• 1 Naranjo, Consuelo et al. (eds.), The Caribbean: origin of the modern world, Aranjuez, Doce Calles, (...)
• 2 Por ejemplo: Porter-Vilá, Herminio Historia de Cuba en sus relaciones con los Estados Unidos y Esp (...)
• 3 Díaz, Virgilio, La política exterior de Trujillo. Santo Domingo, Archivo General de la Nación, 195 (...)
• 4 Ibarra Guitart, Jorge R., La Mediación del 33. Ocaso del machadado. La Habana. Política, 1999; Iba (...)
• 5 Drekonja, Gerhard y Juan G. Toatlian (eds.), Teoría y práctica de la política exterior latinoameri (...)

2Las relaciones internacionales históricas en el Caribe, sobre todo entre los países y territorios de la región, no han sido un tema de especial interés historiográfico1, salvo en lo que respecta a los vínculos con Estados Unidos y las metrópolis o ex–metrópolis de los diversos territorios2. Tampoco hay abundantes estudios al respecto acerca de República Dominicana y Cuba3, aunque entre los existentes destacan los del autor del libro que aquí nos ocupa4. Incluso, hasta fechas recientes, en las que están despertando mayor atracción y abordajes con nuevos y amplios enfoques y fuentes, aún son escasas las investigaciones dedicadas al asunto en América Latina en general5.

• 6 Pettinà, Vanni, Historia mínima de la Guerra Fría en América Latina, México, Colegio de México, 20 (...)

3La relativa escasez de historiografía indicada es incluso más llamativa en el período de la Guerra Fría, pues esta supuso, según se ha señalado, un reposicionamiento de la correlación de fuerzas en los países de América Latina, acompañado de un proceso de movilización de los movimientos sociales y de izquierda, y también se caracterizó por el advenimiento y consolidación de regímenes dictatoriales, tradicionales en la región, y por lo tanto no necesariamente con causas en esos procesos, pero sí reforzados y reargumentados por su motivo. Y en ello tuvo un papel destacado, implícita o explícitamente, la política exterior estadounidense6.

• 7 Perina, Rubén (ed.) El estudio de las relaciones internacionales de América Latina, Buenos Aires, (...)
• 8 Gohn, Maria da Glória, Teoría dos movimentos sociais, São Paulo, Loyola, 2000; Aguirre, Teresa, “I (...)
• 9 Ibarra Guitart, Op. Cit., 2017; Santamaría, Antonio, “Jorge Renato Ibarra Guitart. Cosme de la Tor (...)

5El estudio, del que en Ibarra Guitart publicó años atrás una primera versión (2011), está intelectualmente bien diseñado, estructurado y escrito, se inserta en esa nueva historiografía de las relaciones internacionales, tan atenta al menos a lo cultural-político y los movimientos sociales como al quehacer diplomático7, que entiende en vinculación con lo anterior8, no obstante se echa en falta por parte del autor una mayor implicación de su trabajo en tales debates, aunque otras de sus obras se caracterizan también por un abordaje igualmente novedoso del asunto, por ejemplo biográfico9.

• 10 Zanetti, Oscar, Los cautivos de la reciprocidad, La Habana, ENPES, 1989; Zanetti, Oscar, “Ajustes (...)

6Comienza Ibarra Guitart con un análisis de los antecedentes del tema. Además de los procesos que se imponían en las relaciones internacionales de los países caribeños y centroamericanos y Estados Unidos, se examinan en él la consolidación del régimen trujillista (1930-1961) en República Dominicana, la inestable correlación de fuerzas en Cuba tras la denominada revolución de 1933, que acabó con la dictadura de Gerardo Machado (1925-1933), y la emergencia en ese momento de la principal figura política del país durante las décadas siguientes, Fulgencio Batista. Este último controló los designios de la isla, primero desde la jefatura del ejército, y luego desde su presidencia, para la que fue elegido entre 1940 y 1944, y a la que regresó tras un golpe de estado en 1952, ocupándola hasta el triunfo de la revolución en 1959 contra su régimen. Y esos sucesos ocurrieron en el marco de una redefinición de los vínculos entre las administraciones de la Gran Antilla y norteamericana, a partir de la renovación en 1934 de su tratado bilateral de 1902, y que a lo largo de los años fueron objeto de posiciones enfrentadas10.

• 11 Bonilla, Walter, Exilio y memoria en la era de Trujillo, Santo Domingo, Ministerio de Cultura, 200 (...)

7En el intrincado escenario internacional tras el fin de la Segunda Guerra Mundial la oposición dominicana en el exilio tuvo como principal base de operaciones Cuba. La razón es que, por la cercanía de esa isla a su país, muchos de los que huyeron de él tras la toma del poder por Trujillo se establecieron allí, y en 1939 tuvo lugar en El Cano, localidad cercana a La Habana, una reunión con el objetivo de unificar posturas y acción, de la que nació el Partido Revolucionario11. Muchos de sus líderes, además, tenían estrechas relaciones con el Partido Auténtico, creado en 1934 por sectores sociales que habían participado en la lucha contra Machado, y del que era miembro Ramón Grau San Martín, que ocupó la presidencia de la Gran Antilla brevemente entre 1933 y 1934, y ganó las elecciones al cargo en 1944, sucediendo en él a Batista hasta 1948. Durante su segundo mandato tuvo lugar la preparación de la referida expedición armada ideada para derrocar a Trujillo en Cayo Confites, en la costa de la provincia de Camagüey.

• 12 Grullón, José D., Cayo Confites: la revolución traicionada, Santo Domingo, Alfa & Omega, 1989; Váz (...)
• 13 Roorda, Op. Cit

8El análisis de Ibarra Guitart se centra en las acciones que desplegaron los implicados en los preparativos de la expedición de Cayo Confites. Aunque el tema goza de algunos estudios12, esa perspectiva es novedosa. Analiza los movimientos sociales, intelectuales, políticos y estudiantiles y el desempeño del gobierno en Cuba en su apoyo, así como de los que también surgieron en Venezuela, Guatemala y Haití, con el apoyo de sus presidentes, Rómulo Betancourt, Juan J. Arévalo y Elie Lescot, e investiga la actividad de la administración truijillista dirigida a contrarrestar su oposición en el exterior, utilizando medios diplomáticos y menos sutiles, violentos, de presión y sobornos, por ejemplo a altos cargos del ejército de la Gran Antilla, incluso la amenaza de declaración de guerra. Además el autor indaga en la actitud de Estados Unidos, de su Presidencia, Departamento de Estado y legaciones exteriores, frente a todos esos actores, vinculada a la ambigüedad de sus políticas, por un lado en defensa de la buena vecindad y no injerencia en asuntos internos latinoamericanos – proclamada por Franklin D. Roosevelt (1933-1945) desde su llegada al poder, y continuada en parte por su sucesor, Harry S. Truman (1945-1953) – y por otro en sus estrategias de frenar la expansión internacional del comunismo, generalmente ambas en abierta contradicción13.

• 14 Santamaría, Antonio, Sin azúcar no hay país. La industria azucarera y la economía cubana, 1919-193 (...)

9Según Ibarra Guitart la acción de Trujillo estuvo encaminada a consolidar su poder en República Dominicana, pero, en sintonía con ello, también a fortalecer su posición frente a la administración de Washington y como potencia en el área del Caribe, lo cual, en opinión del autor, implicó un esfuerzo por desplazar de esa posición a la Gran Antilla. Por eso, sin embargo, pese a las tesis que sostiene, y que sin duda fundamenta adecuadamente y parecen acertadas, quizás es más cabal plantear que en las variaciones de la política cubana debieron tener un peso relativamente mayor los movimientos dirigidos a mejorar las relaciones con Estados Unidos, cuya refundación se había convertido en piedra angular del restablecimiento del orden social en el país tras las luchas contra la dictadura de Machado. El tratado que las regía establecía nuevas reglas en los intercambios comerciales y, en ellos, de la cuota asignada para la exportación a puertos norteamericanos de la producción insular de azúcar, de la cual dependía directamente al menos un tercio del producto interior bruto cubano 14. En ese sentido, como señala Domínguez, aunque en los años en los que se preparó la expedición de Cayo Confines ocupó el palacio presidencial de La Habana un hombre que ya lo había hecho tras la revolución de 1933, Grau San Martín, su desempeño entonces se había desradicalizado y estuvo caracterizado por un nacionalismo moderado y por procurar con practicidad desde él que los vínculos con la administración estadounidense operasen en el mayor beneficio posible para su país.