Tenorio, Martha Lilia, De panes y sermones: el milagro de los “panecitos” de Santa Teresa, El Colegio de México, México, 2001, (Jornadas, 136).
Entrées d’index
Haut de pageTexte intégral
1Época privilegiada de milagros populares y sucesos extraordinarios, el siglo XVII novohispano vería distintas historias pasar del asombro y veneración de los habitantes del virreinato, al escrutinio y condenación del Santo Tribunal de la Fe. Éste sería el caso del famoso milagro de los panecitos de Santa Teresa, que durante décadas sería conocido y citado por distintos cronistas, según nos lo hace saber la autora de este estudio. Martha Lilia Tenorio hace un recorrido pormenorizado por todas las instancias del milagro, sus gestiones a favor, sus proclamadores, las crónicas que lo autentifican, y finalmente, sus detractores.
2Alrededor de un 15 de octubre de la década de los mil seiscientos cuarenta, día de Santa Teresa, las monjas carmelitas de Puebla comenzaron con la costumbre de hacer unos panecitos en los cuales se imprimía con una especie de sello la imagen de la santa. Con el tiempo creció tanto la devoción en esta fiesta que otras órdenes también empezaron a fabricarlos. De la Puebla palafoxiana, esta afición fervorosa pasaría también a la ciudad de México, donde la madre Andrea de la Santísima Trinidad, definidora del convento de Regina Coeli, los hacía y los repartía entre los devotos. Pronto tanto los panes como sus migajas fueron considerados benditos. El milagro no tardó en llegar. En 1648, dentro de la insigne familia Poblete, María, hermana de Miguel y Juan de Poblete (el primero maestrescuela de la catedral de Puebla y obispo de Manila, y el segundo racionero y deán de la catedral de México), buscó algunos panecillos para aliviar los males de su marido, escribano público que sufría de “tullimiento de las manos”. Si bien los panes no ayudaron en mucho al enfermo, María observó que al poner unas migajas en agua, éstas se reintegraban y formaban de nuevo un panecito completo. La noticia del milagro pronto se propagó y formaría parte de las crónicas. Fray Agustín de la Madre de Dios, Cristóbal Bernardo de la Plaza y Jaén, Agustín de Betancourt y Julián Gutiérrez Dávila darían noticias del suceso en un lapso de casi ochenta años, entre 1653 y 1736, aún después que se le siguiera proceso inquisitorial a la ya famosa María de Poblete alrededor de 1681.
3La mayor virtud del estudio de Martha Lilia Tenorio es dar cuenta de cómo se construyó la imagen del milagro a través de los relatos y experiencias corroboradas por letrados y autoridades de la época como Antonio Núñez e Isidro Sariñana. Sin embargo, dentro de la reconstrucción del proceso quizá nos haga falta más análisis histórico sobre otros ejemplos de “santidad”, especialmente en tiempos contemporáneos a la China Poblana, abanderada de una Puebla de los Ángeles en competencia con México, lo que nos llevaría a preguntarnos en ambos casos qué trascendencia social tendría el “desenmascaramiento” de figuras que gozaban de la devoción popular, y cómo se sigue el culto más allá de los fallos inquisitoriales negativos. Éste es un caso que aún no está cerrado.
Pour citer cet article
Référence électronique
Gabriela Vallejo Cervantes, « Tenorio, Martha Lilia, De panes y sermones: el milagro de los “panecitos” de Santa Teresa, El Colegio de México, México, 2001, (Jornadas, 136). », Nuevo Mundo Mundos Nuevos [En ligne], Comptes rendus et essais historiographiques, mis en ligne le 04 février 2005, consulté le 07 octobre 2024. URL : http://journals.openedition.org/nuevomundo/269 ; DOI : https://doi.org/10.4000/nuevomundo.269
Haut de pageDroits d’auteur
Le texte seul est utilisable sous licence CC BY-NC-ND 4.0. Les autres éléments (illustrations, fichiers annexes importés) sont « Tous droits réservés », sauf mention contraire.
Haut de page