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Études
Miscellanées

Comunidades pescadoras, extractivismo y la FAO. De la sabiduría del XIX a la ciencia del XXI

Communautés de pêcheurs, extractivisme et FAO. De la sagesse du XIXe siècle à la science du XXIe
Fishing Communities, Extractivism and the FAO. From the Wisdom of the 19th Century to the Science of the 21st
Xabier Brisset Martín

Résumés

À la fin du XIXe siècle, la culture traditionnelle de la pêche galicienne, qui défend l’autorégulation, est contestée par la culture extractiviste, en faveur d’une liberté de pêche sans limites. Deux visions du monde antagonistes : se sentir partie intégrante de la nature ou la considérer comme quelque chose d’étranger. Toutes deux ont combiné arguments et mesures de pression et ont recherché la faveur des législateurs pour l’emporter dans le conflit. Cette transition traumatisante de la pêche traditionnelle à la pêche extractiviste a duré 33 ans. Ici, nous ne verrons que les six premières années, entre 1883 et 1889. Dans cet article, nous découvrirons les propositions et les attitudes des deux opposants et leur reflet dans la législation générée au cours de cette période. Nous analyserons tout cela à la lumière des critères scientifiques actuels, en prenant comme référence le « Code de conduite pour une pêche responsable » que, pour défendre la biodiversité et garantir l’accès à l’alimentation, la FAO a approuvé en 1995 avec l’aval de la communauté scientifique. Ainsi, nous vérifierons le degré de similitude ou de confrontation de chacune des options du XIXe siècle avec la pêche responsable du XXIe siècle.

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Texte intégral

Introducción

1En la primavera de 2024 ha sido publicado por Edicións Xerais el libro Galicia, un mar con historia con la edición de Isidro Dubert y la participación de doce firmas destacadas en un esperado esfuerzo divulgativo. Durante las próximas décadas será el manual que fijará el conocimiento popular sobre la existencial relación de Galicia con el mar, desde la antigüedad hasta el presente. Reconocidos autores presentan aquellos períodos de florecimiento pesquero o decadencia que marcaron al importante porcentaje de la población gallega que integraba y se sentía comunidad pescadora. Destacable mérito de esta publicación es dedicar un capítulo a dos de los colectivos sistemáticamente condenados a la no existencia, las mujeres y los obreros asalariados (y su capacidad de auto organización). Por fin reconocidos con espacio propio.

  • 1 Jesús Giraldez Rivero, Crecimiento y transformación del sector pesquero gallego (1880-1936), Madrid (...)
  • 2 Carmen Fernandez Casanova, «Xeitos contra traiñas», Glaucopis. Boletín del Instituto de Estudios Vi (...)
  • 3 Pablo Carrera e Xoan Carmona, «Patrimonio e cultura do mar en Galicia» in Manuel M. Varela Lafuente(...)

2Pero aún quedan colectivos con identificación deficiente. Permanece otra frontera epistemicida que niega protagonismo, derecho a la memoria y existencia histórica a aquellas comunidades marineras, transversales, que fueron capaces de ofrecer, desde el conocimiento empírico y la autogestión, una alternativa coherente y culturalmente homogénea cuando, a finales del siglo XIX, se enfrentaron a las radicales propuestas extractivistas. Aunque la legislación liberal no les reconoció representatividad, intentaron frenar unas prácticas que advertían desastrosas para el futuro de la pesca gallega, es decir para nuestro presente. La conveniencia de recuperar esos referentes autóctonos ya fue intuida, hace casi treinta años, por Jesús Giráldez en su introducción al libro de cabecera de ese determinante período pesquero1. Continuó Carmen Fernández en su detallada aproximación al conflicto advirtiendo del importante déficit de estudios sobre aquellos movimientos sociales2. También Pablo Carrera y Xoan Carmona3 animan a la recuperación plena de esa cultura pescadora y la transmisión de conocimientos sobre la interacción de los pueblos con el medio. Además, he necesitado citar en varias ocasiones tanto a Iago Santos Castroviejo, por sus acertadas contextualizaciones de aquellas comunidades o riberas, como a Casto Sampedro Folgar, respetuoso observador de los conflictos pesqueros y, él mismo, contemporáneo del que nos ocupa. Con estos antecedentes y siguiendo sus estelas, este artículo pretende rescatar las ideas, propuestas, actitudes y siluetas de aquellos que perdieron la guerra, pero fueron capaces de ganar batallas a pesar de tenerlo todo en contra.

Análisis diacrónico del conflicto

  • 4 Eduardo de la Peña Ibañez, «Memoria acerca de la industria comercial de Galicia», Revista de la Soc (...)
  • 5 Joaquín Díaz de Rábago (1885), La industria de la pesca en Galicia, reedición facsimilar de Edición (...)

3La flota gallega faena en varios océanos, ocupando el sector pesquero de esta Comunidad Autónoma uno de los lugares destacados entre los países europeos, tanto en capturas y valor de las descargas en fresco y congelado como en la producción de conservas. A finales de siglo XIX, su posición era importante solo a nivel doméstico, liderando en el Estado Español la captura, transformación y distribución de salazones de sardinas, que representaban la segunda exportación de este antiguo Reino, solo por detrás del ganado bovino4. Careciendo de flota de altura5, su esfuerzo pesquero se centraba en las rías con una actividad cuidadosamente regulada y una producción repartida en 240 almacenes de salazones distribuidos por toda la costa.

  • 6 A día de hoy, 31 de marzo 2024, ni la Real Academia Gallega ni la Real Academia Española incorporar (...)

4En la década de los 80 del XIX, gracias a la inauguración de los caminos de hierro que conectaban A Coruña (1883) y Vigo (1885) con la meseta, se inició la exportación del pescado fresco a las urbes castellanas. También comenzó la industrialización conservera con acceso indirecto a los mercados internacionales. Entonces, diferentes inversores importaron costosa tecnología intensiva que les permitía multiplicar el esfuerzo pesquero. Eran partidarios de las prácticas extractivistas6 y de la libertad de pesca sin limitaciones.

  • 7 Con matizaciones puntuales y mínimas variables cronológicas, este conflicto fue vivido en todos los (...)

5Por su parte, las riberas de pescadores7 pretendían proveer esos nuevos mercados especializándose, sumando sinergias y siempre respetando la necesidad de recuperación de los recursos, marcando límites que impidieran la sobrepesca. Para Santos Castroviejo estas riberas de pescadores son protagonistas indispensables para acercarse, en todo tiempo, a la realidad pesquera gallega:

  • 8 Iago Santos Castroviejo, texto anexo en el artículo «Xoubas e parrochas à l’huile d’olive», Nova Ar (...)

6De inmemorial decían en Pontevedra que les venía a las comunidades de pescadores su derecho a la posesión del mar. Esto aún habiéndole concedido los reyes al arzobispo de Santiago, en 1180 «El señorío de Tierra y de Mar de la Villa». El arzobispo no podía interferir este derecho de los pescadores sobre las poblaciones de peces [...] Cada ribera de pescadores tenía sus complejos códigos de quién tiene derecho a pescar y cómo, que artes, métodos y lugares son vedados o demasiados, lo que incluye, naturalmente, los derechos de visita y sanción al infractor por parte, sea de los gremios, sea de las comunidades, que lo ejercían activamente8.

  • 9 La FAO-OAA (Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura) fue creada e (...)
  • 10 FAO, 1995. Código de conducta para una pesca responsable. Introducción, p. 1. https://www.fao.org/3 (...)
  • 11 FAO, 2021. Declaración de 2021 del Comité de Pesca en Favor de la Pesca y la Acuicultura Sostenible (...)

7Sobre este mismo tema, la gestión y aprovechamiento de los recursos pesqueros, en 1995, la FAO-OAA9 presentó su «Código de conducta para una pesca responsable», que con el debido respeto de los ecosistemas y de la biodiversidad, «establece principios y normas internacionales para la aplicación de prácticas que procuren asegurar la conservación, la gestión y el desarrollo eficaces de los recursos acuáticos vivos»10. Hace bien poco, en febrero de 2021, el Comité de Pesca de la FAO, conmemorando el 25º aniversario de este Código, reconocía que fue «el más importante de los documentos políticos que influyeron en los principios de sostenibilidad de la pesca y de la acuicultura en todo el mundo», reiterando el compromiso con sus objetivos y reconociendo los logros desde su aprobación11.

8Confirmando la importancia de este acuerdo internacional podemos constatar que tanto la Ley de Pesca Marítima del Estado Español, 3/2001, como la Lei de Pesca de Galicia, 11/2008 y las respectivas de otras CC.AA., reconocen la influencia directa del Código de la FAO en la inspiración y redacción de los articulados. Querencia aún más evidente con la nueva Ley de Pesca Sostenible e Investigación Pesquera, 5/2023 de 17 de marzo 2023, que directamente recoge en su propio enunciado dos de los más firmes objetivos del Código: «pesca sostenible» e «investigación pesquera». Toda una declaración de acatamiento y respeto a las propuestas científicas de los comités internacionales.

El código de conducta para una pesca responsable de la FAO (1995)

  • 12 El límite de las tres millas náuticas de los mares territoriales (5.556 m.) fue acordada por la Con (...)

9A finales del XIX, los mares territoriales bajo el control de los estados ribereños se limitaban a tres millas náuticas, normalmente prohibidas para actividades extractivas extranjeras. Considerando los derechos de pesca, fueron añadiendo otras tres millas de control fiscal. Fuera de esos límites, en las aguas internacionales, podía pescar quien quisiera como quisiera12.

  • 13 El 22 de julio de 1902, ante las evidentes consecuencias de la proliferación de los métodos de pesc (...)

10Al incorporar en los litorales de los países industrializados elementos intensivos como el cerco con jareta en la bajura y el arrastre con puertas en la altura, los síntomas de sobrepesca se hicieron evidentes motivando la creación del ICES en 190213. Finalizada la II Guerra Mundial, la adaptación a las flotas pesqueras de la tecnología de localización por sonar fue uno de los factores más importantes para aumentar la eficacia en las capturas. Unido a la utilización de nuevos materiales sintéticos para redes, la botadura de buques factoría con capacidad de ultra congelar los pescados y otras numerosas mejoras multiplicaron el esfuerzo pesquero por todos los océanos, superando en numerosos caladeros el rendimiento máximo sostenible y de recuperación natural de los recursos.

11En 1964 los Estados europeos duplicaron a doce millas sus aguas jurisdiccionales en materia de pesca, firmando el Convenio Europeo sobre pesquerías de Londres. Mientras, varios Estados americanos reclamaban el control económico como mínimo hasta las doscientas millas. En Europa Islandia fue pionera en esa reclamación, enfrentándose al Reino Unido en las tres «Guerras del bacalao» (1958-1976). Finalmente, la distancia de 200 millas como Zona Económica Exclusiva (ZEE) fue aceptada en la Convención de Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar de 1982, que entró en vigor en 1994, otorgando a los respectivos Estados derechos exclusivos de gestión y ordenación. En ese momento el 90% de las plataformas continentales y muchos de los mejores caladeros, antes en mares internacionales, quedaron incluidos en las aguas gestionadas por los respectivos países.

12A partir de entonces buena parte de las actividades pesqueras podían ser reguladas por las legislaciones estatales, por lo que varias organizaciones internacionales, preocupadas por la sobrepesca que padecían diferentes especies y caladeros, solicitaron a la FAO que:

Reconociendo la función decisiva de la pesca para la seguridad alimentaria mundial y el desarrollo económico y social, así como la necesidad de garantizar la sostenibilidad de los recursos acuáticos vivos y su medio ambiente para las generaciones actuales y futuras [...] desenvuelva el concepto de pesca responsable y formule un instrumento al respecto14.

13Procurando ese objetivo, tras numerosas comisiones, consultas y asesoramientos, en 1995 fue aprobado el «Código de conducta para una pesca responsable» que contiene principios y normas aplicables a la conservación, ordenación y desarrollo de todas las pesquerías, instando la FAO a todos los Estados y a todos los involucrados en la actividad pesquera que lo aplicaran de manera efectiva, ya que toma en cuenta las características biológicas de los recursos y los intereses relacionados con el sector pesquero y de los consumidores, además de promover la investigación pesquera y de los ecosistemas asociados y factores medioambientales. Siendo el texto del Código de la FAO de fácil consulta online, me limitaré a citar algunos fragmentos de los artículos 6, 7, 8, 10 y 12, centrados en los principios que deben regir en la actividad pesquera, su regulación y los artes a emplear. Temas sobre los que la Cultura Pescadora Tradicional tenía en Galicia un posicionamiento inequívoco, como veremos más adelante.

14En el marco institucional la FAO propone a los diferentes Estados que consulten con los representantes del sector pesquero y las comunidades, durante los procesos de toma de decisiones, para adoptar un marco jurídico, institucional y de definición de las políticas apropiadas para conseguir una utilización sostenible e integrada de los recursos, teniendo en cuenta la fragilidad de los ecosistemas litorales, el carácter finito de los recursos naturales y las necesidades de las comunidades costeras. Insiste el Código en que los Estados deben reconocer que la pesca responsable requiere de una sólida base científica, velando por una investigación adecuada en todos los aspectos de la pesca, incluyendo biología, ecología, tecnología, ciencias medioambientales, economía, ciencias sociales, acuicultura y ciencias nutricionales. Así mismo los Estados deberán conocer el estado de las poblaciones de peces que se encuentren en su jurisdicción, incluidos los efectos de los cambios en los ecosistemas derivados de la presión pesquera, la contaminación o de la alteración o perturbación del hábitat acuático y salvaguardar la biodiversidad de los ecosistemas. Da gran importancia a priorizar las prácticas de pesca selectiva exigiendo que los artes, métodos y prácticas de pesca sean, en la medida de lo posible, lo suficientemente selectivos para reducir al mínimo los desperdicios y descartes por captura de peces que no son comercializables. Referente a la introducción de nuevos artes en la explotación comercial, el Código propone una previa valoración científica sobre sus efectos en los ecosistemas. Propuestas todas ellas orientadas a la mejora de la gestión pesquera y la salvaguardia de la biodiversidad en las zonas marítimas controladas por los Estados, aplicando criterios científicos ante la necesidad de regular una legítima actuación de captura sobre recursos alimenticios limitados.

15Actualmente, el razonable entendimiento de conducta responsable en la pesca continúa su expansión más allá de las 200 millas, fuera de los límites de las jurisdicciones estatales. El pasado 2023, tras cuatro lustros de negociaciones, se consideró como histórica la firma del marco legal conocido como «Tratado de alta mar» en la Conferencia Intergubernamental de la ONU sobre Biodiversidad Marina de Áreas Fuera de la Jurisdicción Nacional, colocando el 30% de los océanos del mundo en áreas protegidas y cubriendo el acceso y uso de los recursos genéticos marinos15. Sin duda una victoria global sobre la tolerancia que dominaba las antiguas legislaciones que permitían la explotación oceánica sin regulaciones.

El origen de la cultura pescadora gallega

16La dimensión de la actividad pesquera en un territorio, más allá de la mínima incidencia del autoconsumo, está condicionada por factores que permiten la captura del pescado y su comercialización en grandes cantidades. Entre ellos por el acceso de las colectividades pesqueras a los ecosistemas marinos desde asentamientos próximos a la orilla del mar; a las tecnologías y técnicas de captura utilizables por los pescadores; a la capacidad de conservación de los productos a disposición de los transformadores y de medios de transporte de los distribuidores, así como a la existencia y acceso a mercados consumidores. Estas condiciones comenzaron a darse en Galicia a partir del último tercio del siglo XII tras superarse la etapa de las invasiones de pueblos del norte y del sur que habían despoblado las costas. En el caso de las Mariñas coruñesas, alrededor del golfo Ártabro, fue posible refundar A Coruña en la península del Faro, trasladar Betanzos a su ubicación actual, fundar Pontedeume como puerto pesquero y que Ferrol pasara a ser población con alcaides (Ilustración 1).

Ilustración 1.

Ilustración 1.

Zonas pesqueras de Galicia y principales comunidades pescadoras a finales del XIX.

  • 16 Elisa Ferreira Priegue, Galicia en el comercio marítimo medieval, A Coruña, Fundación Pedro Barrié (...)
  • 17 Casto Sampedro Folgar (1904), Ordenanzas de la Cofradía del Cuerpo Santo y del Gremio de Mareantes (...)

17A mediados del XIII una docena de puertos gallegos fueron dotados de aduanas para mantener contactos con el exterior16, creciendo el comercio marítimo entre el Atlántico Norte, Portugal y el Mediterráneo al tiempo que los burgos del interior peninsular quedaban comunicados con la costa por rutas más seguras. Este conjunto de circunstancias favorables a la captura de peces y comercialización de los pescados confirmó el interés de los poderosos por hacerse con derechos sobre la actividad pesquera en estas rías. Las dos principales poblaciones de las rías Baixas, Noia y Pontevedra, disfrutaban de la exclusiva real del prensado del pescado para la producción de saín, lo que a Sampedro Folgar le revelaba la «existencia de gran cantidad de sardina y con ella el empleo del cerco, o sea, de la pesca en grande»17 (Ilustraciones 2, 3 y 4).

Ilustración 2.

Ilustración 2.

El cerco real o cedazo. Ilustración de arte mayor de la colección Martínez Barbeito.

Arquivo Municipal de A Coruña.

Ilustración 3.

Ilustración 3.

El cerco real o cedazo. Cargando la red de cerco en un galeón, aprox. 1900.

Arquivo do Reino de Galicia.

Ilustración 4.

Ilustración 4.

El cerco real o cedazo.

Antonio Sáñez Reguart, Diccionario histórico de los artes de la pesca nacional, Tomo II, 1792, p. 239.

18Desde el último tercio del XIV, y durante más de 200 años, aparece documentado que los mareantes gallegos operaron en las rutas marítimas entre Marsella y Londres. Asentados en las principales plazas del Mediterráneo occidental, así como en Sevilla y Lisboa, buena parte del comercio internacional de las salazones de sardina pasaba por sus manos:

  • 18 Elisa Ferreira Priegue, «Pesca y economía regional en Galicia», in La pesca en la Edad Media. Monog (...)

19Las villas marineras dominantes en cada ría van a controlar, canalizar y explotar la pesca, su preparación y distribución. Una organización cada vez más colectivizada, juntando esfuerzos y muy orientada a la sardina . Los mareantes gallegos aparecen eficaces y autosuficientes en abarcar todas las faenas de la pesca, salazón, envasado; dueños de una buena parte de los medios de producción (flota pesquera, aparejos, instalaciones en tierra [...] y en algunos casos flota de transporte), encuadrados en cofradías fuertes, bien organizadas, con recursos económicos que gestionan bien 18.

  • 19  Casto Sampedro Folgar (1904), Ordenanzas de la Cofradía…, op. cit., p. 149 y 239.
  • 20  Enrique García Vargas y David Florido del Corral, «Redes y almadrabas. El arte de pescar», in Pesc (...)
  • 21  Casto Sampedro Folgar(1904), Ordenanzas de la Cofradía…, op. cit., p. 74.
  • 22  Arte mayor por excelencia. Era un inmenso sistema de pesca compuesto por una decena de embarcacion (...)

20Esa época de gentes expertas y capaces, con contactos directos e influencias recíprocas en muchos mares, dejó huellas que resultan clarificadoras de la interculturalidad de las prácticas pesqueras, como las voces árabes arraez, jefe o patrón de embarcación; atalaya, cima desde la que orientar los movimientos de la flota para salir al paso de las presas; o atalieiro como patrón responsable de dirigir la compleja maniobra de armar el cerco real19. La propia existencia de ese inmenso sistema de pesca, rey de las rías durante varios siglos, confirma la estrecha relación con el mundo meridional ya que no era más que una adaptación de la almadraba, ya descrita en textos grecolatinos20, que como arte mayor vino a competir con la local sacada, conocida en las rías desde tiempo inmemorial21. Antonio Sáñez Reguart en 1791, en el segundo tomo de su Diccionario histórico de los artes de la pesca nacional (p. 239), asegura que el cerco real22, «en sus operaciones viene a ser lo mismo que la almadraba de vista, diferenciándose de ella en que esta fue inventada para pescar atunes y aquel sardinas».

  • 23  Laura Casal Fernández, La explotación de los recursos marinos en época romana en el Noroeste de la (...)

21Evidentemente, junto a sus técnicas y tecnologías, esos expertos pescadores y marineros del sur peninsular aportaron no sólo habilidades, sino también propuestas de una interacción adecuada con el medio marino y sus recursos alimenticios, así como conocimientos contrastados por milenios de sucesivas y complejas actividades pesqueras que tendrían su origen en las antiguas civilizaciones del Mediterráneo oriental. Esta contribución enriqueció la tradición pesquera local, perfecta conocedora del medio por ser heredera de las culturas de los castros, la romanización y de los pueblos del norte23. Con estos valiosos y variados componentes llegó a conformarse un sentido común, un acuerdo colectivo ante lo que debía ser un comportamiento responsable de los pescadores. A esto lo denominamos cultura marinera tradicional que derivó en una normativa oral o escrita, aplicada por los gremios de mareantes y por las riberas de pescadores. O dicho en un lenguaje más coloquial vale la expresión gallega que llegó hasta el presente y tuve ocasión de escuchar a varios marineros y mariscadores/as de mucha edad en diferentes lugares: «Ordenar por nós mesmos», como manifestación del sentir y saber colectivo que guiaba la interacción con el medio, sin precisar de tutelas tan innecesarias como indeseadas.

  • 24 El cerco podía cerrarse sobre sí mismo fijándolo al fondo con rizones y extrayendo el pescado con s (...)
  • 25 Isidro Dubert, «La conflictividad social en la Galicia litoral durante el antiguo Régimen», Histori (...)

22Desde la Edad Media se establecieron turnos entre artes, vedas atendiendo ciclos biológicos, límites a respetar defendiendo lugares de sosiego, reparo y descanso de los peces, prohibición de técnicas agresivas como el embalo o trabuquete24 que hacían huir a los peces fuera de las rías. También existía acuerdo en la prohibición de las técnicas de arrastre desde embarcación, por los daños que hacían en los pastos de los fondos. Prohibición nunca levantada hasta la llegada al siglo XX. Cierto que la aplicación de sanciones por incumplimiento de la normativa podía disuadir a aquellos menos preocupados por lo común, pero, en todo caso, queda abundante documentación de pleitos, multas y enfrentamientos violentos25.

  • 26 Red de enmalle, a la deriva entre el anochecer y el amanecer. Pesca artesanal, la más sencilla en s (...)
  • 27 La cantidad de quiñones a repartir en el cerco real exigía el buen éxito de los lances y las dimens (...)

23No debemos obviar que los redactores de las ordenanzas atendían también a los intereses de los más poderosos, de aquellos que exigían una parte de los beneficios por presuntos derechos y que podían invertir en embarcaciones y redes de grandes dimensiones buscando retornos generosos. Favoreciendo al cerco real con la preferencia de pesca en los mejores meses de la cosecha, de septiembre hasta fin de año, se cumplían los deseos de máxima productividad y fácil fiscalidad de los privilegiados del Antiguo Régimen, en detrimento de los humildes pescadores del jeito26, a los que se les prohibía pescar cuando más en sustancia estaba la sardina27 (Ilustraciones 5, 6 y 7).

Ilustración 5.

Ilustración 5.

El jeito o sardinera.

Benigno Rodríguez Santamaría, Diccionario de artes de pesca de España y sus posesiones, 1923, p. 498.

Ilustración 6.

Ilustración 6.

El jeito o sardinera. Lancha del jeito en el Pedregal de Redes (Ares). Aprox. 1900.

Colección Agrupación Instructiva de Caamouco.

Ilustración 7.

Ilustración 7.

El jeito o sardinera. Marineros de Ares despescando la red del jeito. Aprox. 1960.

Biblioteca Pública Municipal de Pontedeume.

  • 28 De igual técnica que el cerco real pero de menores dimensiones era el traiñón y con unos cincuenta (...)
  • 29 Xabier Brisset Martín, «Acordo pesqueiro entre mariñeiros. Ría das Xunqueiras 1826», Revista A Tene (...)
  • 30 Frecuentemente analizando lo que desunía o enfrentaba a los diferentes sectores de la pesca tradici (...)

24En el XIX en las rías ártabras continuaban las preferencias por las artes mayores, pero por diversos acuerdos efectuados entre los patrones de las trahiñas28 y los maestros jeiteiros, puede establecerse cierta paz social cuando estos renunciaban a pescar por sus medios en esos meses más productivos, pero quedaban integrados en las compañías de las trahiñas durante la cosecha29. Estas variadas contradicciones sociales, ya analizadas desde diferentes perspectivas30, no deben impedir que nos fijemos en el aspecto de conocimiento y respeto por el medio que por acumulación de experiencias presentaba la cultura pescadora tradicional. Observando que a finales del XIX esta cosmovisión compartida con sólidos principios de defensa por lo común fue confrontada por los criterios extractivistas de los partidarios de la explotación de los recursos sin limitaciones. La libertad de pesca, consigna de la nueva ideología liberal que consideraba los recursos naturales como bienes a libre disposición, fue apoyada por una cobertura legislativa y mediática excluyentes que silenciaron y desacreditaron cualquier oposición a lo que denominaban progreso. Santos Castroviejo plantea así el conflicto:

  • 31  Iago Santos Castroviejo, texto anexo en el artículo «Xoubas e parrochas à l’huile d’olive», op. ci (...)

El principio de libertad de pesca es contrario a la posesión del mar, y representaría la evicción del derecho de las riberas de pescadores sobre las poblaciones de peces. Como la «libertad de pesca» es inviable y sólo puede conducir al deterioro del recurso, a despescar el mar y a la desorganización constante de los modos de vida, esta pugna entre la libertad de pesca y la posesión del mar fue causa de incesantes conflictos con los que se iban negociando las situaciones de posesión y desposesión de los recursos pesqueros entre grupos sociales31.

25Ahora bien, esos enfrentamientos acelerados en las últimas décadas del XIX necesitaban el arbitraje de los legisladores y los responsables directos del ejecutivo, el Ministerio de Marina. Para asesorar al ministro, en 1863, al tiempo que se abolían los gremios de mareantes, fue creada una Junta Consultiva que dos años después dio lugar a la Comisión Central de Pesca. Presidida por un teniente general de la Armada y como vocales un brigadier, un capitán de navío, el jefe del Negociado de industria y comercio del Ministerio de Fomento y Mariano de la Paz Graells como Director del Museo de ciencias naturales y, finalmente, de secretario un teniente de navío. Mientras las Comisiones de Pesca de los tres departamentos marítimos (Ferrol, Cádiz y Cartagena), que asesoraban a los capitanes generales respectivos, además de varios representantes de la Marina también contaban con comerciantes, fomentadores y armadores y, a partir de la R.O. del 17 de junio de 1875, debía participar un naturalista. Esta misma composición correspondía para las Juntas de pesca de las provincias marítimas.

  • 32  Joaquín Costa (1902), Oligarquía y caciquismo, Ateneo de Madrid, Ediciones de la revista de trabaj (...)

26El 2 de junio de 1893 se aprobó la inclusión como vocal con derecho a voto «de un patrón o pescador libre o agremiado que no dependa de armador, fomentador o comerciante», elegido por sufragio entre los de su misma clase. Esta tardía y testimonial participación del sector mayoritario de los trabajadores del mar en las comisiones y juntas asesoras era coherente con la realidad política de aquellos tiempos de la Restauración, con dos partidos turnándose y compartiendo un poder que, para los regeneracionistas contemporáneos, del absolutismo monárquico había pasado a un absolutismo oligárquico, en el que las decisiones que afectaban a millares de ciudadanos eran tomadas por la elite política según sus intereses y sin la menor consulta32. Esta situación para Dionisio Pereira se debía a:

  • 33  Dionisio Pereira, Loita de clases e represión franquista no mar (1864-1939), Vigo, Edicións Xerais (...)

La desaparición forzosa de los gremios de mar y sus antiguas cofradías de pescadores de carácter religioso, certificada a partir de la Real Orden de 11 de junio de 1864 y con ello su función benéfica, de socorros y mismo de ordenación de los recursos, consolidó en Galicia una progresiva disminución de la capacidad asociativa en el mar y un paralelo deterioro de las condiciones de vida y de trabajo de los marineros…33.

27No existían canales de participación de las clases populares. Hasta las elecciones parlamentarias de 1891 no pudieron votar todos los hombres mayores de 25 años, siendo los resultados amañados y de nula credibilidad, mientras el derecho de asociación fue regulado en 1887 pero las primeras asociaciones de pescadores no aparecieron hasta 1900. Puede decirse que en las últimas décadas del XIX la clase marinera estaba completamente silenciada y desprotegida, quedándole tan solo el recurso judicial o el rebumbio de la revuelta como medios de expresión o reivindicativos.

Desafíos entre culturas

28Las riberas pescadoras actuaban cada vez que aparecía una propuesta tecnológica o técnica que permitía más eficacia en la captura con menos brazos. Valoraban el nuevo ingenio o la nueva habilidad según el esfuerzo e inversiones requeridas, sus efectos en el medio marino y en sus especies, en el mercado y en los beneficios a repartir. Como es natural, como responsables de su mar velaban por el presente y futuro del medio de vida de su comunidad.

  • 34  José María Leal Bóveda, «Notas para o estudo da pesca no golfo Ártabro, séculos XVIII-XIX», Revist (...)
  • 35 A mediados del XVIII el Arsenal de Ferrol comenzaba su etapa de mayor productividad. Todos los años (...)
  • 36 La pareja comenzó a utilizarse en La Gaeta (Nápoles) alrededor de 1700. Por los descartes que produ (...)

29Tal fue el caso de la jábega mediterránea (xabec/xabaka en árabe, Ilustraciones 8, 9 y 10) que trajeron los comerciantes catalanes a mediados del XVIII y motivó la «1ª guerra por las sardinas», cuando comenzaron a utilizarla en el interior de las rías34. El conflicto se dilató más de treinta años llegándose al compromiso de autorizar su uso únicamente en las postas marcadas y siempre con los cabos en tierra, limitando los efectos destructivos en los fondos a unas áreas limitadas35. Quedando terminantemente prohibida su utilización desde embarcaciones en navegación libre, técnica conocida como parejas del bou, que barría los fondos discrecionalmente. Sin embargo, de la mano de fomentadores valencianos y catalanes, estas parejas, contra toda oposición, consiguieron introducirse en las costas mediterráneas y en el Atlántico andaluz, pero nunca fueron permitidas en los mares gallegos36.

Ilustración 8.

Ilustración 8.

Redes de arrastre: la jábega. La jábega como está en el mar mientras es tirada a tierra. La paranza (pareja) tirada desde dos barcas a vela.

Achille Costa, La pesca nel Golfo di Napoli, 1871.

Ilustración 9.

Ilustración 9.

Redes de arrastre: la jábega. Dos boliches (medias jábegas) cobradas en la playa de Morazón (Sada), aprox. 1925.

Asociación cultural Irmáns Suárez Picallo, Sada.

Ilustración 10.

Ilustración 10.

Redes de arrastre: la jábega. Uno de los últimos boliches en la posta de Abrela, Suegos-O Vicedo (Lugo).

Demetrio E. Brisset, 1973.

30Otra regulación que debían respetar todos y también la jábega, era la veda entre el 15 de febrero y el 15 de junio de cada año, como un descanso y sosiego para la sardina en los meses de peor prestancia para la salazón y para no perjudicar, en su condición de red barredora, la reproducción de las especies litorales y otros peces sedentarios de las Rías. Esto presenta unos colectivos de pescadores que aceptaban compartir el patrimonio común, regulando el calendario y las técnicas y tecnologías a utilizar, sabedores de que los recursos eran limitados y la actividad extractiva condicionaba su reproducción. Esta veda venía de la Edad Media y varió algo su duración a lo largo de los siglos, pero siempre fue una marca de identidad de la posesión del mar por las riberas de pescadores y núcleo estructural de la cultura marinera tradicional.

  • 37  Josef Cornide, Memoria sobre la pesca de sardina en las costas gallegas, Arquivo Dixital de Galici (...)

31De hecho, era una veda marcada por la naturaleza. En verano, al aumentar la reproducción del plancton, acuden al interior de las rías los cardúmenes de sardinas que con el alimento extra aumentan su proporción de grasas, contribuyendo a su sazón, «hasta el mes de septiembre en adelante que es cuando se exerce con mayor suceso su pesca»37. Entonces el proceso de salazón resultaba más rentable al extraer el saín y de una conservación más duradera. A ese período óptimo de pesca le llamaban la cosecha y en él se centraba el mayor esfuerzo anual.

  • 38  La veda era obligatoria en todas las rías pero, gracias al testimonio de Sampedro Folgar, podemos (...)
  • 39 Xan Carmonal Badía, «La industria conservera gallega. 1840-1905», Papeles de economía española, 198 (...)
  • 40  Luisa Fernanda Abreu Sernández, «Orígenes del sector conservero en la ría de Vigo», in 100 años de (...)

32La importancia de minimizar los conflictos en este importante sector económico obligaba a que el respeto de la normativa fuera asumido por los mayoritarios jeiteiros y los fomentadores de salazones que al mismo tiempo eran armadores de jábegas en las Rías Baixas y de artes mayores en el resto. En todo caso, el éxito de la veda exigía que se ejerciera una vigilancia efectiva por parte de la Marina38. Pero la década de 1880 comenzó con una disminución de capturas de sardinas en el Atlántico francés que durante varios años provocó el cierre de numerosas fábricas de conservas galas, un sector pionero en la industria alimentaria mundial que había conseguido una selecta clientela internacional39. Algunos fabricantes y distribuidores, para no desaparecer de los mercados, procuraron sardinas enlatadas en las costas ibéricas y de sus colonias en el Magreb. Latas en blanco que después etiquetaban como si las sardinas fuesen pescadas en las aguas francesas40.

  • 41 Memoria sobre la industria y legislación de pesca, 1879-1884, Madrid, 1885.
  • 42  Luisa Muñoz Abeledo, «Los Massó», in Las familias de la conserva, Diputación de Pontevedra, 2011, (...)
  • 43  Luis Alonso Alvarez, Industrialización y conflictos sociales en la Galicia del Antiguo Régimen (17 (...)

33En Galicia había en aquel momento 240 almacenes de salazón41, alguna de conservas primitivas y solo la de Goday en la Isla de Arousa, inaugurada en 1879, aplicaba el método Nantes que era el más demandado. Así los fabricantes y distribuidores franceses hicieron sociedades con salazoneros gallegos que debían contribuir con instalaciones, salarios bajos y sardinas baratas, siendo por cuenta de los forasteros la maquinaria, técnicos, aceite de oliva refinado, etiquetado de las latas, distribución y acceso a los mercados y valor añadido del producto. El capital era a medias42. Estos salazoneros reconvertidos en conserveros también eran armadores de jábegas y, deseosos de grandes beneficios, vieron la veda de la sardina como un impedimento pues les obligaba a cerrar las fábricas durante cuatro meses, siendo que el mercado internacional demandaba cuanto enlataran durante todo el año. Comenzó entonces una coordinada campaña por la abolición de la veda en la que intervinieron, a favor o en contra, naturalistas, políticos, propietarios de periódicos, altos mandos de la Marina, la Comisión Central de Pesca y legisladores. Los más interesados, la burguesía jabeguera que pasaba a situarse «entre las clases dominantes en la cima de la pirámide social»43 y, como industriales conserveros, a condicionar la política pesquera estatal.

Autorregulaciones o libertad de pesca

34El paso de la pesca tradicional a la extractivista tardó treinta y tres años en consumarse. Comenzó con la apertura en Bueu (Pontevedra) de la primera conservera con socios franceses en 1883 y se puede dar por concluida con el primer informe del Instituto Español de Oceanografía presentado el 18 septiembre 1916, desautorizando cualquier tipo de oposición a los métodos intensivos y desacreditando la capacidad gestora de las riberas. En este análisis solo nos vamos a fijar en los enfrentamientos que sucedieron en los siete primeros años. La abolición de la veda de la sardina (1883-1888) y el abortado intento de introducción del arrastre en el litoral gallego (1889). Una victoria para cada parte.

La veda, congresos de pesca en Santiago y los monteristas

  • 44  La información sobre los Congresos de agricultura y pesca fue recogida de la Revista de la Socieda (...)

35En Santiago, alrededor de la Sociedad de Amigos del País, un importante grupo intelectual se juntaba interesado en debatir aspectos de la economía gallega. En 1885 decidieron convocar un congreso agrario añadiendo un día para analizar la realidad pesquera. Ese fue el primer debate sobre esta actividad en el Estado44.

  • 45  Eugenio Montero Ríos (Santiago, 1832-1914, Madrid), uno de los líderes del Partido Liberal en la R (...)
  • 46  Eduardo Vincenti Reguera (A Coruña, 1855-1924, Madrid), a la sombra de su suegro (Eugenio Montero (...)

36El distrito electoral de Santiago estaba enfeudado por la familia monterista, una de las principales del partido liberal. Agrupados alrededor de Eugenio Montero Ríos45, sus familiares y allegados se repartían numerosos cargos públicos en el congreso, senado, ayuntamientos, universidad… Montero Ríos, que en ese momento estaba a punto de ser nombrado ministro de Fomento, fue elegido para presidir los debates del congreso santiagués y Eduardo Vincenti46, uno de sus yernos, que a su vez se estrenaba como diputado por el distrito de Pontevedra, fue elegido como uno de los secretarios. Tras dos días de debates agrarios llegó el turno a la pesca y diferentes entendidos se centraron en la conveniencia o no de regular la pesca de la sardina y, concretamente, abolir o respetar la veda estacional del 15 de febrero hasta el 15 de junio. Tras una decena de intervenciones de políticos, académicos, sociólogos, conserveros, salazoneros y médicos humanistas y con el debate muy polarizado, resultaba imposible llegar a un acuerdo, decidiendo citarse nuevamente un año después para alcanzar un necesario consenso, pues Eugenio Montero se ofreció a presentarlo en el consejo de ministros para traducirlo en ley.

  • 47  La Estación de Biología Marina de Santander fue creada por el Ministerio de Fomento en 1886 (siend (...)

37Pero al año siguiente de nuevo algunos pidieron la libertad completa de pesca y otros la continuación de la veda. Finalmente, los participantes acordaron, en votación, que el régimen de pesca de las especies sedentarias debía ser regulado y el de las especies de paso debía ser libre. Ignorando como catalogar la sardina, si especie litoral o migrante, decidieron solicitar al gobierno «encomiende el esclarecimiento del problema, como preferente, a la Estación de Biología Marina próxima a instalarse»47. Efectivamente, al año siguiente, en Santander, comenzó sus actividades dicha Estación pero no hubo que aguardar sus conclusiones pues el 8 de marzo de 1888, Eduardo Vincenti entregó personalmente al ministro de Marina un escrito en representación de otros diputados y senadores gallegos, en el que se quejaban:

  • 48  Escrito de E. Vincenti al Ministro, 8 de marzo 1888, Archivo General Marina, Viso del Marqués (Ciu (...)

[...] de que el Capitán General del Ferrol, ordenó se persiga con todo rigor a los que se dediquen a la pesca. Ya sé que las ordenanzas de pesca establecen la veda de la sardina desde el 15 de febrero al 15 de junio pero como la sardina no desova en aquellas costas, la veda no conduce a nada, más que a impedir aseguren el sustento los pescadores sometiéndolos a la ley del hambre.
Suplico a Vd. telegrafíe al Capitán Gral., por si en su elevado criterio juzgare oportuno tolerar la pesca, ó al menos no perseguirla con una tenacidad inusitada en Galicia, pues todos los Comandantes de Marina conociendo la razón que nos asiste han procurado armonizar la ley con los intereses de Galicia.
Hoy o mañana me veré obligado a formular una pregunta en el Congreso sobre esto, para satisfacción de los reclamantes y suplico a Vd. me conteste lo que podrá hacerse en obsequio de ellos48.

38Ese mismo día el ministro se dirigió al presidente de la Comisión Central de Pesca (CCP) solicitando su informe. Como en otros años en los que se trataba de paliar el hambre, la comisión fue favorable a liberar de la veda, para autoconsumo de los pescadores pobres, a aquellas artes que no perjudiquen la reproducción de las especies litorales concretamente las voluntarias (jeito) o aparejos de anzuelos. Inmediatamente los industriales conserveros expusieron su queja de que «se haya restringido la supresión de la veda únicamente a los jeitos, suplicando se permita ejercer libremente la pesca con todos los (artes) legales». Sin citarlas es evidente que se refieren a sus jábegas. Necesitaban sardinas todo el año y querían pescarlas ellos. Tercia en el debate Ramón Topete, capitán general del departamento de Ferrol, que en carta al ministro le advierte que abolir la veda «ha de acarrear grandes daños y perjuicios en época no lejana», pues:

  • 49  Escrito del Capitán general al Ministro, 21 de marzo 1888, Archivo General Marina, Viso del Marqué (...)

[...] todas las ordenanzas y reglamentos antiguos y modernos que han regulado hasta ahora el ejercicio de tal industria, reglamentos hechos con el concurso no solo de fomentadores sino de los pescadores que usan todo tipo de aparejos, han establecido la veda que vino observándose indefectiblemente, [...] todos los interesados se han impuesto el deber de someterse a ella no ya como un mandato coercitivo sino como una conveniencia común y como un sacrificio temporal pero reproductivo …. La medida, sin quererlo, va encaminada a favorecer las fábricas de escabeche y conserva en perjuicio evidente de los demás ramos de la industria que constituye el sustento de millares de familias proletarias de Galicia …49.

  • 50  Este viraje de criterios afecta directamente al propio ministro pues Rafael Rodríguez Arias, siend (...)

39En respuesta, un último informe de la CCP propone que para dilucidar estas cuestiones debería comisionarse «a personas entendidas e imparciales que con cuantos medios estimen convenientes y por sí mismas, hagan las averiguaciones en las localidades respectivas». Con lo que el Ministro, presionado y sin margen a más dilaciones, autorizó la pesca con todas las artes quedando libre el ejercicio de la pesca y la venta del pescado durante todo el año50. Seis años después de la introducción de capital francés y de la moderna maquinaria industrial, los conserveros pudieron pescar sin restricciones temporales con sus jábegas para atender el mercado extranjero, quedando por un lado, la excepcional biodiversidad del interior de las rías por primera vez sin descanso ni defensa ante los métodos de captura intensiva y, por el otro, miles de pescadores tradicionales como meros espectadores. Un buen ejemplo de extractivismo.

Intento de introducción del arrastre en el litoral gallego

  • 51 En la pesca de litoral también estaban especializadas las riberas de A Guarda y Porto do Son, que u (...)
  • 52 La primera ciudad costera conectada por ferrocarril con Madrid fue Alicante, con ramal al puerto en (...)

40La llegada del ferrocarril a los dos principales puertos gallegos permitió la exportación de pescado fresco al interior peninsular, favoreciendo la multiplicación del esfuerzo pesquero en los caladeros del litoral gallego, fuera de puntas. Especializados en esa actividad los marineros de Mugardos en la ría de Ferrol y Bouzas en la de Vigo descargaban respectivamente en A Coruña y Vigo, navegando en faluchos a vela con hasta 18 hombres, capturaban en la plataforma merluzas, besugos y congrios51. Utilizando medios tradicionales en manos de cientos de marineros consiguieron colocar sus capturas compitiendo ante vascos, andaluces y levantinos que ya llevaban décadas utilizando el ferrocarril para suministrar a las plazas castellanas52 (Ilustraciones 11, 12 y 13).

Ilustración 11.

Ilustración 11.

Pesca de litoral del pincho. Lancha afaluchada mugardesa con el característico mástil caído a proa. Aprox. 1900.

Ilustración 12.

Ilustración 12.

Pesca de litoral del pincho. Vaporiños en A Coruña. 1908.

Arquivo do Reino de Galicia.

Ilustración 13.

Ilustración 13.

Pesca de litoral del pincho. Marineros artesanales del pincho preparando sus palangres en la playa de Riazor (A Coruña), aprox. 1920.

Arquivo do Reino de Galicia.

41Pero las expectativas de grandes beneficios en esta actividad en expansión llamaron la atención de inversores terrestres capaces de hacerse con embarcaciones de vapor y redes industriales de arrastre, elementos de tanto coste como eficaces en la captura del pescado.

42La primera vez que fue puesta a prueba la solidez de los conocimientos tradicionales y la unidad entre las poblaciones marineras que faenaban en los caladeros del litoral, fue en 1889, cuando un armador de Vigo (Lorenzo Semprún Pombo, banquero castellano) comenzó a barrer en las Rías Baixas con una pareja de vapores. Esta técnica de arrastre por parejas, inicialmente a vela, era originaria del Mediterráneo. Conocida desde mucho antes estaba terminantemente prohibida por los descartes que producía y los daños en los fondos marinos. En 1888 el ministerio de Marina, sin consultar a las riberas, levantó esa prohibición fuera de las primeras tres millas.

  • 53  Archivo Municipal de Ferrol, Expediente de pesca 2.11.1.

43Inicialmente la pareja fue expulsada de las Rías Baixas por un motín popular en el que participaron las riberas de Vigo, Areal, Bouzas y Coruxo. A continuación, probó suerte en el litoral Artabro, encontrando la oposición de los armadores, marineros y pueblo de Mugardos, «una villa que vive única y exclusivamente de la industria pesquera para que coman un pedazo de pan las mil familias que lo componen», según dicen en una carta firmada por más de trescientos mugardeses el 2 de noviembre de 1889. En este escrito solicitan la intervención del ministro de Marina para «que prohíba en la costa N.O. de España el arrastre por pareja como perjudicial a los intereses nacionales y a los generales de las industrias pesqueras del país, ya que de agotarse estos veneros de riqueza quedaran sin medios de subsistencia los pueblos del litoral»53. En seis folios manuscritos y otros tantos con las firmas, exponen argumentos técnicos, económicos, sociales… contrarios a la autorización de redes de arrastre desde embarcación en las aguas gallegas, demostrando que conocían perfectamente sus consecuencias. Entre los argumentos técnicos derivados del uso de esta tecnología dicen que aprisionan en sus redes toda clase de peces, aun los más diminutos por las pocas dimensiones de sus mallas «y la fuerza y seguridad del arrastre verificado por los dos vapores de extraordinaria potencia y estabilidad». Entre los económicos aseguran que el arrastre por pareja ofrecerá pingües ganancias a dos o tres opulentos armadores, que inundarán de pescados durante un corto número de años los mercados del litoral «mientras no se agoten los veneros submarinos pero, en breve plazo, la esfinge de la miseria se cernirá sobre los pueblos de las costas. Pues el armador de arrastre en nuestras costas busca lucro tan positivo y enorme como perjudicial a los intereses de un pueblo que no tiene más vida que esta vida de penas y de azares». Entre los sociales que «solo dan pan y trabajo a diez o doce hombres mientras los faluchos que ejercen esta industria solo pueden matar los grandes pescados porque los cogen al anzuelo y emplean además a centenares de tripulantes en esta faena, abaratando y abasteciendo a costa de sus vidas los mercados públicos. Doloroso es pensar que los pueblos más nobles e industriosos se vean obligados a emprender en masa el triste camino de la emigración».

  • 54  Informe del Comandante de Marina de A Coruña en R.O. 28 diciembre 1889.

44Homologando este escrito con los conceptos utilizados por la FAO, se deduce que la actividad pesquera en la plataforma Ártabra estaba siendo realizada por técnicas de pesca selectivas (palangres), que atendían adecuadamente los mercados, dando trabajo y medios de vida a un número importante de familias marineras. Era una industria en progresión auto gestionada con experiencias y conocimientos sólidos y gran respeto por la biodiversidad. También, para garantizar la continuidad de esta explotación responsable de los recursos, era preciso respetar la normativa secular impidiendo la entrada en los caladeros de técnicas no selectivas (arrastre), que pusieran en peligro la recuperación biológica, los propios ecosistemas, la seguridad alimentaria y el futuro laboral de las poblaciones afectadas. Finalmente, el armador de la pareja, invitado a desistir en la técnica de arrastre, «optó por el palangre»54. Es muy importante insistir que los mugardeses no eran unos visionarios adelantados a su tiempo. Existía una cultura marinera común en los diferentes puertos, que aplicaban con naturalidad unos conocimientos producto de la observación e interacción respetuosa con el medio, enfrentándose a las novedades de forma similar.

  • 55 Iago Santos Castroviejo, Historia de Cangas, 1900-1936, Vigo, Edicións A Nosa Terra, 2015, p. 34.

45Guiados por esa cultura común. las riberas pescadoras del Norte y del Sur expulsaron de sus mares a la pareja de arrastre pero, inmediatamente después, demostraron otro claro paralelismo cuando ambas, tanto en Bouzas como en Mugardos, los faluchos a vela no tuvieron problema en compartir sus caladeros con los vaporiños si utilizaban el palangre como ellos. Los vaporiños eran una aportación autóctona que acoplaba una máquina de vapor importada a un casco de unos 15 m de eslora. En una evolución natural de las propias comunidades marineras, la vaporización de la flota del palangre, como mejora tecnológica, fue aceptada y bienvenida55. Por tanto, las riberas de pescadores distinguían claramente la innovación que, respetando los aparejos selectivos, mejoraba las condiciones de trabajo o la eficacia de la faena. Demostraron valorar positivamente los vaporiños porque aparte de ahorrar esfuerzo a los remos:

  • 56 Jesús Giraldez Rivero, Crecimiento y transformación del sector pesquero gallego (1880-1936), Madrid (...)

Independizándose de los vientos, mareas o corrientes podía prolongarse el período de captura, ampliar los días de pesca al año, extender el radio de acción hacia zonas más productivas, además, podían ajustar los ciclos de pesca, no a las condiciones del mar sino en función del horario ferroviario, factor clave a la hora de comercializar el pecado56.

46Ahora bien, si alguien pretendía utilizar esa nueva herramienta para redar en los caladeros con artes de arrastre estarían todos oponiéndose, defendiendo el patrimonio natural común. Puede decirse que, incorporando elementos industriales poco agresivos con el medio, el modelo gallego se actualizaba y atendía nuevos mercados sin renunciar a su cultura.

La 2ª guerra por las sardinas (1896-1916)

47Muy poco después de estos dos enfrentamientos entre la cultura extractivista y la tradicional de las riberas, con resultado favorable para la primera en la abolición de la veda y para la segunda en el intento abortado de introducción del arrastre por pareja, el mundo de la pesca entró en shock con el comienzo de las guerras de independencia de Cuba, Filipinas y Puerto Rico. Entre 1895 y 1898 más de 250.000 hombres fueron movilizados y desplazados a las últimas colonias hispanas en América y Asia. Formaban el mayor ejército imperial que atravesaba los océanos. Para alimentarlos estaba prevista la inclusión de sardinas en el rancho semanal, en conserva o en salazón.

  • 57 Escrito del Capitán General del Departamento de Ferrol al Ministro de Marina del 19 de octubre de 1 (...)

48Entonces, «dado el apremio de las circunstancias»57, se autorizó provisionalmente la introducción en las rías del llamado cerco con jareta o trainera. Con las inmediatas protestas de las riberas comenzó en la bajura la «2ª guerra por las sardinas» que se prolongaría hasta el 1916, solapándose desde 1902 con los duros conflictos provocados por la introducción en el litoral de los chalutiers, stream trawlers o vapores de arrastre, en Galicia llamados bous. Un total de nueve batallas con diferentes desenlaces pero, las últimas y definitivas fueron victorias para la libertad de pesca. Los legisladores así lo sentenciaron (Ilustraciones 14, 15 y 16).

Ilustración 14.

Ilustración 14.

Trainera de cerco con jareta. El cerco con jareta fue presentado al mundo en la Exposición Internacional de Filadelfia de 1876. Era utilizado desde una lancha ballenera y tripulado por una docena de marineros.

Ilustración 15.

Ilustración 15.

Trainera de cerco con jareta. El cerco con jareta mejoraba la eficacia en aguas abiertas cuando, tras cebar con huevas de bacalao, hacían subir al cardumen a la superficie. Inmediatamente cerraban la jareta y el pescado quedaba sin salida.

Ilustración 16.

Ilustración 16.

Trainera de cerco con jareta. Traineras en A Coruña, aprox. 1900.

Archivo General de la Administración. Con las guerras del «Desastre» fueron introducidas las traineras en las Rías gallegas provocando el comienzo de la «Segunda guerra por las sardinas».

49La Gran Guerra (1914-18) supuso el impulso definitivo a las prácticas extractivistas. La neutralidad del Reino de España permitió a la industria alimentaria exportar, a precios elevados, todo tipo de productos a los contendientes aunque ello supusiera un severo desabastecimiento interno. Dejado atrás el período de las autorregulaciones, ya estaba en su madurez la lucha de clases entre los sindicatos de marineros asalariados y las asociaciones de armadores en la bajura, litoral y altura, quedando en el olvido aquellas divergencias en la adecuada relación con la naturaleza. Las sabidurías tradicionales, derrotadas y humilladas, no merecieron ser transmitidas. Un enlace entre aquel viejo mundo tradicional y el progreso industrial lo advierte Gerard Brey para la segunda decena del siglo XX:

  • 58 Gérard Brey, Trabajo, sindicalismo y conflictos sociales en A Coruña (1871-1811), A Coruña, Bastian (...)

Los marineros-pescadores [...] tenían un sentido de cohesión más fuerte, conformado por una breve e intensa actividad sindical desde la aparición de las traineras y luego de los barcos arrastreros de vapor, pero también heredado de la práctica de la pesca colectiva con el cerco real o cedazo, vigente en A Coruña hasta los últimos años del siglo XIX58.

50Ciertamente, los marineros de la pesca industrial heredaron de las prácticas tradicionales un fuerte sentido de cohesión entre compañeros pero, al mismo tiempo, en su nuevo rol renunciaron a sentirse parte integrada y responsable del medio. Solo en alguna ocasión los sindicatos de clase se preocuparon por la ausencia de regulaciones, o por la sistemática introducción de medios intensivos que provocaban la sobrepesca. La victoriosa cultura extractivista, con sus salarios, no solo compró fuerza de trabajo, también ocultó conocimientos y anuló voluntades.

Conclusiones

51En los siete años que transcurren entre comienzos de 1883 y finales de 1889, diferentes inversores deseando intervenir en el próspero negocio de la pesca gallega, intentaron conseguir el favor de los legisladores para anular algunas regulaciones. Deseosos de los mayores beneficios, no aceptaban limitaciones a la capacidad de captura o de transformación de los modernos medios industriales de su propiedad. Desconocían, o no creían necesario conocer, las consecuencias que esa desregulación provocaría en los recursos marinos y en las poblaciones costeras que los explotaban. Por su parte, las riberas de pescadores y sus escasos aliados defendían las autorregulaciones entendiéndolas no como coercitivas sino como una conveniencia común y como un sacrificio temporal pero reproductivo. Por lo tanto, como única vía para evitar la sobrepesca y garantizar el medio de vida de la colectividad en el presente y futuro.

  • 59 El responsable del ministerio de Marina era Rafael Rodríguez de Arias y Fernández de Villavicencio, (...)

52El ministerio de Marina59 en el período de este estudio, sustituyó legislaciones previas basadas en regulaciones de la actividad pesquera por otras favorables a la libertad de pesca sin limitaciones:

53- Sin atender a las colectividades implicadas, impedidas de cualquier tipo de expresión política, organizativa o mediática, quedándoles únicamente el recurso a la revuelta.
- Optando por favorecer métodos de captura propiedad de pocos, ignorando alternativas tan experimentadas como eficaces en manos de muchos.
- Aumentando el esfuerzo pesquero para beneficio de algunos industriales que no atendían al consumo interno sino a demandas exteriores.
- Tomando decisiones contra criterios establecidos, perfectamente aceptados y operativos, sin realizar los estudios pertinentes.
- Despreciando las sabidurías tradicionales, la cultura pescadora y sus marcos de identidad.
- Imponiendo nuevos referentes de conducta, basados en el lucro individual a cuenta de la sobreexplotación del patrimonio natural común.

54En consecuencia, por un lado, las propuestas extractivistas, convertidas en ley en el período 1883-1889, presentan grandes divergencias con los objetivos del Código de Conducta para una pesca responsable de la FAO; por el contrario, existen tantas similitudes entre las sabidurías del XIX y la ciencia del XXI que a las riberas de pescadores tradicionales se les debería reconocer la condición de precedentes en las prácticas responsables.

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Notes

1 Jesús Giraldez Rivero, Crecimiento y transformación del sector pesquero gallego (1880-1936), Madrid, Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación, 1996, p. 33.

2 Carmen Fernandez Casanova, «Xeitos contra traiñas», Glaucopis. Boletín del Instituto de Estudios Vigueses, 1998, nº 4, p. 33-68.

3 Pablo Carrera e Xoan Carmona, «Patrimonio e cultura do mar en Galicia» in Manuel M. Varela Lafuente (ed.), Unha estratexia marítima para Galicia, Vigo, Edit. Galaxia, 2010.

4 Eduardo de la Peña Ibañez, «Memoria acerca de la industria comercial de Galicia», Revista de la Sociedad Económica de Amigos del País de Santiago, 1885, nº 36, p. 325-332.

5 Joaquín Díaz de Rábago (1885), La industria de la pesca en Galicia, reedición facsimilar de Edicións do Cerne, 2011, p. 43.

6 A día de hoy, 31 de marzo 2024, ni la Real Academia Gallega ni la Real Academia Española incorporaron este neologismo de uso originario en América para referirse a las grandes explotaciones de materias primas, especialmente minerales con destino a la exportación, efectuadas por agentes extraños a las comunidades afectadas. Ver Alberto Acosta, 2012: [https://www.ecoportal.net/temas-especiales/contaminacion/extractivismo_ _neoextractivismo]. También se ha aplicado a deforestaciones descontroladas, actividades de sobrepesca, agricultura y ganadería intensivas o cualquiera extracción masiva de recursos naturales limitados y finitos o de regeneración lenta que, en ausencia de regulaciones, inevitablemente tuvieran como horizonte el agotamiento. Inicialmente esos objetivos eran perseguidos por metrópolis imperiales o corporaciones multinacionales del Norte global en territorios del Sur global. Pero también existen ejemplos en los que todos los agentes en la relación extractivista pertenecen a diferentes clases o sectores de un mismo país. Por ejemplo en zonas de sacrificio periféricas dentro del Norte. En este caso debería definirse como extractivismo interior. Para este estudio, centrado en el conflicto entre las riberas de pescadores de una nación sin estado e inversores terrestres, extranjeros o no, apoyados por los legisladores, podemos hablar de extractivismo pesquero interior.

7 Con matizaciones puntuales y mínimas variables cronológicas, este conflicto fue vivido en todos los mares gallegos. Este artículo atiende preferentemente a los más poblados, el golfo Ártabro y las rías Baixas, pero las riberas marineras de la Costa da Morte y de las Mariñas lucenses no tuvieron un protagonismo menor.

8 Iago Santos Castroviejo, texto anexo en el artículo «Xoubas e parrochas à l’huile d’olive», Nova Ardentía, 2023, nº 15, p. 45.

9 La FAO-OAA (Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura) fue creada en 1945 en el primer período de sesiones de la ONU, como agencia que lidera el esfuerzo internacional para poner fin al hambre con el objetivo de lograr la seguridad alimentaria para todos, y al mismo tiempo garantizar el acceso regular a alimentos suficientes y de buena calidad para llevar una vida activa y sana.

10 FAO, 1995. Código de conducta para una pesca responsable. Introducción, p. 1. https://www.fao.org/3/v9878s/v9878s.pdf

11 FAO, 2021. Declaración de 2021 del Comité de Pesca en Favor de la Pesca y la Acuicultura Sostenibles, prólogo, [https://doi.org/10.4060/cb3767es]

12 El límite de las tres millas náuticas de los mares territoriales (5.556 m.) fue acordada por la Convención del Mar del Norte, celebrada en La Haya en 1882, en la que participaron los países ribereños. En 1878 el Reino Unido concretaba las «territorial waters of her Majesty's dominions» utilizando la medida de una legua marina equivalente a las tres millas. Los imperios europeos extendieron por sus colonias esa realidad de dominio haciéndolo casi universal.

13 El 22 de julio de 1902, ante las evidentes consecuencias de la proliferación de los métodos de pesca intensiva en los países industrializados y para ofrecer asesoramiento a los Estados, se constituyó en Copenhague el Consejo Internacional para la Exploración del Mar (CIEM-ICES) que tenía como uno de sus objetivos «el estudio de la extraordinariamente importante cuestión de la sobrepesca» realizando los primeros intentos de cuantificar los recursos comercializables en el Atlántico Norte. Rapports et procès-verbaux des réunions, Copenhague septembre 1903, vol. 1, p. XXXVI.

14  FAO, 1995. Código de conducta para una pesca responsable. Resolución, p. 45, [https://www.fao.org/3/v9878s/v9878s.pdf].

15  Noticias ONU: [https://news.un.org/es/story/2023/03/1519102].

16 Elisa Ferreira Priegue, Galicia en el comercio marítimo medieval, A Coruña, Fundación Pedro Barrié de la Maza, 1988, p. 84.

17 Casto Sampedro Folgar (1904), Ordenanzas de la Cofradía del Cuerpo Santo y del Gremio de Mareantes de Pontevedra, Perillo-Oleiros (A Coruña), Reedición Editorial Vía Láctea, 1998, p. 180.

18 Elisa Ferreira Priegue, «Pesca y economía regional en Galicia», in La pesca en la Edad Media. Monografías de la Sociedad Española de Estudios Medievales, Madrid, 2009, p. 11-34.

19  Casto Sampedro Folgar (1904), Ordenanzas de la Cofradía…, op. cit., p. 149 y 239.

20  Enrique García Vargas y David Florido del Corral, «Redes y almadrabas. El arte de pescar», in Pescar con arte. Fenicios y romanos en el origen de los aparejos andaluces, Cádiz, Servicio publicaciones Universidad de Cádiz, 2011, p. 231-251.

21  Casto Sampedro Folgar(1904), Ordenanzas de la Cofradía…, op. cit., p. 74.

22  Arte mayor por excelencia. Era un inmenso sistema de pesca compuesto por una decena de embarcaciones y las redes aportadas por el ciento de marineros que formaban la compañía. Los paños se cosían entre sí haciendo una pieza única que era transportada en un galeón. Avistado el cardumen de sardinas las lanchas eran coordinadas por el atalieiro o aviador, estableciendo el cerco. La maniobra comenzaba con un cabo en tierra desde una de las postas autorizadas. Lentamente, para no asustar al pescado, se iba largando la inmensa red hasta rodear el banco. Inmediatamente se entregaba el otro cabo en tierra y se cobraba desde la playa.

23  Laura Casal Fernández, La explotación de los recursos marinos en época romana en el Noroeste de la Península Ibérica, Vigo, Universidad de Vigo, 2021.

24 El cerco podía cerrarse sobre sí mismo fijándolo al fondo con rizones y extrayendo el pescado con salabardos. Esta técnica era llamada trabuquete y, al no entregar los cabos en tierra, permitía perseguir al cardumen en navegación libre. Cuando en plena maniobra el banco de sardinas pretendía buscar una salida se utilizaba la técnica del embalo, que consistía en cerrar el paso a las sardinas haciendo ruido con los remos, a voces y tirando piedras con el objetivo de orientarlas hacia el centro del cerco, ganando tiempo para cerrarlo. Con el abuso de estas técnicas muchas sardinas huían de las rías, siendo prohibidos tanto el trabuquete como el embalo.

25 Isidro Dubert, «La conflictividad social en la Galicia litoral durante el antiguo Régimen», Historia Social, 2016, nº 85, p. 21-43.

26 Red de enmalle, a la deriva entre el anochecer y el amanecer. Pesca artesanal, la más sencilla en su estructura y en su uso. Común en todas las comunidades pesqueras de Galicia, era la más económica y numerosa. A finales del XIX había más de 5.000 unidades compuestas por una lancha de 8 a 10 metros de eslora por unos 3 de manga, tripulada por un maestre, cuatro marineros y un chaval, frecuentemente familiares o vecinos, era el arte dominante en las Rías Baixas. En algunos puertos sigue usándose a pequeña escala.

27 La cantidad de quiñones a repartir en el cerco real exigía el buen éxito de los lances y las dimensiones y complejidad del operativo necesitaba no tropezar con estorbos, ni naturales ni artificiales. Por todo ello, en la temporada de máxima eficacia pesquera estaban prohibidos los artes menores. Esta prioridad de los cercos no pudo mantenerse cuando bajó la demanda en el siglo XVII y dejaron de utilizarse en las Rías Baixas.

28 De igual técnica que el cerco real pero de menores dimensiones era el traiñón y con unos cincuenta marineros y cuatro lanchas más el galeón, se armaba la trahiña, el menor de los artes mayores que sobrevivió hasta la década de 1920.

29 Xabier Brisset Martín, «Acordo pesqueiro entre mariñeiros. Ría das Xunqueiras 1826», Revista A Tenencia, 2021, nº 7, 2021, p. 133-140.

30 Frecuentemente analizando lo que desunía o enfrentaba a los diferentes sectores de la pesca tradicional quedando mucho campo a futuras investigaciones sobre lo que los unía.

31  Iago Santos Castroviejo, texto anexo en el artículo «Xoubas e parrochas à l’huile d’olive», op. cit., p. 45.

32  Joaquín Costa (1902), Oligarquía y caciquismo, Ateneo de Madrid, Ediciones de la revista de trabajo, 1975, p. 16.

33  Dionisio Pereira, Loita de clases e represión franquista no mar (1864-1939), Vigo, Edicións Xerais, 2010, p. 64.

34  José María Leal Bóveda, «Notas para o estudo da pesca no golfo Ártabro, séculos XVIII-XIX», Revista Cátedra, 2019, nº 26, p. 143-212.

35 A mediados del XVIII el Arsenal de Ferrol comenzaba su etapa de mayor productividad. Todos los años eran botados inmensos navíos tripulados por cientos de pescadores, en una continua sangría de hombres obligados a servir en la Marina durante décadas, con períodos de movilización general. La escasez de brazos para la pesca afectó a la producción de salazones con los que se alimentaban los obreros del propio Arsenal. Entonces, comerciantes catalanes que suministraban alcoholes a la Maestranza, importaron las jábegas que con muy poca tripulación eran cobradas desde las playas por campesinos. Recibieron el apoyo real para su introducción. Ver José Manuel Vazquez Lijó, «Lastre, oportunidades e control estatal no litoral. A Matrícula de mar e a pesca en Galicia a finais do Antigo Réxime», in Galicia un Mar con Historia, Vigo, Edicións Xerais de Galicia S.A., 2024, p. 157 y sigs.

36 La pareja comenzó a utilizarse en La Gaeta (Nápoles) alrededor de 1700. Por los descartes que producía y su acción destructora de los fondos marinos provocaba la oposición de las riberas allí donde se usaba.

37  Josef Cornide, Memoria sobre la pesca de sardina en las costas gallegas, Arquivo Dixital de Galicia Galiciana, 1774.

38  La veda era obligatoria en todas las rías pero, gracias al testimonio de Sampedro Folgar, podemos centrar en las de Pontevedra y Vigo el epicentro de la campaña por su abolición.

39 Xan Carmonal Badía, «La industria conservera gallega. 1840-1905», Papeles de economía española, 1985, nº 16, p. 17: «Las conservas de pescado serán pronto elementos acostumbrados en las travesías oceánicas, en las alforjas de los aventureros atraídos por la fiebre del oro americana y en las intendencias de todas las expediciones coloniales de la época».

40  Luisa Fernanda Abreu Sernández, «Orígenes del sector conservero en la ría de Vigo», in 100 años de Unión Conservera (1904-2004), Vigo, Anfaco, 2004, p. 63.

41 Memoria sobre la industria y legislación de pesca, 1879-1884, Madrid, 1885.

42  Luisa Muñoz Abeledo, «Los Massó», in Las familias de la conserva, Diputación de Pontevedra, 2011, p. 121.

43  Luis Alonso Alvarez, Industrialización y conflictos sociales en la Galicia del Antiguo Régimen (1750-1830), Madrid, Akal, 1977, p. 136.

44  La información sobre los Congresos de agricultura y pesca fue recogida de la Revista de la Sociedad Económica de Amigos del País de Santiago, publicadas en los años 1885 y 1886, sumada a la publicada por el periódico La Voz de Galicia y por la Revista de Pesca Marítima.

45  Eugenio Montero Ríos (Santiago, 1832-1914, Madrid), uno de los líderes del Partido Liberal en la Restauración. Redactor de la Constitución de 1869, Ministro de Gracia y Justicia, de Fomento durante el II Congreso de Santiago y después presidente de Gobierno y otros principales cargos políticos: «… su principesca residencia de Lourizán fue orto de la vida política española». Ver biografía en la p. 191 del Tomo XXI de la Gran Enciclopedia Gallega (Santiago, 1974), firmado por J.A. Durán. Los monteristas, contando hijos, yernos y allegados, formaban una de las principales familias parlamentarias de la época.

46  Eduardo Vincenti Reguera (A Coruña, 1855-1924, Madrid), a la sombra de su suegro (Eugenio Montero Ríos) hizo carrera política como diputado enfeudado por Pontevedra durante 37 años (1886-1923), lo que no le impidió ser alcalde de Madrid en dos períodos. Fue uno de los políticos con más protagonismo en las Rías Baixas y el que más se significó en la abolición de la veda.

47  La Estación de Biología Marina de Santander fue creada por el Ministerio de Fomento en 1886 (siendo ministro Eugenio Montero Ríos) pero en las siguientes décadas continuó el desconocimiento sobre el ciclo vital de la sardina. En 1914 se inauguró el Instituto Español de Oceanografía. Tras su primera campaña de investigación, realizada en las Rías gallegas en el verano de 1916, informaban que «respecto a los peces emigrantes ¿quién es capaz de sentar afirmaciones concluyentes, si no existe ni el dictamen de la ciencia ni el apoyo de una estadística verdadera?»

48  Escrito de E. Vincenti al Ministro, 8 de marzo 1888, Archivo General Marina, Viso del Marqués (Ciudad Real), Legajo 2166.

49  Escrito del Capitán general al Ministro, 21 de marzo 1888, Archivo General Marina, Viso del Marqués (Ciudad Real), Legajo 2166.

50  Este viraje de criterios afecta directamente al propio ministro pues Rafael Rodríguez Arias, siendo contralmirante en los tiempos de la I República era también ministro de marina. Entonces, el 6 de agosto de 1874, firmó una orden al Capitán general del departamento de Ferrol en la que sobre la veda le ordena: « dé las órdenes más severas a fin de que se cumpla cuanto está prevenido sobre el ejercicio de la pesca«

51 En la pesca de litoral también estaban especializadas las riberas de A Guarda y Porto do Son, que utilizaban las volantas, grandes redes de enmalle de altura.

52 La primera ciudad costera conectada por ferrocarril con Madrid fue Alicante, con ramal al puerto en 1859, motivando un importante aumento del esfuerzo pesquero en la costa levantina. Cinco años después Cádiz y Donostia y más tarde Santander compitieron en los mercados del interior peninsular. La tardía incorporación del pescado gallego se encontró con las plazas ya abastecidas a menor distancia.

53  Archivo Municipal de Ferrol, Expediente de pesca 2.11.1.

54  Informe del Comandante de Marina de A Coruña en R.O. 28 diciembre 1889.

55 Iago Santos Castroviejo, Historia de Cangas, 1900-1936, Vigo, Edicións A Nosa Terra, 2015, p. 34.

56 Jesús Giraldez Rivero, Crecimiento y transformación del sector pesquero gallego (1880-1936), Madrid, Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación, 1996, p. 256.

57 Escrito del Capitán General del Departamento de Ferrol al Ministro de Marina del 19 de octubre de 1897, Archivo General Marina, Viso del Marqués (Ciudad Real), Legajo 2166.

58 Gérard Brey, Trabajo, sindicalismo y conflictos sociales en A Coruña (1871-1811), A Coruña, Bastiana Editora, 2022, p. 141.

59 El responsable del ministerio de Marina era Rafael Rodríguez de Arias y Fernández de Villavicencio, (San Fernando, 1820-1892, Madrid), vicealmirante, marqués consorte, senador vitalicio y tres veces ministro de Marina, la última entre el 10 octubre 1886 y 21 enero de 1890, bajo la presidencia de Práxedes Mateo Sagasta.

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Table des illustrations

Titre Ilustración 1.
Légende Zonas pesqueras de Galicia y principales comunidades pescadoras a finales del XIX.
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Titre Ilustración 2.
Légende El cerco real o cedazo. Ilustración de arte mayor de la colección Martínez Barbeito.
Crédits Arquivo Municipal de A Coruña.
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Fichier image/jpeg, 410k
Titre Ilustración 3.
Légende El cerco real o cedazo. Cargando la red de cerco en un galeón, aprox. 1900.
Crédits Arquivo do Reino de Galicia.
URL http://journals.openedition.org/ccec/docannexe/image/21044/img-3.jpg
Fichier image/jpeg, 342k
Titre Ilustración 4.
Légende El cerco real o cedazo.
Crédits Antonio Sáñez Reguart, Diccionario histórico de los artes de la pesca nacional, Tomo II, 1792, p. 239.
URL http://journals.openedition.org/ccec/docannexe/image/21044/img-4.jpg
Fichier image/jpeg, 714k
Titre Ilustración 5.
Légende El jeito o sardinera.
Crédits Benigno Rodríguez Santamaría, Diccionario de artes de pesca de España y sus posesiones, 1923, p. 498.
URL http://journals.openedition.org/ccec/docannexe/image/21044/img-5.png
Fichier image/png, 759k
Titre Ilustración 6.
Légende El jeito o sardinera. Lancha del jeito en el Pedregal de Redes (Ares). Aprox. 1900.
Crédits Colección Agrupación Instructiva de Caamouco.
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Fichier image/jpeg, 218k
Titre Ilustración 7.
Légende El jeito o sardinera. Marineros de Ares despescando la red del jeito. Aprox. 1960.
Crédits Biblioteca Pública Municipal de Pontedeume.
URL http://journals.openedition.org/ccec/docannexe/image/21044/img-7.jpg
Fichier image/jpeg, 105k
Titre Ilustración 8.
Légende Redes de arrastre: la jábega. La jábega como está en el mar mientras es tirada a tierra. La paranza (pareja) tirada desde dos barcas a vela.
URL http://journals.openedition.org/ccec/docannexe/image/21044/img-8.jpg
Fichier image/jpeg, 194k
Titre Ilustración 9.
Légende Redes de arrastre: la jábega. Dos boliches (medias jábegas) cobradas en la playa de Morazón (Sada), aprox. 1925.
URL http://journals.openedition.org/ccec/docannexe/image/21044/img-9.jpg
Fichier image/jpeg, 451k
Titre Ilustración 10.
Légende Redes de arrastre: la jábega. Uno de los últimos boliches en la posta de Abrela, Suegos-O Vicedo (Lugo).
URL http://journals.openedition.org/ccec/docannexe/image/21044/img-10.jpg
Fichier image/jpeg, 273k
Titre Ilustración 11.
Légende Pesca de litoral del pincho. Lancha afaluchada mugardesa con el característico mástil caído a proa. Aprox. 1900.
URL http://journals.openedition.org/ccec/docannexe/image/21044/img-11.jpg
Fichier image/jpeg, 410k
Titre Ilustración 12.
Légende Pesca de litoral del pincho. Vaporiños en A Coruña. 1908.
Crédits Arquivo do Reino de Galicia.
URL http://journals.openedition.org/ccec/docannexe/image/21044/img-12.jpg
Fichier image/jpeg, 641k
Titre Ilustración 13.
Légende Pesca de litoral del pincho. Marineros artesanales del pincho preparando sus palangres en la playa de Riazor (A Coruña), aprox. 1920.
Crédits Arquivo do Reino de Galicia.
URL http://journals.openedition.org/ccec/docannexe/image/21044/img-13.jpg
Fichier image/jpeg, 232k
Titre Ilustración 14.
Légende Trainera de cerco con jareta. El cerco con jareta fue presentado al mundo en la Exposición Internacional de Filadelfia de 1876. Era utilizado desde una lancha ballenera y tripulado por una docena de marineros.
URL http://journals.openedition.org/ccec/docannexe/image/21044/img-14.jpg
Fichier image/jpeg, 184k
Titre Ilustración 15.
Légende Trainera de cerco con jareta. El cerco con jareta mejoraba la eficacia en aguas abiertas cuando, tras cebar con huevas de bacalao, hacían subir al cardumen a la superficie. Inmediatamente cerraban la jareta y el pescado quedaba sin salida.
URL http://journals.openedition.org/ccec/docannexe/image/21044/img-15.jpg
Fichier image/jpeg, 256k
Titre Ilustración 16.
Légende Trainera de cerco con jareta. Traineras en A Coruña, aprox. 1900.
Crédits Archivo General de la Administración. Con las guerras del «Desastre» fueron introducidas las traineras en las Rías gallegas provocando el comienzo de la «Segunda guerra por las sardinas».
URL http://journals.openedition.org/ccec/docannexe/image/21044/img-16.png
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Pour citer cet article

Référence électronique

Xabier Brisset Martín, « Comunidades pescadoras, extractivismo y la FAO. De la sabiduría del XIX a la ciencia del XXI »Cahiers de civilisation espagnole contemporaine [En ligne], 33 | 2024, mis en ligne le 23 avril 2025, consulté le 14 mai 2025. URL : http://journals.openedition.org/ccec/21044 ; DOI : https://doi.org/10.4000/13txl

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Auteur

Xabier Brisset Martín

Investigador independiente

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Droits d’auteur

CC-BY-NC-ND-4.0

Le texte seul est utilisable sous licence CC BY-NC-ND 4.0. Les autres éléments (illustrations, fichiers annexes importés) sont « Tous droits réservés », sauf mention contraire.

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