espíritu contra la modernización que predicaron los nocedalistas contagió, si creemos lo que adujeron testimonios como el de Gustavo Sánchez Márquez, al marqués de Cerralbo y a Juan Vázquez de Mella. Esto pudo condicionar que el diario, más allá de disfrutar en determinados momentos de una holgada tirada, pudiera sobrevivir en condiciones. Queda claro que, con las pretensiones de don Jaime, el diario no se conformaba solo con ser el prototípico medio de comunicación al servicio de un partido, quería llegar todavía más lejos.

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Notes

1 Acerca de este periódico cf. Esperanza Carpizo, La Esperanza carlista (1844-1874), Madrid, Actas, 2008.

2 Pedro Gómez Aparicio, Historia del periodismo español. De la revolución de septiembre a las guerras coloniales, T. II, Madrid, Editora Nacional, 1971, p. 277-330; José Luis Agudín Menéndez, El Siglo Futuro. Un diario carlista en tiempos republicanos (1931-1936), Zaragoza, PUZ, 2023.

3 Todavía queda mucho por hacer con respecto al estudio de la prensa carlista, a pesar de los esfuerzos que los investigadores vienen realizando en los últimos años y de que sigue siendo imprescindible acudir a lo publicado por los propios carlistas. De modo que siguen teniendo validez las demandas que hicieron hace ya varios años Vincent Garmendia y Cristina Barreiro Gordillo para períodos como el Sexenio Democrático o la II República. Afirmaciones, en cualquier caso, extensibles a toda la historia del carlismo. Para más detalles: Vincent Garmendia, «Notas para un estudio de la prensa carlista (1868-1876)», in Manuel Tuñón de Lara, Antonio Elorza y Manuel Pérez Ledesma (eds.), Prensa y sociedad en España (1820-1936), Madrid, Cuadernos para el Diálogo, 1975, p. 207-221 (p. 208); Cristina Barreiro Gordillo, El carlismo y su red de prensa en la Segunda República, Madrid, Actas, 2003, p. 16; Francisco Javier Caspistegui, Las voces de la causa. Propaganda y difusión del carlismo, Pamplona, Gobierno de Navarra, 2021, p. 52 y Espacios de la propaganda carlista, Pamplona, Gobierno de Navarra, 2021, p. 169; José Luis Agudín Menéndez, «Por una historia de la prensa carlista: balance historiográfico y perspectivas de futuro», Aportes: Revista de Historia Contemporánea, vol. 109, nº 2, 2022, p. 245-281; Jordi Canal, «Introducción: El carlismo y la prensa», Pasado y Memoria, nº 26, 2023, p. 1-6.

4 Al respecto la monografía derivada de la tesis doctoral que defendió Jordi Canal en 1995, El carlisme català dins l’Espanya de la Restauració. Un assaig de modernització política (1888-1900), Vic, Eumo, 1998, p. 255-291. También sobre Llauder es indispensable del mismo autor: Banderas blancas, boinas rojas. Una historia política del carlismo, 1876-1939, Madrid, Marcial Pons, 2006, p. 159-197.

5 Jordi Canal, «La revitalización política del carlismo a finales del siglo XIX: los viajes de propaganda del Marqués de Cerralbo», Studia Zamorensia, nº 3, 1996, p. 243-272 (p. 248-251); Íd., Banderas blancas, boinas rojas…, op. cit., p. 126-129.

6 Juan Ramón de Andrés Martín, El cisma mellista. Historia de una ambición política, Madrid, Actas, 1999.

7 Juan Ramón de Andrés Martín, «El control mellista del órgano carlista oficial El Correo Español antes de la Gran Guerra», Aportes: Revista de Historia Contemporánea, nº 40, 1999, p. 67-78.

8 Agustín Fernández Escudero, El Marqués de Cerralbo. Una vida entre la política y la arqueología, Madrid, La Ergástula, 2015.

9 José Navarro Cabanes, Apuntes bibliográficos de la prensa carlista, Valencia, Sanchis, Torres y Sanchis, 1917.

10 Román Oyarzun, Historia del carlismo, Madrid, Editora Nacional, 1944; Melchor Ferrer, Historia del Tradicionalismo Español, XXXI vols., Sevilla-Madrid, Editorial Católica S.A.-Editorial Tradicionalista, 1941-1979.

11 Francisco Javier Caspistegui, «En las trincheras de la prensa del carlismo: periodismo y militancia en el siglo XX», Pasado y Memoria, nº 26, 2023, p. 101-123.

12 Gustavo Sánchez Márquez, «Epílogo que sirve de prologo», in ¡Salvemos al R…! La crisis del partido carlista. Confidencias y documentos de especial interés para los Jaimistas, dados a conocer en defensa propia, Madrid, Imprenta de Antonio Marzo, 1915 [1919], p. IV-VII.

13 Javier Urcelay Alonso (ed.), Memorias políticas de M. Polo y Peyrolón (1870-1913). Crisis y reorganización del carlismo en la España de la Restauración, Madrid, Biblioteca Nueva, 2013. Sobre Polo y Peyrolón vid. Javier Esteve Martí, La política antiliberal en España bajo el signo del nacionalismo: el padre Corbató y Polo y Peyrolón, tesis doctoral, Válencia, Universitat de Válencia, 2017.

14 Sobre esta última véase Enrique Roldán González y Rosa María Roldán Navarra, Prensa tradicionalista-carlista en la hemeroteca municipal de Sevilla, Sevilla, Hemeroteca Municipal-Ayuntamiento, 1994, p. 37.

15 Jeffrey Herf, El modernismo reaccionario. Tecnología, cultura y política en Weimar y el Tercer Reich, México, FCE, 1990; Alfonso Botti, Cielo y dinero. El nacionalcatolicismo en España (1881-1975), Madrid, Alianza, 1992, p. 20-21 y 142; Jordi Canal, El carlismo. Dos siglos de contrarrevolución en España, Madrid, Alianza, 2000, p. 17-18; Javier Ramón Solans, «“El catolicismo tiene masas”. Nación, catolicismo y movilización, 1868-1931», Historia Contemporánea, nº 51, 2012, p. 427-454 (p. 436); Francisco Javier Caspistegui, «Paradójicos reaccionarios. La modernidad contra la República de la Comunión Tradicionalista», El Argonauta Español, nº 9, 2012, accesible desde Internet: [https://journals.openedition.org/argonauta/1409].

16 Pedro Rújula y Javier Ramón Solans (eds.), El desafío de la revolución. Reaccionarios, antiliberales y contrarrevolucionarios (siglos XVIII-XIX), Granada, Comares, 2017.

17 Gustavo Sánchez Márquez, «Por la Prensa carlista/ Querer es poder», El Correo Español, 17 de marzo de 1909, p. 1.

18 Jordi Canal, El carlismo…, op. cit., p. 11-12; Alexandre Dupont, La internacional blanca. Contrarrevolución más allá de las fronteras (España y Francia, 1868-1876), Zaragoza, PUZ, 2021.

19 En la pugna entre los seguidores de íntegros y feístas que condujo al cisma de 1888, surgió un grupo indefinido que se situó a mitad de camino con respecto a lo que defendían ambas facciones, cuya cabeza visible era Cerralbo. Jordi Canal en Banderas blancas, boinas…, op. cit., p. 94-95, lo definió como cortesano.

20 Jordi Canal, El carlisme català…, op. cit., p. 58.

21 Arzobispo de Burgos a Francisco Navarro Villoslada (Burgos, 22 de marzo de 1886), Archivo General de la Universidad de Navarra, Fondo Francisco Navarro Villoslada, Caja 145/18, camisa 352.

22 Francisco Navarro Villoslada a Carlos de Borbón y Austria-Este (Madrid, 23 de marzo de 1886), Archivo General de la Universidad de Navarra, Fondo Francisco Navarro Villoslada, Caja 145/18, camisa 326. Aseguraba además que causaría mal efecto nombrar a La Fe como periódico oficial. Más detalles sobre la labor propagandística de Navarro Villoslada en el texto de Carlos Mata Induráin, «Navarro Villoslada y el carlismo: política, periodismo y propaganda», in Imágenes. El carlismo en las artes, Pamplona, Gobierno de Navarra, 2009, p.153-208 (p. 183-186). A Navarro Villoslada se la había propuesto refundar el diario que dirigiera, El Pensamiento Español (1860-1874), a lo que se negó. José Navarro Cabanes, Apuntes bibliográficos de…, op. cit., p. 46.

23 Antonio Juan de Vildósola, «Último número de LA FE», La Fe, 5 de diciembre de 1891 p. 1.

24 Conde de Melgar, Veinte años con dos Carlos, Madrid, Espasa-Calpe, 1940, p. 151.

25 Las biografías de los integrantes del equipo redaccional pueden localizarse en los volúmenes de Manuel Ossorio y Bernard, Ensayo de un catálogo de Periodistas Españoles del siglo XIX, Madrid, Imprenta y Litografía de J. Palacios, 1904; y Antonio López de Zuazo Algar, Catalogo de periodistas españoles del siglo XX, Madrid, Universidad-Empresa, 1988.

26 Jordi Canal, Banderas blancas, boinas…, op. cit., p. 183-185.

27 Juan Ramón de Andrés Martín, «El control mellista…», op. cit., p. 67-68.

28 Eneas [pseudónimo de Benigno Bolaños], «El manifiesto carlista/ Nueva denuncia/ La saña oficial», El Correo Español, 27 de enero de 1897, p. 1.

29 Archivo Histórico Nacional (en adelante, AHN), Archivo de la Familia Borbón-Parma (en adelante, AFBP) (Correspondencia de María de las Nieves de Braganza), leg. 44, exp. 4

30 Acerca de esta intentona el artículo de Jordi Canal y Eduardo González Calleja, «“No era la ocasión propicia…”. La conspiración carlista de fin de siglo en un memorial a don Carlos», Hispania, vol. 52, nº 181, 1992, p. 705-742. Además de las medidas de rigor tomadas por el gobierno, las residencias del director y de varios de los redactores del Correo Español fueron objeto de registro domiciliario. «Por nosotros…..», El Correo Español, 3 de noviembre de 1900, p. 1.

31 Juan Ramón de Andrés Martín, El cisma mellista…, op. cit., p. 36-37.

32 «“Eneas” ha muerto», El Correo Español, 13 de julio de 1909, p. 1; Barón de Artagán [pseudónimo de Reynaldo Brea], Políticos del Carlismo, Barcelona, La Bandera Regional, 1912, p. 233-235.

33 Javier Urcelay Alonso (ed.), Memorias políticas…, op. cit., p. 199-202 y 279.

34 Joaquín Aranda, «Cómo nació “El Correo Español”», El Correo Español, 10 de marzo de 1912, p. 2.

35 Gustavo Sánchez Márquez, «En el XXX aniversario de El Correo Español», El Correo Español, 26 de septiembre de 1917, p. 1. Bartolomé Feliú propuso a Sánchez Márquez como receptor de los recibos del alquiler del local del periódico. Este último aseguraba a Melgar que el casero puso en aprietos al rotativo porque no quería seguir pasando recibos del arriendo a nombre de un muerto (Matías Barrio y Mier). De modo que deseaba entenderse con un vivo. Parece ser que Bartolomé Feliú no tenía la intención de cargar con la propiedad legal del rotativo, cediéndola a Sánchez Márquez. Vid. cartas de Bartolomé Feliú a Francisco Martín Melgar (Madrid, 4 de mayo de 1910) y de Gustavo Sánchez Márquez a Francisco Martín Melgar (Madrid, 11 de mayo de 1910), Archivo del Conde de Melgar.

36 Esta comenzó en enero de 1908 y terminó en 1912 y recaudó 90.206,25 pesetas. Los listados de contribuyentes a este propósito aparecieron publicados en primera plana. Gustavo Sánchez Márquez, ¡Salvemos al R…! ..., op. cit., p. 114; «De casa/ Generosa iniciativa», El Correo Español, 6 de enero de 1908, p. 1-2 y «Por “El Correo Español”», El Correo Español, 30 de julio de 1912, p. 2.

37 Sin ánimo de ser exhaustivos, puede servirnos de ejemplo el listado publicado en «Por “El Correo Español” / Prensa carlista/ Centros y juntas», El Correo Español, 15 de enero de 1909, p. 1-2. La importancia que para estos movimientos contrarrevolucionarios tuvo la promoción de quien respaldaba las suscripciones ha sido indicada en estudios como los de Solange Hibbs-Lissorgues, Iglesia, prensa y sociedad en España (1868-1904), Alicante, Institución Juan Gil-Albert, 1995 y Alexandre Dupont, La Internacional blanca…, op. cit., p. 250-260.

38 Sobre su dirección política, la reciente biografía de José María Vallejo García-Hevía, Matías Barrio y Mier (1844-1909). Un historiador del derecho en la cátedra, la política y la guerra, Madrid, Sanz y Torres, 2020.

39 Carlos de Borbón y Austria-Este a Manuel Polo y Peyrolón (Venecia, 7 de diciembre de 1904), carta reproducida en Javier Urcelay Alonso (ed.), Memorias políticas…, op. cit., p. 139, 200 y 414.

40 María Cruz Seoane y María Dolores Saiz, Historia del periodismo 3. 1898-1936, Madrid, Alianza, 1996, p. 215-216; Eduardo González Calleja, La razón de la fuerza. Orden público, subversión y violencia política en la España de la Restauración (1875-1917), Madrid, CSIC, 1998, p. 191 y 200.

41 Gustavo Sánchez Márquez, ¡Salvemos al R…! …, op. cit., p. 184-185; Agustín Fernández Escudero, El marqués de…, op. cit.

42 Gustavo Sánchez Márquez, ¡Salvemos al R…! ..., op. cit., p. 31-32; Javier Urcelay Alonso (ed.), Memorias políticas…, op. cit., p. 273-274. Vid. supra nota nº 35.

43 Esta distinción la propone Gustavo Sánchez Márquez, ¡Salvemos al R…! ..., op. cit., p. 19. Don Carlos exigió a Matías Barrio y Mier que apartara a Cerralbo de la parte administrativa del periódico, que excluyera a Mella del equipo de redacción y que asumiera una dirección política contundente del rotativo. Agustín Fernández Escudero, «La delegación carlista de Matías Barrio y Mier (1899-1909): Continuismo Tradicionalista», Studium: Revista de Humanidades, nº 23, 2017, p. 161-193 (p. 173-175).

44 Antero Samaniego a Tirso de Olazábal (Froshdorf, 24 de mayo de 1911), Archivo Histórico de Euzkadi, Archivo de Tirso de Olazábal, Leg. 008, doc. 8.

45 Francisco Martín Melgar al marqués de Cerralbo (París, 4 de enero de 1913), Archivo Museo Cerralbo (Madrid), leg. 12, exp. 33, doc. nº 473.

46 Joaquín Llorens a Jaime de Borbón (Madrid, 23 de junio de 1913), AHN, AFBP (Correspondencia de Jaime de Borbón), Leg. 130, exp. 3.

47 Domingo Cirici Ventalló a Jaime de Borbón (Madrid, 11 de junio de 1912), AHN, AFBP (Correspondencia de Jaime de Borbón), Caja 133, exp. 3. El pretendiente opinaba que la dirección de la gaceta del partido no debía estar en manos de literatos, sino en las de hombres de números. Jaime III se refería en sus escritos a que los rotativos tenían una esencia industrial y por ende la figura del gerente, como alma del mismo, era el que podía hacer medrar el periódico, puesto que era perfecto «conocedor de las necesidades de un periódico moderno». Jaime de Borbón, «Líneas generales de mejora de El Correo Español» AHN, AFBP (Correspondencia de Jaime de Borbón), Leg. 133, exp. 3.

48 Gustavo Sánchez Márquez, ¡Salvemos al R…! ..., op. cit., p. 55-56; Juan Ramón de Andrés Martín, «El control mellista…», op. cit., p. 69. Sobre el sociólogo Severino Aznar vid. Francisco J. Carballo López, «El pensamiento político de Severino Aznar Embid, un carlista atípico», Aportes. Revista de Historia Contemporánea, nº 72, 2010, p. 95-120.

49 Gustavo Sánchez Márquez, «Notas del Destierro», El Correo Español, 18 de octubre de 1910, p. 1. Luis Hernando de Larramendi, «Minuta de Estatutos para la Sociedad Anónima El Correo Español», AHN, AFBP (Correspondencia de Jaime de Borbón), Caja 133, exp. 3. Algo que ya se había puesto en marcha con El Correo Catalán de Barcelona: Joan Torrents Juncà, «El jaumisme català. Partit, ideari i sociabilitat (1909-1931)», in Daniel Montañà y Josep Rafart (Coords.), L’herència catalanista del carlisme, Avià, Centre d’Estudis d’Avià, 2019, p. 175-200 y Victor Saura, Carlins, capellans, cotoners i convergents: historia d`El Correo Catalán (1876-1985), Barcelona, Diputación de Barcelona, 1998.

50 Antes del proyecto de la sede del Correo entre 1910 y 1912, Jalvo fue el responsable de levantar en la calle de Piamonte una Casa del Pueblo socialista (1907-1909). Salvador Gallego Aranda, «Los expedientes personales como fondos de arquitectura en las Administraciones Públicas: el caso de Mauricio Jalvo Millán (una aproximación biográfica)», Cuadernos de Arte de la Universidad de Granada, nº 39, 2008, p. 131-151 (p. 134).

51 «Movimiento jaimista», Vade-mecum del Jaimista (Barcelona), nº II (1 de febrero de 1912), p. 150.

52 Llorens exigió la imposición de algunos correctivos al administrador-gerente por el exceso de gasto en algunas de las partidas que recogían los informes. Observaba que en los costes que generó la adquisición de las rotativas y maquinarias superaban en doce mil pesetas las cifras recaudadas en la suscripción destinada a tal fin. Responsabilizaba a Mella de incrementar el salario y el personal de redacción y administración. Una de las conclusiones a las que llegó la comisión por él presidida era la urgencia que corría dejar constancia en el Registro Civil de Madrid al marqués de Cerralbo como propietario del diario y de la imprenta. A su vez, este debía hacer una declaración notarial donde indicara que en todo tiempo y lugar las referidas propiedades pertenecían exclusivamente al rey-pretendiente. Una última consideración que incluiría tal documento era el de la entrega por parte de Mella del rico legado Bulfy, que tendría que ir a parar a una entidad bancaria donde generara intereses. Cartas de Joaquín Llorens a Jaime de Borbón y Borbón-Parma (Madrid, 31 de mayo y 23 de junio de 1913), AHN, AFBP (Correspondencia de Jaime de Borbón), Leg. 130, exp. 3.

53 Gervasio Puiggrós, «Recuento de los números de “El Correo Español” servidos diariamente según nota proporcionada por don Gustavo Sánchez» (Barcelona, 6 de mayo de 1912), AHN, AFBP (Correspondencia de Jaime de Borbón), Leg. 133, exp. 3.

54 Gustavo Sánchez Márquez, ¡Salvemos al R…! …, op. cit., p. 112-128 y 185.

55 Gustavo Sánchez Márquez a Jaime de Borbón (Madrid, 3 de diciembre de 1914) reproducido en Ibíd., p. 230-231.

56 AHN, AFBP (Correspondencia de Jaime de Borbón), Leg. 132, exp. 2.

57 Juan Ramón de Andrés Martín, El cisma mellista…, op. cit., p. 93-117; Gregorio Alonso, «“Afectos caprichosos”. Tradicionalismo y germanofilia durante la Gran Guerra», Hispania Nova, nº 15, 2017, p. 394-415 (p. 401-413).

58 Jaime de Borbón a Gustavo Sánchez Márquez (Biarritz, 15 de febrero de 1919), reproducido por El Correo Español, 18 de febrero de 1919, p. 1.

59 Nombrado a finales de mayo de 1920. Véanse los artículos de Luis Hernando de Larramendi, «Nuevo director de “El Correo Español”» y del administrador-gerente Miguel de Torres, «A los jaimistas/ Presentación y despedida», El Correo Español, 27 de mayo de 1920, p. 1.

60 «Importante reunión/ En favor de nuestro periódico/ La Editorial Tradicionalista», El Correo Español, 3 de marzo de 1921, p. 1.

61 Un sacerdote navarro, «Carta abierta/ A todos los jaimistas/ ¡Salvemos el proyecto! …» El Correo Español, 22 de febrero de 1921, p. 1-2.

62 No obstante lo dicho, las tiradas de 1913 no son correctas pues eran bastante inferiores a 20.000. Estadística de la Prensa Periódica de España (referida al 1º de abril de 1913), Madrid, Imprenta de la Dirección General del Instituto Geográfico y Estadístico, 1914, p. 32-33; Estadística de la Prensa Periódica de España (referida al 1º de febrero de 1920), Madrid, Talleres del Instituto Geográfico y Estadístico, 1921, p. 62-63.

63 Guillermo Arsenio de Izaga, «A los tradicionalistas/ ¡Por Dios, por la Patria y por el R..!», El Correo Español, 30 de noviembre de 1921, p. 1.

64 Francisco Martínez Alsúa a Jaime de Borbón y Borbón-Parma (Pamplona, 18 de junio de 1931), AHN, AFBP (Correspondencia de Jaime de Borbón), Leg. 134, exp. 4; Marqués de Villores a Francisco Carlos Melgar (Valencia, 29 de diciembre de 1926), Archivo del Conde de Melgar.

65 Melchor Ferrer, Historia del Tradicionalismo…, T. XXIX, op. cit., p. 151-152, 206 y 335-336; y Martin Blinkhorn, Carlismo y contrarrevolución en España, 1931-1939, Barcelona, Crítica, 1979, p. 130-132; José Luis Agudín Menéndez, «En busca del diario perdido: el (bi) semanario El Cruzado Español en la reconstrucción propagandística y organizativa del carlismo (1929-1932)», Historia Contemporánea, nº 72, 2023, p. 431-462; El Cruzado Español, 25 de diciembre de 1931, p. 1.

66 Gedeón (Madrid), nº 445, 3 de junio de 1904, p. 10.

67 A partir de los años 1910, al decir de don Jaime, debía hacerse una lista de abogados, ingenieros, militares, catedráticos, agricultores, etc. que fueran adictos a la causa y el gerente solicitaría sus trabajos cuando considerara que estaban de viva actualidad. El precio de sus trabajos sería acordado entre los interesados y el mismo gerente. Jaime de Borbón, «Líneas generales de…», op. cit.

68 Bartolomé Feliú a Jaime de Borbón y Borbón-Parma (Madrid, s.f. pero probablemente verano de 1909), AHN, AFBP (Correspondencia de Jaime de Borbón), Leg. 130, exp. 2.

69 José Navarro Cabanes, Apuntes bibliográficos de…, op. cit., p. 172; Barón de Artagán [seudónimo de Reynaldo Brea], Príncipe heroico y soldados leales, Barcelona, La Bandera Regional, 1912, p. 125.

70 Carlos de Borbón y Austria-Este a Bertram Ashburnham (Venecia, 29 de septiembre de 1888), East Sussex and Brighton and Hove Record Office at the Keep, Archive of the Ashburnham Family and their Sussex Estate (1048-1984) (The Carlist Activities of the 5th Earl (1819-1920)), ASH-2905: Correspondence (1881-1912), Varia II 36-39.

71 Carlos de Borbón y Austria-Este a Bertram Ashburnham (Venecia, 6 de diciembre de 1888 y 1 de agosto de 1891), East Sussex and Brighton and Hove Record Office at the Keep, Archive of the Ashburnham Family and their Sussex Estate (1048-1984) (The Carlist Activities of the 5th Earl (1819-1920)), ASH-2905: Correspondence (1881-1912), Varia II 45-47 y 17-18.

72 Carlos de Borbón y Austria-Este a Lluís María de Llauder (Palazzo Loredán, Venecia, 20 de septiembre de 1888), documento reproducido por Melchor Ferrer, Historia del Tradicionalismo…, T. XXVIII-II, op. cit., p. 90-92. L[uis] M[aría] de Ll[auder], «Nuestro deber», El Correo Español, 2 de enero de 1890, p. 1; Eneas [pseudónimo de Benigno Bolaños], «Del arte. La sociedad y la literatura», El Correo Español, 31 de octubre de 1896, p. 1.

73 Mauricio Jalvo, Gregorio Campos, José Villar, Juan López de Rego, Eduardo Garrido e Ignacio María de Cerezeda, «Proyecto de reforma de El Correo Español» (Madrid, 6 de julio de 1912), AHN, AFBP (Correspondencia de Jaime de Borbón), Leg. 133, exp. 3.

74 Gustavo Sánchez Márquez, ¡Salvemos al R…! …, op. cit., p. 220-221.

75 Valgan como muestras «Málaga, comercial e industrial», El Correo Español, 29 de julio de 1915, p. 3-4 y «“El Correo Español” en Asturias/ Oviedo.- Arte, industria y comercio», El Correo Español, 15 de mayo de 1916, p. 3-4.

76 Jaime de Borbón, «Líneas generales de…», op. cit.; Gustavo Sánchez Márquez, ¡Salvemos al R…! ..., op. cit., p. 30 y 220-222.

77 Gustavo Sánchez Márquez, ¡Salvemos al R…! …, op. cit., p. 185; Javier Urcelay Alonso (ed.), Memorias políticas…, op. cit., p. 377-378. Además de los beneficios que supondrían desde el punto de vista político para la Comunión, Jaime III aprobó desde el primer momento las intenciones de Miguel de Torres de hacer negocio.

78 El Correo Español, 4 de noviembre de 1905, p. 1; «A Don Carlos de Borbón», El Correo Español, 3 de noviembre de 1906, p. 1. Ocurrió de igual forma unos años antes, tal y como se recoge en La Fe, 6 de noviembre de 1891, p. 1.

79 Acerca de la celebración de este centenario, Jordi Canal, Dios, Patria, Rey. Carlismo y guerras civiles en España, Madrid, Sílex Ediciones, 2023, p. 179-209.

80 El Correo Español, 12 de octubre de 1892.

81 El Correo Español, 15 de octubre de 1893.

82 «Un telegrama de Interlaken», El Correo Español, 15 de agosto de 1904, p. 1; «Una carta», El Correo Español, 22 de septiembre de 1904, p. 1; «El Príncipe Don Jaime», El Correo Español, 22 de octubre de 1904, p. 1; Javier Urcelay Alonso (ed.), Memorias políticas…, op. cit., p. 191-197.

83 En la misma línea que lo propuesto por Michael Billig, Banal Nationalism, Londres, SAGE Publications, 1995.

84 El Correo Español, 26 de mayo de 1913, p. 4.

85 El Correo Español, 17 de noviembre de 1908, p. 4; 21 de diciembre de 1909, p. 4.

86 El Correo Español, 29 de diciembre de 1904, p. 4.

87 «Nuevo reloj jaimista», El Correo Español, 29 de julio de 1915, p. 6.

88 El Correo Español, 28 de mayo de 1897, p. 4.

89 El Correo Español, 15 de marzo de 1892, p. 4 y 15 de marzo de 1909, p. 4; Jordi Canal, El carlisme català…, op. cit., p. 159-163 y Banderas blancas, boinas…, op. cit., p. 132-135; Francisco Javier Caspistegui, Espacios de la…, op. cit., p. 128-130.

90 El Correo Español, 1 de abril de 1912, p. 4 y 8 de marzo de 1913, p. 3.

91 Francisco Javier Caspistegui, Silvia Lizarraga e Iñaki Urricelqui, ¡Cuántos son mis soldados! Pelayos, ilustrando una infancia bélica, Pamplona, Gobierno de Navarra, 2022, p. 44-45. Véase también sobre el cuerpo de exploradores de España, que se extendió durante aquellos años con el patrocinio regio, lo que escribe Javier Moreno Luzón, El rey patriota. Alfonso XIII y la nación, Barcelona, Galaxia Gutenberg, 2023, p. 201-207.

92 Gregorio Campos, «Haciendo patria/ Avanzadas infantiles del progreso» El Correo Español, 10 de agosto de 1912, p. 4; Íd., «Los Scáuts/ Contestando a la prensa», El Correo Español, 24 de agosto de 1912, p. 4.

93 Gregorio Campos, «Laborando» El Correo Español, 24 de agosto de 1912, p. 6. Recibió la felicitación del Conde de Romanones, además de prohombres legitimistas como Joaquín Llorens.

94 Mauricio Jalvo Millán, Proyecto de organización de las fuerzas jaimistas en España, p. 37, memoria adjunto a la carta de Mauricio Jalvo a Carlos M. Dalfau (Madrid, 15 de agosto de 1912), AHN, AFBP (Correspondencia de Jaime de Borbón), Leg. 133, exp. 1.

95 No todos mostraban su conformidad con lo que reflejaban las crónicas de El Correo Español, tal y como criticó Joaquín Llorens en la correspondencia que mantuvo con Jaime de Borbón y Borbón-Parma (Madrid, 30 de junio de 1912), AHN, AFBP (Correspondencia de Jaime de Borbón), Leg. 130, exp. 3. Denunciaba que, con motivo del traslado de los restos del general Nicolás Ollo desde el cementerio de Durango al panteón de los generales carlistas en Estella, El Correo Español llenara «columnas y columnas [para] aplaudir y glorificar de un modo estupendo al que pronunció un discurso muy notable sí, pero cuyo mérito, a mi entender, no puede llegar, ni con mucho, al que hemos contraído los que abandonando familia y carrera acudimos a los campos de batalla obedientes al rey». El aludido lógicamente era Vázquez de Mella, sorprendiendo a Llorens que no hubiera mención alguna a otro de los oradores intervinientes, Esteban Bilbao.

96 Javier Urcelay Alonso (ed.), Memorias políticas de…, op. cit., p. 318-319. También las cartas de Bartolomé Feliú a Jaime de Borbón, AHN, AFBP (Correspondencia de Jaime de Borbón), Leg. 130, exp. 2; Agustín Fernández Escudero, «La delegación carlista de Bartolomé Feliú y Pérez (1909-1912) ¿partidario de una nueva sublevación tradicionalista?», Studium: Revista de Humanidades, nº 21, 2015, p. 105-135 (p. 126-127); Juan Ramón de Andrés Martín, «El caso Feliú y el dominio de Mella en el partido carlista en el período 1909-1912», Espacio, Tiempo y Forma. Serie V. Historia Contemporánea, nº 10, 1997, p. 99-116.

97 «Organización carlista. Libro de honor», El Correo Español, 6 de enero de 1896, p. 2-6.

98 Jordi Canal, Banderas blancas, boinas…, op. cit., p. 275-292; Pedro Rújula, «Conmemorar la muerte, recordar la historia: la Fiesta de los Mártires de la Tradición», Ayer, nº 51, 2003, p. 67-85; Juan Carlos Senent Sansegundo, «La festividad de los Mártires de la Tradición en el franquismo», Revista Historia Autónoma, nº 16, 2020, p. 139-157 (p. 140-141).

99 El Correo Español, 10 de marzo de 1896, p. 1; 10 de marzo de 1900, p. 2-3.

100 Al respecto de la cultura del duelo en el carlismo, a través del seguimiento al entierro de Llauder en 1902, puede leerse la reciente contribución escrita al alimón por Pedro Rújula y Jordi Canal, «Carlistas: sangre y muerte como tradición política», in Pierre Géal y Pedro Rújula (coords.), Los funerales políticos en la España contemporánea. Cultura del duelo y usos públicos de la muerte, Zaragoza, PUZ, 2023, p. 207-232 (p. 220-229).

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Table des illustrations

Titre Figura 1.
Légende Los directores de El Correo Español hasta 1914: Lluís M. de Llauder, Leandro Herrero, Juan Vázquez de Mella, Benigno Bolaños y Salvador Morales.
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Titre Figura 2.
Légende Fachada principal de la Casa de los Tradicionalistas en la Calle de Pizarro nº 14.
Crédits La Hormiga de Oro, 16 de marzo de 1912, p. 167, Hemeroteca Digital de la Biblioteca Nacional de España.
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Titre Figura 3.
Légende Rotativa de la Casa Jules Derrey que se adquirió para la impresión de los ejemplares del diario con capacidad para imprimir números de cuatro, seis y ocho páginas.
Crédits Gustavo Sánchez Márquez, ¡Salvemos al R…! La crisis del partido carlista. Confidencias y documentos de especial interés para los Jaimistas, dados a conocer en defensa propia, Madrid, Imprenta de Antonio Marzo, 1915 [1919], p. 147.
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Titre Figura 4.
Légende Fachada antes y después de la reforma efectuada por Mauricio Jalvo y que dio lugar a la Casa de los Tradicionalista que, además de círculo de sociabilidad carlista, cobijaba las oficinas y talleres del diario El Correo Español. En la fotografía inferior aparece la redacción con Gustavo Sánchez Márquez a la cabeza en el momento de inaugurar las nuevas instalaciones.
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Titre Figura 6.
Légende Equipo de redacción y dirección de El Correo Español en 1912. En los laterales el director Salvador Morales y el administrador-gerente Gustavo Sánchez Márquez.
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Titre Figura 7.
Légende Número extraordinario con motivo de la onomástica del rey-pretendiente Jaime III el 25 de julio de 1910.
Crédits El Correo Español, 25 de julio de 1910, p. 1. Hemeroteca Digital de la Biblioteca Nacional de España.
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Titre Figura 8.
Légende Muestras del carlismo banal (1): licores y anises con alusiones en sus marcas a los nombres de los reyes-pretendientes.
Crédits El Correo Español, 28 de mayo de 1897, p. 1, Hemeroteca Digital de la Biblioteca Nacional de España.
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Titre Figura 9.
Légende Muestras del carlismo banal (2): relojes con representación de Jaime III.
Crédits El Correo Español, 29 de julio de 1915, p. 6, Hemeroteca Digital de la Biblioteca Nacional de España.
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Titre Figura 10.
Légende Muestras del carlismo banal (3): chocolates Jaime de Borbón.
Crédits El Correo Español, 20 de mayo de 1912, p. 4, Hemeroteca Digital de la Biblioteca Nacional de España.
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Titre Figura 11.
Légende Portada del primer número extraordinario del Correo Español con motivo del primer festejo de los Mártires de la Tradición en 1896. Aparecen en la lápida de homenaje los militares beneméritos de la causa.
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Titre Figura 12.
Légende Número extraordinario de la fiesta de los Mártires correspondiente a marzo de 1910. Nótese la centralidad que adquiere la figura del rey-pretendiente y sus antecesores. Aquí le acompañan, además de militares, políticos destacados en la acción política de la Comunión.
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Pour citer cet article

Référence électronique

José Luis Agudín Menéndez, « Una historia por descubrir: anotaciones para un estudio del diario carlista El Correo Español (ca. 1888-1921) »Cahiers de civilisation espagnole contemporaine [En ligne], SPÉCIAL 5 | 2024, mis en ligne le 20 janvier 2025, consulté le 14 mai 2025. URL : http://journals.openedition.org/ccec/19598 ; DOI : https://doi.org/10.4000/1349y

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Auteur

José Luis Agudín Menéndez

Universidad de Oviedo

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