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2022
Las mecánicas del litoral. Los espacios extractivos desde su borde

La producción de aceite de pingüino en Patagonia y Malvinas (1850-1880)

The penguin oil production in Patagonia and Malvinas (1850-1880)
Sofia Clara Haller et Susana V. García

Résumés

Los pingüinos fueron uno de los tantos animales marinos que se transformaron en un objeto comercial ligado al gran mercado y consumo de aceites y pieles del siglo XIX. En este trabajo se examina la producción de aceite obtenido de estas aves en el litoral patagónico y malvinense entre las décadas de 1850 y 1880, período de auge de este producto y de su explotación en la región. A partir del análisis de diferentes fuentes históricas se identifican algunos actores, emprendimientos, operaciones técnicas y conexiones navieras involucrados en esta actividad cinegética en tres áreas de la región: las islas Tova y Leones en el litoral patagónico; la isla de los Estados y el archipiélago de Malvinas. El caso de esta industria permite ahondar en el funcionamiento de las mecánicas extractivistas en el litoral del Atlántico sudoccidental y muestra cómo el comercio de productos animales generó ocupaciones territoriales, conexiones comerciales y rutas de navegación que integraron remotas islas y desoladas bahías en los circuitos del comercio global.

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Notes de l’auteur

Reconocimientos
Agradecemos a Tansy Bishop, del Jane Cameron National Archive y a Sebastián Pérez Parry, del Instituto Patagónico de Ciencias Sociales y Humanas – CONICET, por la ayuda en la búsqueda de documentación, al igual que a Edmundo Bustos quien nos facilitó uno de los documentos analizados, proveniente del Archivo Histórico del Museo Mitre de Buenos Aires. Este trabajo es parte de la investigación sostenida en el marco del Proyecto “Estudio multidimensional de la población y el territorio en el Chubut y la Patagonia Central”, Código P-UE 22920160100081CO, financiado y ejecutado por el Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva de Argentina y el CONICET. También forma parte de los proyectos de investigación: PIP 2647- CONICET y PICT 2020-3693, financiado por la Agencia nacional de promoción de la investigación, el desarrollo tecnológico y la innovación de la Argentina. Asimismo, se nutrió de los debates sobre la circulación de artefactos y rutas comerciales globales en el marco del proyecto RISE: SciCoMove (Scientific Collections on the Move), financiado por la Unión Europea a través de su programa Horizonte 2020 para la investigación e innovación científicas y el subsidio Marie Sklodowska-Curie n° 1011007579.

Texte intégral

  • 2 “Rare and Curious Oils”, Paint, Oil & Drug Review, Chicago, vol. 3, nº9, sept 1, 1 (...)
  • 3 Schoedler, Friedrich, The book of Nature, London y Glasgow, Richard Griffin and Company, 1 (...)

1En 1885, la revista Paint, Oil & Drug Review de Chicago publicó una nota sobre unos raros aceites que integraban la colección de productos comerciales de un residente de Nueva York.2 Entre esas muestras se exhibía una botella con una grasa espesa y fangosa de aceite crudo de pingüino de la Patagonia. Aunque ese producto parecía una novedad para el mercado norteamericano, hacía por lo menos tres décadas que se explotaba y se utilizaba en la manufactura de cueros en Gran Bretaña y Francia. De hecho, desde mediados de la década de 1850 se habían presentado muestras de aceite y pieles de estas aves en exposiciones europeas y se mencionaba su aprovechamiento comercial en tratados elementales de historia natural. En uno de estos populares textos, se describía al pingüino como “un ave muy valiosa para los habitantes de Patagonia y de Tasmania, por su denso plumaje velloso y la copiosa cantidad de grasa o aceite que produce.”3

  • 4 Existe una amplia bibliografía sobre las actividades loberas y balleneras en los m (...)
  • 5 Tarif officiel des douanes de France, Paris : Imprimerie Nationale, 1877, p. 229.
  • 6 Grosso, Mónica, “Explotación de pingüinos y guano en Chubut”, Todo es historia, n° (...)

2Los pingüinos del hemisferio sur fueron uno de los tantos animales marinos que se transformaron en un objeto comercial ligado al gran mercado y consumo de aceites y pieles. El siglo XIX presenció una fructífera búsqueda de sustancias oleaginosas de las más diversas especies animales, vegetales y del reino mineral, fomentando el comercio, la investigación química, la navegación, las rutas comerciales y la ocupación de lugares remotos e inhóspitos. El ejemplo más paradigmático fue el aprovechamiento comercial de los mamíferos marinos y su expansión por el hemisferio sur, conllevando al agotamiento del recurso en ciertos lugares y la búsqueda de nuevos cotos de caza y otras especies que podían dar productos similares4. Quizás a esto último se deba los inicios del tráfico del aceite de pingüino, el cual en la segunda parte del siglo XIX sería clasificado a efectos aduaneros como “aceite de pescado” junto con los de ballenas, elefantes y lobos marinos, con usos similares y un olor semejante a “pescado”.5 Por otra parte, la matanza de estas aves estuvo ligada al aprovechamiento de otros recursos como la caza de lobos marinos, el guano y los intentos de usufructuar otras sustancias minerales. En este artículo, se examina parte de su historia comercial y las actividades extractivas en el litoral patagónico y las islas Malvinas entre las décadas de 1850 y 1880, período de auge de la explotación de pingüinos y guano en la región, tal como señalan Coronato y Grosso.6 Con excepción de estos investigadores, son muy pocas las referencias y los trabajos históricos sobre estas operaciones. En este trabajo se procura ampliar el análisis de esta temática cruzando información de diversas fuentes documentales. Además de relatos de viaje, periódicos de la época, informes aduaneros y comerciales y registros navieros, se ha examinado el diario de uno de los trabajadores dedicado a esas faenas en la isla de los Estados entre 1869 y 1870. A partir de estas fuentes, se identificaron algunos actores, emprendimientos, operaciones técnicas y conexiones navieras involucrados en la producción y comercio de esos aceites en tres áreas de la región: las islas Tova y Leones, al norte del Golfo San Jorge; la isla de los Estados y el archipiélago de Malvinas (Figura 1). Esto permite ahondar en el funcionamiento de las mecánicas extractivistas en el litoral y su impacto antropogénico en islas y costas del Atlántico sudoccidental.

Figura 1 – Lugares de explotación de aceite de pingüino

Figura 1 – Lugares de explotación de           aceite de pingüino

Fuente: elaboración propia a partir de las fuentes históricas analizadas

“Un ave muy valiosa”

3Desde las primeras crónicas de los navegantes por el litoral patagónico se mencionaba la gran abundancia de las aves marinas hoy conocidas como pingüinos, también llamados “pájaros-niños” o “pájaros-bobos”. Los primeros españoles en arribar a estas costas señalaron la gran cantidad de aves parecidas a patos, cuyos miles de huevos permitían aprovisionar varios barcos en pocos días. Antonio Pigafetta, embarcado en la expedición de Magallanes alrededor del mundo (1519-1522), los menciona en su crónica como “ansarones” (un ave palmípeda semejante al ganso):

  • 7 Pigafetta, Antonio, Primer viaje alrededor del globo, Madrid, Historia 16, 198 (...)

“Continuando nuestro rumbo, hacia el Polo Antártico, costeando ahora, vinimos a dar con dos islas llenas de ansarones, y de lobos marinos. Verdaderamente, el numero de ansarones no se podría referir. En una hora abarrotamos las cinco naves. Esos ansarones son negros, y tienen exacto el plumaje del cuerpo y de las alas; no pueden volar, y viven de la pesca. Tienen tal desarrollo, que no era menester desplumarlos, sino que los desollábamos. El pico es como de cuervo.”7

  • 8 En imágenes y crónicas de viajes holandeses del siglo XVII se ilustra la matanza (...)

4Por más de cuatro siglos, marinos de distintas procedencias y más tarde balleneros, loberos y guaneros, hicieron un amplio acopio de este recurso para llenar sus bodegas para las largas travesías, mientras que la caza de estas aves fue parte del entretenimiento de sus tripulaciones tal como se menciona en muchos de los diarios de estos marinos.8 La carne de pingüino, desagradable al paladar europeo, serviría como recurso alimenticio para los náufragos. A ello se sumó, durante la segunda parte del siglo XIX la matanza sistemática de miles de ejemplares adultos en su época de reproducción, cuando llegaban a tierra y su gordura se presentaba más propicia para la producción de aceite. Aunque ágiles en el agua, se desplazan torpemente en tierra donde fueron fáciles de matar. Hasta ahora la historia de los productos y la caza de estos animales en el litoral patagónico no ha sido ponderada para entender los acontecimientos relacionados con la ocupación de las islas y la historia de los recursos faunísticos hoy disponibles en la región, su posible extinción o cambio de distribución.

  • 9 Fuller, Errol, The Great Auk: The Extinction of the Original Penguin, Charlestown, Bunke (...)
  • 10 Pordgorny, Irina, “Las extinciones históricas: la vaca marina de Steller, el p (...)

5Los inicios de la explotación comercial de su aceite en el Atlántico sur se dieron de forma paralela al reconocimiento de la extinción de los llamados “pingüinos” en los mares del norte hacia mediados del siglo XIX. Cabe recordar que la palabra pingüino, antes de utilizarse para las aves del hemisferio sur, denominaba al alca gigante, el Pinguinus impennis, propia del Atlántico norte y extinguida a mediados del siglo XIX debido a la conjunción de una serie de factores entre humanos y ambientales. La similitud de su cuerpo y su abundante grasa llevó a marineros holandeses e ingleses a extrapolar ese nombre para ciertas aves de las inmediaciones de Puerto Deseado y otros lugares de los mares australes. Con la extinción de los pingüinos del norte, la palabra terminó imponiéndose para nombrar vulgarmente a varias especies de aves marinas australes.9 Este es uno de los tantos casos, quizás el más conocido, en los que los navegantes transfirieron los nombres y clasificaciones de animales conocidos a los que encontraban en las nuevas regiones que visitaban.10

  • 11 Coronato, Fernando, Op. cit., 2016, p. 702-709.
  • 12 Schiavini, Adrián, Yorio, Pablo, Gandini, Patricia, Raya Rey, Andrea, Boersma, Dee P, “L (...)

6En la segunda parte del siglo XIX, los usos del aceite de pingüino se relacionaron con el tratamiento y curado de cueros, mientras que en las primeras décadas del siglo XX se lo consideraba adecuado para lubricar mecanismos de precisión. Los datos históricos sugieren que se explotaron todas las especies de pingüinos de la región. Posiblemente en el golfo San Jorge la presa principal fuera el pingüino de Magallanes (Spheniscus magellanicus), la especie que actualmente más abunda en esa área.11 En la isla de los Estados se habla específicamente de la producción de aceite de “pájaros reyes” haciendo referencia al pingüino rey (Aptenodytes patagonicus), así como de otras especies. Las poblaciones de esta especie desaparecieron de la isla en el siglo XX, y no se descarta que su explotación fuese una de sus principales causas. Se reportó que volvió a nidificar en la ahí en el 2005.12

  • 13 Lasserre, Augusto, “Descripcion de un viaje a Malvinas”, Rio de La Plata, 19, 20 y 21 de (...)
  • 14 Sclater, Philip Lutley, “The secretary on additions to the menagerie”, Proceeding of the (...)
  • 15 Conroy, James William Henry, White, Martin G., “The breeding status of the king penguin (...)
  • 16 Pistorius, Pierre A., Baylis, Alastair, Crofts, Sarah y Pütz, Klemens, “Popula (...)
  • 17 Strange, Ian, The Falkland South Atlantic Islands, New York, Dodd, Mead & Comp (...)

7Si en las islas Malvinas se explotaron los pingüinos rey, parece haber sucedido en menor proporción en comparación con otras especies.13 Se menciona apenas una colonia de veinte pingüinos rey hacia 1867,14 que dejó de nidificar en 1898,15 y que volvió a reproducirse para 1965.16 También se menciona el aprovechamiento del pingüino de penacho amarillo, de los cuales se han encontrado restos cerca de los antiguos lugares de producción del aceite.17 Como se examina a continuación, existieron variaciones en los métodos de procesamiento y aprovechamiento del recurso en las distintas ubicaciones, produciendo quizás diferentes rendimientos y aceites de variadas calidades y refinamiento. Las fuentes históricas señalan que se podían obtener en entre 0,40 y 0,60 litros por ave. La técnica en isla Tova, que involucraba cocinar la grasa adherida a la piel y luego exprimirla en la prensa fue posiblemente la más exitosa en términos de rendimiento.

Los franceses en las islas Tova y Leones

  • 18 Bossière René, Deux mois en Patagonie, Buenos Aires, Le Courrier de la Plata, (...)
  • 19 Coronato, Fernando, Op. cit., 2016, p. 702-709.
  • 20 « Exploitation de l'huile de pingouin et du guano de terre dans l'ile de Tova et le Golf (...)

8Hacia mediados del siglo XIX, el grupo de islas e islotes situados al Norte del golfo San Jorge en el litoral patagónico, principalmente las islas Leones y Tova, adquirieron importancia por sus yacimientos de guano y la cantidad considerable de pingüinos y otras aves marinas. Desde 1847 comenzó a funcionar un establecimiento francés en la isla Leones dedicado a la explotación del aceite de pingüinos y otros recursos. Para su mantenimiento, se pobló la isla con corderos, vacas, caballos y mulas18 y realizaron varias construcciones de madera y piedra.19 Desde ese establecimiento expandieron las actividades a la isla Tova y otros islotes aledaños y parajes de la costa. Según los observadores de la época, la isla Leones, distante un kilómetro del continente, contaba con vegetación para la alimentación de animales y provisión de agua, gracias a algunos manantiales y la construcción de represas. En cambio, en la isla Tova solo se podía contar con el agua de las escasas lluvias. No obstante, presentaba buenos recursos para explotar y poseía el fondeadero más seguro de la región para los buques destinados a cargar el aceite y guano. Hacia 1860, había al menos dos grupos franceses y uno inglés dedicados a esas faenas en esas islas.20

  • 21 Le Patriote Français (Montevideo), 22 de Agosto de 1849.
  • 22 Haller, Sofia Clara, La historia marítima de la Patagonia Atlántica: circulaci (...)
  • 23 Du Pasquier, Tierry, Les baleiniers français au XIXéme Siècle (1814-1868), Grenoble, Ter (...)
  • 24 “Sergent et Cia.- e. – Léger”, Jurisprudence des Cours Impériales de Caen et d (...)

9El primero de estos emprendimientos estuvo organizado y dirigido por varios años por el capitán francés (¿F. o G.?) Lanaud, quien se movió entre Patagonia, Montevideo y Francia, transportando los productos para la compañía francesa Sergent del puerto del Havre. El 3 de marzo de 1849, por ejemplo, perdió una carga completa y la vida de nueve tripulantes al naufragar en la costa patagónica el barco que comandaba, el La Tour d'Auvergne del Havre, según una comunicación del cónsul de Pernambuco publicada en un diario francés de Montevideo.21 Esto muestra parte de las redes de comunicación y la circulación de noticias sobre el movimiento de buques y explotación de recursos en los espacios litorales. De hecho, en ese mismo periódico, se mencionaba los nuevos yacimientos de guano encontrados en Patagonia. En realidad, la explotación de este recurso de la costa patagónica llevaba varios años siendo efectuada por barcos de distintas banderas.22 La noticia no señalaba ninguna localización en particular, pero tal vez se refería a la isla Tova, donde también explotaban pingüinos los cazadores de la isla Leones. De hecho, poco después, la firma francesa Sergent, que una década antes había estado involucrada en la actividad ballenera23 y se sumó al comercio del guano peruano y patagónico. Hacia 1851, esta compañía comenzó a explorar el guano de la isla Tova, fletando los navíos dedicados a la caza de pingüinos, aparentemente en asociación con el capitán Lanaud.24 En 1858, otra firma francesa, Léger fils, despachó un buque y trabajadores, entre ellos un ex -capataz de la otra empresa, para dedicarse a las mismas actividades en la isla Tova. Los juicios entre esas compañías francesas en los inicios de la década de 1860 y los informes de oficiales de la Armada francesa que visitaron esas islas, permiten contar con alguna información sobre los conflictos de estos emprendimientos y sobre las operaciones de producción de aceite y guano.

  • 25 Duval, “Observations sur les côtes de Patagonie et sur les iles Malouines”, Annales Hydr (...)
  • 26 Duval, Op. cit., 1856, p. 148.
  • 27 “Exploitation de l'huile…”, Op. cit.

10En enero de 1856, el capitán de la Marina imperial francesa, Duval, al mando del bergantín Beaumanoir, visitó los establecimientos franceses en las islas Leones y Tova en su infructuosa búsqueda de las místicas islas Pepys. Publicó informes de ese viaje, publicitando la producción de aceite de pingüinos y guano en aquellas islas.25 Según Duval, las actividades dirigidas por el capitán Lanaud debían haber dejado buenas ganancias a la compañía Sergent del Havre, ya que las instalaciones para la fabricación del aceite no eran muy costosas y con pocos hombres se podían procesar entre tres a cuatro mil pingüinos por día.26 La factoría operaba con tres pequeños navíos y dieciséis hombres, casi todos bretones. La información publicada sobre las operaciones y producción de aceite, sería similar a las reunida cuatro años después por otro oficial de la marina francesa, el capitán Dupin de Saint André, comandando también el barco Beaumanoir, que formaba parte de la escuadra francesa en Montevideo. El objetivo de esta visita a la isla Tova había sido mediar en los conflictos entre los grupos franceses que extraían guano en la zona. Los reportes publicados en 1861, a diferencia de los de 1856, parecían menos optimista sobre la rentabilidad de la producción de aceite de pingüino y el futuro de la industria, por la posibilidad del agotamiento de esos recursos en pocos años.27

  • 28 Duval, Op. cit., 1857.
  • 29 Las fuentes históricas son consistentes con la información actual que se tiene (...)
  • 30 “Exploitation de l'huile …”, Op. cit.

11Una de las claves fundamentales de esa industria radicaba en la temporada de caza, que dependía de las migraciones anuales de estas aves y de su gordura. Se reconocían dos períodos: el primero, más redituable, era cuando los pingüinos llegaban a tierra para su reproducción, aproximadamente del diez de septiembre a finales de noviembre. Al comenzar la puesta de huevos, se interrumpía la caza y se retomaba entre el 5 de febrero y el 15 de abril, cuando las aves partían. Este segundo periodo era de menor rendimiento.28 Los marinos acumularon un conocimiento empírico sobre la estacionalidad, hábitos, reproducción y cantidad de grasa de estos animales ligado a la búsqueda una mayor rentabilidad de las operaciones. Habían aprendido que los pingüinos, en sus periódicas migraciones, cuando regresaban del mar, estaban gordos y al cazarlos durante la primera quincena de su llegada podían dar hasta un litro de aceite cada uno. En tierra, este animal no comía casi nada y se alimentaba “casi sólo por absorción”, perdiendo peso,29 de modo que hacia el final de la temporada daba menos de la mitad del producto, llegando a obtenerse de veinte a veintiocho centilitros de uno delgado. En general, se estimaba un rendimiento promedio de medio litro de aceite por pingüino, por lo cual con 260.000 pingüinos se obtenía una carga para un barco de 130 toneladas.30

Figura 2 – La caza de pingüinos en la isla Tova

Figura 2 – La caza de pingüinos en la             isla Tova

12Fuente: La Chasse Illustrée, 1879, vol. 12, nº 12, p. 89

13Según la información provista por los capataces de las factorías, se estimaba que durante la temporada de caza se mataban unos cuatro mil pingüinos por día, siguiendo una estrategia específica:

  • 31 “Industries pratiquées sur le littoral de la Patagonie : dépôts de guano et chasse aux p (...)

“Un número de hombres rodea el lugar donde viven, y estrechando cada vez más el círculo en el que están encerradas, los obligan a abalanzarse unos sobre otros, y los golpean con palos. Una vez terminada esta matanza, los pingüinos son inmediatamente desollados; sus pieles, cortadas en siete u ocho trozos, se introducen en bolsas y se llevan al campamento, donde se someten, en calderas de hierro fundido, a una ebullición de tres o cuatro horas para obtener la grasa fundida.”31

14Terminada su cocción que llevaba varias horas, los restos de las pieles se retiraban de la caldera y se sometían a la presión de una prensa accionada por dos hombres para extraer el remanente de aceite. El producto era recibido en una cubeta, desde la cual se transfería a los barriles destinados al almacenamiento y embarque. Además de la piel con la grasa adherida, se extraía del interior del animal la denominada “grasa de fondo” del intestino grueso, que se cocinaba más tiempo y daba un aceite más fino. Los residuos de la fundición se denominaban “cretones” y se usaban como combustible para calentar las calderas. En la producción de este aceite, lo que más tiempo tomaba no era la matanza sino el procesamiento de la grasa:

  • 32 Ibid., p. 7.

“Se han recogido hasta 7.000 de estos animales en una cacería de dos horas. La preparación de su carne ocupó al menos a 20 trabajadores durante todo un día. Estos hombres, simples jornaleros, cobran de 25 a 30 francos al mes cuando hacen su primera cacería, y de 40 a 50 francos por la segunda.”32

  • 33 “Exploitation de l'huile …”, Op. cit., p. 801-802.
  • 34 Ibid., p. 802.

15La matanza de trescientos pingüinos hacía posible llenar de aceite un barril de cien kilogramos, que podía venderse a 130 francos en Francia en 1856. Es posible que fuera una estimación optimista o que su precio fuera fluctuante, dado que hacia 1861, un barril de ciento veinticinco litros se pagaba de 60 a 80 francos. Para entonces, la “pesca” de pingüinos y la explotación de guano solo serían fuente de fortuna para “unos pocos especuladores”33 teniendo en cuenta que las zonas sólo podían ofrecer una buena pesca durante pocos años, por la “inmensa cantidad de pingüinos que deben hallarse en un mismo lugar para que la explotación ofrezca algún éxito.” Asimismo, se consideraba que al cabo de tres o cuatro años los animales desaparecían, destruidos o asustados, y el asentamiento debería trasladarse a otro lugar.34

  • 35 Carta de Luis Piedrabuena al presidente Bartolomé Mitre, fechada el 29 de abri (...)
  • 36 “New Island”, 11 Mayo de 2020, Jane Cameron National Archive, Consultado el 24 de agosto (...)
  • 37 “Leger fils ainé C. Lanaud”, Recueil de jurisprudence commerciale et maritime du Havre, (...)
  • 38 Febvrel hizo exploraciones por el rio Chubut y estuvo en contacto con la nacie (...)
  • 39 García Susana V., “El estudio de los recursos pesqueros en la Argentina de fines del sig (...)

16Según narró el marino argentino Luis Piedrabuena en 1863, los “últimos empresarios de la isla [Leones]” eran un francés “Mr. Lenaud” [sic] y los Sres. Smith and Ca. de Montevideo,35 empresa que también explotó recursos de la New Island (Isla Goicochea), en el archipiélago malvinense.36 En el caso del capitán Lanaud, Piedrabuena describió que sus actividades se extendían por varios puntos del litoral patagónico: las islas Viana, Puerto Malaespina, varios islotes de “Punta Stafford” y en particular la explotación de guano en la “Isla de Pájaros Niños” (cerca de Puerto Deseado, se trata de la actual isla Pingüino). El nombre de una península en la costa de Chubut recuerda a este capitán. No se conoce cuando Lanaud dejó de operar en la zona y quiénes les sucedieron. La última referencia es esta, en el año 1863, época que pierde en Francia un juicio bastante oneroso con la compañía Léger por unos cargamentos de guano.37 Para 1878 y hasta 1881, el establecimiento de la isla Leones fue dirigido por el capitán francés Camille-Auguste Febvrel,38 como agente de la casa Bossière del Havre, empresa naviera y comercial dedicada a varios negocios. Por entonces, los barcos de la Marina argentina vigilaban la zona, impidiendo el trabajo esa factoría y de otros loberos y aventureros que trataban de extraer recursos en la zona sin la autorización del gobierno argentino. En 1880, el Congreso Nacional aprobó la ley número 1.055 prohibiendo la caza, pesca y extracción de guano en el litoral patagónico, hasta contar con un conocimiento científico adecuado que permitiera elaborar una reglamentación capaz de favorecer la administración racional de los recursos marinos.39

  • 40 Rivadavia, Martín, “Memoria del viaje de la corbeta “La Argentina” en los mare (...)
  • 41 Ibid., p. 296.

17En 1890, las instalaciones de la isla Leones estaban en ruinas mientras en la de Tova sobrevivían “gran cantidad de barriles, muchos con agua potable, varias ollas y calderas, prensa, horno y otros útiles para esa cosecha que se conoce que ha sido bien productiva y destructora, pues lo prueban palpablemente las enormes pilas de huesos de los pingüines.”40 También en la isla Pingüino, en Puerto Deseado, se avistaban antiguas habitaciones y utensilios para faenar pingüinos. Para entonces, esa industria había quedado como una actividad del pasado cuyos restos materiales mostraban la explotación indiscriminada de estos animales por el “lucro momentáneo que pudiera darles la faena de uno ó dos años” sin cuidar de mantener las poblaciones para el porvenir41. En las primeras décadas del siglo XX, se intentaría reactivar este rubro comercial, junto con el de la explotación de sus pieles.

Las islas Malvinas

  • 42 “New Island”, Jane Cameron National Archive, Op. Cit.

18Las pequeñas islas e islotes del archipiélago malvinense constituyeron otra área de producción de aceite de pingüino, en algunos casos en combinación con la extracción de guano u la explotación de lobos marinos y otros recursos. Estas explotaciones abarcaron un circuito regional que incluyó el litoral patagónico. Algunos capitanes de distintas nacionalidades radicados en Malvinas y empresas con base en la capital uruguaya fueron parte de los actores de esta actividad. La compañía Smith Brothers & Co de Montevideo, contó en 1859 con una licencia otorgada a uno de sus agentes para cargar guano de la New Island (isla Goicochea), pagando 5 libras por tonelada.42 Como esta isla era muy visitada por los balleneros, la empresa deseaba combinar la explotación de estos dos recursos, sumado a la cría de ganado. A mediados de 1860, uno de los trabajadores declaró que se habían instalado en una caleta llamada Levenside, construyendo una casa a la espera de diez hombres para preparar un cargamento de aceite de pingüino. Por esa época, la empresa, a través del agente comercial, John M. Dean, residente en Malvinas desde 1840, había obtenido de la corona inglesa una concesión de ciento sesenta acres de esa isla y luego el arriendo del resto de la isla e islotes adyacentes por diez libras anuales durante veinte años.

  • 43 Journal de Rouen, 29 de enero de 1861.
  • 44 Shipping Register Volume I – 1842-1878 (Transcripción), Jane Cameron National Archive. U (...)

19Hay constancia de que trabajadores franceses también operaron en New Island (isla Goicochea), y entraron en conflicto con los empleados por la firma Smith. En agosto de 1860, el Victor, despachado por el capitán Lanaud, (para entonces armador y residiendo en Francia), dejó trabajadores y provisiones en la isla Tova. Luego, a fines de octubre, el Victor se dirigió a New Island a explotar pingüinos y lobos marinos, donde en el siguiente mes produjeron 23 barriles de aceite.43 La tripulación del bergantín inglés Tigre, de Liverpool, aparentemente despachado por la firma Smith, los hostigaron y se apropiaron de los barriles. El capitán francés del Victor, Louis Bertin, dejó algunos trabajadores en la isla para cuidar los utensilios de trabajo y se dirigió a Montevideo para informar lo acontecido. Lanaud, por su parte, reclamó ante las autoridades del Havre y París por ese acto “de piratería en alta mar”. El 25 de enero de 1861 el bergantín Victor, retiró los calderos de fundición de grasa de la isla Nueva (New Island), probablemente para utilizarlos en isla Tova, acompañado por el barco de la armada francesa, Beaumanoir. Este último navío aparece en el registro portuario declarando llegar para averiguar “por las pérdidas del Sr. Smith en New Island”,44 posiblemente para recabar en la versión de los hechos de los trabajadores de la firma Smith. Los conflictos entre las compañías que operaban en la región seguramente continuaron. Para 1863, como se mencionó anteriormente, la compañía Smith Brothers aparece vinculada a actividades extractivas en isla Leones. Esto muestra parte de las conexiones y el movimiento de quienes explotaban estos recursos entre el archipiélago malvinense y el litoral patagónico.

  • 45 Warnford Lock, Charles G., Spons’ Encyclopædia of the Industrial Arts, Manufac (...)
  • 46 Lasserre Augusto, Op. Cit., 20 de noviembre de 1869, p. 1.

20Una de las principales empresas de las Malvinas dedicada a la exportación de aceite de pingüinos, entre otras actividades, fue la Falkland Island Company, creada en 1851. Esta compañía parece también haber exportado a Inglaterra no solo lo obtenido de las “roquerías” de pingüinos del archipiélago malvinense sino también del litoral patagónico.45 Es difícil conocer la exportación exacta de este producto, ya que se consignaba junto con el aceite de lobo marino. Otra casa exportadora de este producto fue la compañía de G. Dean y Cía. (posiblemente J. Dean), junto con dos o tres más de menor capital. A mediados de la década de 1860, casa había arrendado al gobierno colonial por cinco años un número de islas y “roquerías” de pingüinos, “por una cantidad insignificante.”46

  • 47 Strange, Ian, Op. cit, p. 97.
  • 48 En la época un galón británico imperial era el equivalente actual a 4,54 litro (...)
  • 49 Lasserre, Augusto, Op. cit., 20 de noviembre de 1869, p. 1.
  • 50 Ibid., p. 1

21El biólogo Ian Strange estimó que entre 1864 y 1866 se exportaron 63,000 galones de aceite de pingüino de Puerto Stanley.47 En el registro naviero de las islas Malvinas aparecen treinta y tres viajes relacionados con la explotación de pingüinos entre 1862 y 1869, pero solo veinticinco barcos declararon cantidades precisas del aceite transportado, lo que sumaba unos 51.562 galones, un equivalente a 234.091 litros.48 Se calculaba que de once aves se obtenía un galón,49 lo que nos lleva a pensar en la matanza de aproximadamente 567.182 pingüinos en menos de diez años. Aunque hay que considerar la posibilidad de ese aceite estuviera adulterado o mezclado con el obtenido de otros animales. Cinco de esos barcos declararon en su cargamento pieles de pingüino, las cuales sumaban unas trece mil piezas. Estas pieles se comercializaban por entonces para cuellos y agregados en la vestimenta. Puede ser que el tráfico de esos productos haya sido mucho mayor, ya que no había un control aduanero estricto: “cualquier buque, de cualquier nacionalidad que sea, embarca ó desembarca mercaderías sin que nadie le pregunte ni lo que son ni lo que valen.”50

22En algunos casos se mencionaron los lugares de explotación en el registro naviero (señaladas en la figura 1): Elephant Cays (islotes Elefante), Speedwell Island (isla Águila), Bird Island (isla Pájaro), East Falkland (Gran Malvina), Arch. Island (islotes Frances) y New Island (isla Goicochea). En la década de 1860, el aceite de pingüino uno de los rubros del comercio de exportación de las Malvinas, junto con el de lobos marinos, sus cueros y los de vacas y las lanas.

  • 51 Ordinances of the Falkland Islands from 1853 to 1876, E7, Jane Cameron National Archive, (...)
  • 52 Spafford, Ronnie, “Captain James George Mackensie R.N., Governor of the Falkland Islands (...)
  • 53 Ordinances of the Falkland Islands from 1853 to 1876, E7, Jane Cameron Nationa (...)

23En esos años, las autoridades de la colonia británica buscaron regular la explotación de esas aves, aunque no hubo consenso en las medidas a tomar y su aplicación. En 1864, el gobernador James George Mackenzie (1862-1866), proclamó una ordenanza para “prevenir la destrucción de los pingüinos” en la isla Soledad [East Falkland island] y en las islas adyacentes, al norte del seno Choiseul y a la bahía de Ruiz Puente [Brenton Loch].51 La matanza comercial de estas aves quedaba prohibida en esas áreas, sería penada con una multa de hasta cien libras esterlinas, dependiendo del caso, y los tripulantes dedicados a la actividad serían enjuiciados. La ordenanza fue suspendida por la Oficina Colonial que consideraba que las multas debían ser como máximo de cinco libras por día y una libra por ave muerta, a pesar de las protestas de Mackenzie, quien manifestó que en un solo día, tres hombres podían obtener entre 1,500 a 2,000 libras en pingüinos.52 Una nueva ordenanza fue decretada por Mackenzie en 1866, con las mismas condiciones, pero con un monto máximo de multa de treinta libras esterlinas.53 Esas medidas fueron derogadas al año siguiente por el nuevo gobernador, William Robinson, quien consideró que podía proveerse licencias a determinado monto para matar pingüinos en las islas desocupadas en isla Soledad y las islas adyacentes, al norte del seno Choiseul y en la bahía Ruiz Puente, y también en la isla Gran Malvina e islas adyacentes. De esta forma, se flexibilizó el reglamento a favor de la explotación con licencias rentadas. Con la ley de 1867 se permitía cazar pingüinos a lo largo de todo el archipiélago con permisos anuales, y se multaba con treinta libras esterlinas a quienes no contaban con esas autorizaciones.

Figura 3 – Licencia para matar pingüinos en la isla Steeple Jason, expedida a Charles Hansen el 4 de julio de 1868.

Figura 3 – Licencia para matar             pingüinos en la isla Steeple Jason, expedida a Charles Hansen el 4             de julio de 1868.

Fuente: Miscellaneous Memoranda - 14 January 1867 to 29 June 1876 memoranda of Governors Robinson and Darcy also index - pg 284 to 431 - E3.pdf, Jane Cameron National Archives, p. 317. URL: https://nationalarchives.gov.fk/​online-collections/​government/​laws-and-ordinances

  • 54 Miscellaneous Memoranda - 14 January 1867 to 29 June 1876 memoranda of Governo (...)

24A partir de 1867 puede verse en los libros de memorias de la colonia británica esos permisos (“Penguin license”) 54 en MacBride Head / Promontorio Lamadrid y las islas Jason / Sebaldes, West Point / Remolinos y Carcass / del Rosario, New Island / Isla Goicochea. Las licencias tenían una duración de doce meses, precisaban un valor y un límite de pingüinos que podían matarse con relación a una determinada cantidad de galones de aceite. La figura 3 ofrece un ejemplo de estas licencias. Esta fue expedida al marino danés y colono, Charles Hansen (1837 – 1891) para la explotación en la isla Steeple Jason (isla Salvaje del Oeste). Se autorizaba la matanza de pingüinos por el pago de diez libras al gobierno colonial, con la condición de no matar un número mayor que el suficiente para producir ocho mil galones de petróleo. Esta licencia anual fue renovada hasta 1870. Hansen había llegado en un barco mercante de Hamburgo que naufragó en las Malvinas en 1860. Mientras los otros tripulantes fueron repatriados, Hansen se radicó en el archipiélago malvinense. En 1866 adquirió una goleta en Montevideo para dedicarse a la explotación del aceite de pingüinos y lobos marinos operando entre las Malvinas, la costa patagónica y Tierra del Fuego. Tres años después adquirió otra embarcación más para esas actividades y para la “pesca de náufragos” y el rescate de las embarcaciones perdidas, un rubro que empezó a ofrecer buenos dividendos con el gran aumento del tráfico marítimo y los accidentes en la región. El 11 de septiembre de 1872, Hansen obtuvo el arriendo de las islas Jason, Carcass Island y los islotes aledaños, donde comenzó la explotación de ovejas. El comercio de lanas, como se observa en el caso de la Falkland Island Company, fue desplazando la comercialización de otros productos, como el aceite de pingüinos, hasta volverse la principal actividad económica malvinera al terminar el siglo XIX.

  • 55 Letter of the secretary of state transmitting a report on the Commercial relations of th (...)
  • 56 Letter of the secretary of state transmitting a report on the Commercial relat (...)
  • 57 Papers relating to Her Majesty’s Colonial Possessions. Reports for 1877, Londres, George (...)

25La producción y exportación del aceite de pingüino parece haber tenido su auge hacia mediados de la década de 1860. Existen reportes de doscientas toneladas de aceite de pingüino exportadas desde las islas Malvinas en el año 1865,55 y de noventa toneladas del producto en 1868.56 En 1865, presumiblemente el año de mayor producción, el monto de la exportación fue de 3.860 libras y en los años siguientes promedió las 3.500 libras. Luego de una baja en el valor de las exportaciones en 1876, a tan solo 160 libras, estas aumentaron a 1.200 libras en 1877 y a 1.313 libras dos años después, por lo que el gobernador de las Malvinas aseguró que este rubro era todavía una industria importante.57 No obstante, la demanda de esta mercancía, exportada a Inglaterra y Francia, parece haber disminuido.

  • 58 Laserre, Augusto, Op. cit., 20 de noviembre de 1869, p. 1.

26Una descripción de la explotación fue publicada en 1869, en el periódico El Río de la Plata de Buenos Aires.58 Las observaciones fueron reunidas por un comandante de la Marina argentina, el uruguayo Augusto Lasserre, durante una visita a las Malvinas como comisionado de la Asociación de Seguros Mutuos de la Marina Mercante Italiana para informar de un naufragio, que resultó ser intencional. Anteriormente había viajado dos veces a las Malvinas, en parte vinculado al tráfico de aceite de lobo marino. En 1869 señaló que para ese comercio y el de los productos de pingüinos existían dos casas principales en estas islas, la Falkland Island Company y la G. Dean y Cía., y otras dos o tres menores. Cada “casa exportadora” tenía varias roquerías de pingüinos arrendadas al gobierno colonial, que eran respetadas por las demás. Los cazadores de pingüinos partían de Puerto Stanley en goletas grandes, capaces de capear las tormentas características de la zona. El grupo estaba conformado por un capataz y una cuadrilla de doce a quince hombres armados con fuertes garrotes de madera, de cuatro a cinco pies.

  • 59 Ibid., p. 1.
  • 60 Ibid., p. 1.

27La caza de pingüinos dependía de su migración estacional. Estas aves llegaban para su reproducción a las Malvinas, entre agosto y mediados de septiembre “en tal abundancia que se halla la superficie de la tierra materialmente cubierta de pájaros.”59 Los hombres comenzaban con sus faenas dando garrotazos a las aves amontonadas hasta matar “la cantidad de pinguins suficiente para la quema de la noche”60 [sic].

  • 61 Ibid., p. 1.

28Luego se amontonaban los cadáveres y se los “pelaban”, realizando un corte en el vientre y arrancando el cuero de un solo tirón “con mucha habilidad”. Esto permitía desollar cada ave con relativa facilidad. El desollamiento de las aves posiblemente representara un esfuerzo adicional en las islas Malvinas a diferencia de la explotación francesa, en la cual la grasa era hervida con la piel. En cinco o seis horas, un hombre podía desollar y preparar unos novecientos pingüinos listos para “ir al tacho” de fundición, pero quienes “se han hecho maestros en la materia sobrepasan mucho esa cantidad.”61 Quizás los números hayan sido exagerados, pero la eficiencia de quienes realizaban ese trabajo impresionó a Lasserre.

29La grasa era hervida sin piel y en el mismo lugar donde se habían matado las aves. Para la cocción se empleaba una gran hornalla “groseramente hecha”, sobre la que se ubicaban uno o más tachos de hierro, capaces de producir unos 250 galones de aceite cada uno. El cuero del pingüino se utilizaba como combustible para la hornalla. El fuego se mantenía encendido toda la estadía, sirviendo no sólo para procesar la grasa sino también para cocinar alimentos y dar calor en esas desoladas y frías “roquerías.” El aceite se almacenaba en barriles o pipas y cuando el viento era favorable, las goletas los transportaban en viarios viajes a Puerto Stanley. Lasserre estimó que de la grasa de once aves se obtenía alrededor de un galón de aceite, y que una cuadrilla de quince hombres en una campaña de un mes y medio producía entre veinticinco y treinta mil galones. Después de descansar unos diez días, los trabajadores se preparaban para una segunda caza de “lobos, focas y leones marinos.” El pago a los trabajadores era un porcentaje de la ganancia final que administraban las casas armadoras y exportadoras:

  • 62 Ibid., p. 1.

“ (…) entran las casas armadoras en sociedad con el capitán, el capataz y los cazadores, reservándose, por contrato legalizado, la tercera parte liquidada de los beneficios de la expedición, a la que hacen el adelanto de los víveres necesarios para ella, y estipulando la obligación recíproca de comprar y vender al precio de plaza [precio que ellos mismos establecen por falta de competencia] todos los productos que resultaren al fin de la campaña.”62

  • 63 “Newsletter. Ed. Rev Canon Aspinall”, The Falkland Island Magazine, 1898, vol. (...)
  • 64 “New Island”, Jane Cameron National Archive, Op. Cit.
  • 65 Strange, Ian J., The Falkland Islands and their natural history, Ian J. Strang (...)

30Al terminar el siglo XIX, esta actividad parecía ya cosa del pasado. En 1898, por ejemplo, se reportaron en el noroeste de West Point Island los restos de una casa y un fogón donde se había cocinado la grasa de pingüinos y de lobos marinos. También sobrevivía un pequeño jardín en medio del tussac, el pasto característico de las islas Malvinas, donde la planta verónica y unas papas aún crecían.63 Los restos materiales de esta industria fueron encontrados en distintas ocasiones y parajes del archipiélago malvinense.64 En 1980’, el biólogo Ian Strange encontró ollas para cocinar la grasa en la costa de la isla Grand Jason. También encontró otros restos materiales en la costa sur de Steeple Jason, donde sobrevivían los refugios de los trabajadores y corrales de piedra cerca de las roquerías de pingüinos de penacho amarillo.65 Las pilas de huesos quemados en el mismo lugar parecían indicar los pingüinos explotados eran de esta especie. En la misma isla, Strange observó líneas paralelas construidas con piedras que parecían comunicar una roquería de pingüinos papúa o gentú con el lugar de cocción de la grasa, considerando que esas estructuras funcionaron como un camino cercado para acarrear las aves hasta al área de trabajo. Quizás también por ahí pudieron hacerse rodar los barriles llenos de aceite para llevarlos hasta el lugar más conveniente de embarque. Como se verá a continuación, corrales y caminos similares parecen haberse armado en la isla de los Estados para la faena de pingüinos.

Isla de los Estados

  • 66 Canclini, Arnoldo, Comandante Piedra Buena Su tierra y su tiempo, Buenos Aires (...)
  • 67 Arguindeguy, Pablo E., “Piedrabuena y la isla de los Estados”, en A Piedra Buena en el c (...)
  • 68 Gardiner, G. H., “Diario llevado por G. H. Gardiner en la isla de los Estados”, en A Pie (...)

31En esta isla se ubica otro de los emplazamientos del que se conservan registros de la producción de aceite de pingüinos. Un emprendimiento en 1869 fue organizado por el marino argentino Luis Piedrabuena (1833-1883), un reconocido experto de la navegación en esa zona.66 Había nacido en Carmen de Patagones y desde muy joven de dedicó a actividades náuticas, comerciales y explotación de recursos del litoral patagónico y fueguino. Conocía la isla de los Estados desde fines de la década de 1840, como parte de la tripulación del capitán William Smyley, un lobero estadounidense responsable de gran parte de su formación como marino y lobero. Piedrabuena visitó esta isla en numerosas ocasiones, donde se sirvió de sus recursos, ayudó en los naufragios y construyó un refugio para sus posibles víctimas, 67 que eran cada vez más frecuentes con el aumento de la navegación en el área. En 1868, el gobierno argentino le concedió la concesión de esa isla al igual que la de Pavón en el Río Santa Cruz. Un año después, dejó cuatro trabajadores en la isla de los Estados para producir aceite de pingüino. Uno de ellos, llamado G. E. (o G. H.) Gardiner, llevó un diario durante su estadía, que más tarde fue copiado por el yerno de Piedrabuena, Cándido Eyroa, y publicado mucho después en 1983.68 Ese documento da cuenta de las características de la producción de aceite de pingüino en esa isla.

  • 69 En la época que Piedrabuena debía buscar a sus trabajadores, estaba llevando a su (...)

32El 19 de febrero de 1869 los cuatro trabajadores fueron desembarcados en la bahía de los “pájaros reyes”, o también denominaba Penguin Rookery por los loberos angloparlantes, donde se ubica actualmente el puerto Roca. Los hombres debieron esperar varios meses antes de empezar la caza, pero aprovecharon el tiempo para preparar el campamento y la infraestructura necesaria para la fabricación del aceite. Se había planeado que Piedrabuena retornaría 4 meses después, pero se retrasó seis meses más de la fecha prevista.69 El diario de Gardiner da cuenta de las actividades y penurias por la falta de provisiones durante la estadía que se prolongó por 11 meses.

  • 70 Gardiner, G. H., Op. cit., p. 159-160.

33Se estima que la principal explotación fue del pingüino rey, aunque también se describen en el diario cuatro especies de pingüino en la isla, mencionando que, entre siete y diez ejemplares de la más pequeña, del tamaño de un pato (posiblemente el pingüino de magallanes) daban un galón de aceite. Las poblaciones de estas aves debían ser abundantes, para el primero de septiembre, Gardiner calculó que había unas 20 mil en dos roquerías, una en Puerto Roca y otra “adentro de un monte.”70

  • 71 Ibid., p. 155-156.

34Como en las otras ubicaciones, la preocupación por iniciar la matanza de los pingüinos cuando apenas arribaban y estaban gordos era una de las prioridades. Gardiner anotó que los pingüinos reyes permanecían en la playa de dos a tres semanas y luego desaparecían por meses. El día 9 de marzo “empezamos á cortar arboles para hacer un galpon para trabajar los pajaros cuando estan gordos que es una vez por año y si no se handa ligero con el trabajo se pierden los pajaros porque se ponen flacos”71 [sic].

  • 72 Ibid., p. 170.
  • 73 Ibid., p. 170.
  • 74 Ibid., p. 160.
  • 75 Ibid., p. 171-172.

35Entre la infraestructura construida, se hicieron corrales y caminos para conducir a los animales vivos hasta el lugar de su muerte y procesamiento, un tipo de operación que parece diferir de las realizadas en los emplazamientos anteriormente analizados. Antes de la salida del sol los trabajadores se dirigían a la playa, armados con garrotes de dos pies de largo (sesenta centímetros), acorralaban a los pingüinos y los arreaban como si fueran ovejas hacia el corral. En algunos casos, los conducían por un camino de ocho cuadras, lo que podía ser engorroso: “En este trabajo tiene que ir uno muy despacio y siguiendo el paso calmoso del desgraciado penguin que marcha para el carnero.”72 A los que no caminaban los mataban y desollaban en el momento, transportándolos en una bolsa. Al llegar al corral, los pingüinos eran matados con garrotazos en la cabeza, operación que requería cierta precisión en tanto se debía pegar fuerte “porque son duros para morir, cuidando de no matarlos del todo porque después se ponen muy duros y son costosos para manejarlos y sacarle el cuero.”73 Una vez desollados, eran amontonados en pilas al exterior. La grasa era “picada” y cocinada en un tacho. Como en los establecimientos franceses de las islas Tova y Leones, se utilizaba la prensa para extraer el remanente de aceite de los restos que quedaban en el tacho (los “chicharrones”), los cuales luego servían para alimentar el fuego. Para una óptima producción era conveniente que el tacho no se enfriara. Su capacidad era de cincuenta galones, adecuado para el trabajo de cuatro hombres. Se estimaba que con diez trabajadores se necesitaba un tacho de doscientos galones. En cambio, en Malvinas quince hombres operaban con uno de doscientos cincuenta galones. Gardiner estaba descontento con la poca capacidad del “tacho”: “el trabajo va muy despacio por que amas de ser los días cortos la olla que tenemos de 50 galones es chica para andar lijero”74 y “con tachos grandes el trabajo se hase mas facil y productivo pues se fríe la grasa con piel y todo”75 [sic].

36El tamaño del recipiente para fundir el aceite parecía determinar el trabajo y el aprovechamiento de las partes del animal. A lo largo del diario, se manifiestan distintas dificultades del trabajo, que se describe como “pesado.” Además de la escasez de víveres, es posible que esas dificultades se incrementaran porque al menos algunos eran novatos en estas tareas. No obstante, parece haber existido alguna clase de conocimiento previo de la actividad, quizás por parte de alguno de los integrantes o por las instrucciones de Piedrabuena, como por ejemplo para el montaje de los elementos necesarios para la producción del aceite. Entre ello, se confeccionaron los “cascos” que funcionaban de recipientes, se instaló la prensa y una “tina” bajo ella para recibir el aceite. En su diario, Gardiner manifiesta la novedad que le presentaba la preparación de esos enseres y la impresión por la matanza de dichas aves. Esa fuente también revela los tipos de observaciones de historia natural registrados por estos trabajadores, así como los ensayos y el mejoramiento de las operaciones.

  • 76 Ibid., p. 164.
  • 77 Ibid., p. 171.
  • 78 Ibid., p. 171.
  • 79 Entraigas, Raúl, Piedra Buena, caballero del Mar, Buenos Aires, Secretaría de Estado de (...)
  • 80 « Mr. Root to Mr. Fish (February 26, 1873) », Papers relating to the foreign r (...)

37Gardiner registró que en el mes de abril instalaron la prensa y comenzaron a matar pichones, porque los adultos estaban flacos. Estimaba que tres pichones daban un galón de aceite. Al mes siguiente, arreglaron y cambiaron la prensa y en junio comenzaron a testear cuánta grasa tenían en esa época los pingüinos: “Día 20, 21 y 22. En estos tres días matamos doscientos pájaros para provar si estaban gordos (Todavía no es el tiempo de faenar)”76 [sic]. La mejor temporada parece haber sido el mes de septiembre, cuando se mataron más animales, aunque no en todas las ocasiones se precisa las cantidades faenadas por ese grupo de cuatro hombres. Unos 950 pichones de pingüinos se mataron entre mayo y agosto, 3.060 en septiembre y unos 730 en octubre de 1869. El 25 de septiembre, Gardiner anotó: “Hoy matamos 414 pajaros, tenemos que menear el cuchillo!77 [sic], en referencia a las tareas de desollar los animales. Un mes después terminaron la fabricación de aceite de los pingüinos muertos, teniendo unos 18 cascos de aceite. Para entonces los pájaros estaban flacos, aunque en diciembre realizaron algunas matanzas más: unas trescientas aves juveniles. Para inicios de enero habían producido treinta cascos de aceite, es decir unos cientos de galones. Por entonces llegó la goleta de Piedrabuena y embarcaron. Según la opinión de este trabajador, la faena de aceite de “pájaros niños” era un trabajo pesado “pero que da mucha plata.”78 Seguramente fue una actividad redituable, ya que Piedrabuena continuó con esta actividad, por lo menos en 1873, cuando naufragó en la isla de los Estados. El 18 de febrero de ese año, llegó a la isla donde ya tenían los enseres para esta faena. En cinco días mataron más de 1.900 pingüinos, procesándolos parte desollados y otros con la piel, obteniendo doscientos galones de aceite y mil doscientos cueros.79 El diez de marzo de 1873 el barco encalló, y el resto del tiempo se ocuparon de construir una embarcación para volver a Punta Arenas. Por esa época, una fuente norteamericana menciona un grupo de personas de Punta Arenas dedicada a esas actividades en esa isla,80 lo que tal vez estuviera relacionado con la explotación de Piedrabuena. Queda para futuras investigaciones reconstruir el circuito de comercialización de los productos obtenidos por este capitán patagónico, que muestra que tanto extranjeros como locales participaron en la explotación de los recursos del litoral patagónico según los ciclos de rentabilidad y demanda de cada mercancía.

Consideraciones generales

  • 81 García, Susana V. (ed.): En el mar austral: la historia natural y la (...)

38El litoral patagónico fue el escenario de actividades extractivas vinculadas a la fauna marina, lo que generó asentamientos precarios, enfrentamientos entre grupos de trabajadores, disputas por la soberanía e intentos de regular esas operaciones. A mediados del siglo XIX, la explotación de pingüinos emergió como una actividad complementaria al usufructo de otros recursos efectuados por los mismos agentes. Estos formaron parte de circuitos comerciales que integraron los puertos de Montevideo, Carmen de Patagones, Punta Arenas, Malvinas, las islas e islotes del litoral patagónico y malvinense con las rutas navieras trasatlánticas y los puertos europeos. Se ha podido reconstruir parte de los lugares y las prácticas de esa explotación regional, que en varios casos involucró modificaciones del paisaje costero para establecer los campamentos y factorías. Ligadas con la elaboración de aceite de pingüino, aparecen la explotación de otros recursos como los lobos marinos, la pesca, el guano, la cría de ganado y el rescate de náufragos. La rentabilidad de estas actividades o su complementariedad permitió mantener establecimientos y estadías prolongadas de pequeños grupos de trabajadores en esas esas pequeñas islas y sitios inhóspitos. Esto muestra cómo el comercio de productos animales generó ocupaciones territoriales y rutas de navegación.81 También permite pensar la historia de los espacios extractivos de Sudamérica desde el mar y sus bordes costeros.

  • 82 Sobre esta temática, entre otros autores, se destacan los trabajos de Ryan Tucker Jones,
  • 83 Roger, Kellaway, “Sorry for the Seals and Sea Birds: Tasmania, New Zealand and the manag (...)
  • 84 Entre ellos, por ejemplo, el comandante italiano Giacomo Bove, tras su exploración por l (...)
  • 85 Podgorny propone entender cómo los animales marinos objeto de la caza y de la pesca se t (...)

39Tal como sucedió en el Atlántico norte, la historia de muchas islas desiertas del Atlántico Sur está fuertemente ligada a la historia de la caza de los animales con grasa y pieles, que, como señalan varios autores, conformó uno de los episodios más crueles del proceso de ocupación moderna de esos espacios.82 Las preocupaciones conservacionistas de la actualidad y las concepciones del pingüino como un animal carismático complejizan la elucubración de una imagen histórica donde del aporreo y desollamiento de estas aves era una actividad habitual y rentable para marinos y trabajadores del litoral atlántico-austral. Su caza era relativamente fácil y muchos menos peligrosa que la de los lobos marinos o los cetáceos. Queda por seguir investigando sobre el impacto de las grandes matanzas producidas por esa industria, así como la del consumo y comercio de sus huevos sobre las poblaciones de estos animales. Otro aspecto que surge de esta temática fueron las preocupaciones contemporáneas a esas explotaciones por el agotamiento de estos recursos y los debates por el tipo de medidas y concesiones a implementar para su conservación, tal como se discutió también en el caso de Tasmania a fines del siglo XX.83 Varios oficiales navales que navegaron el litoral patagónico y fueguino observaron, o hicieron eco de los comentarios,84 sobre la merma de estos animales y denunciaron la posible futura extinción de estas aves o el cambio en su distribución geográfica. En ese sentido, resulta interesante seguir indagando sobre lo que actualmente podríamos denominar las “preocupaciones conservacionistas” del pasado y cómo estas aves marinas se constituyeron en “artefactos de estado”,85 en tanto objetos de leyes, concesiones, licencias o medidas proteccionistas reguladas por distintos gobiernos.

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Notes

2 “Rare and Curious Oils”, Paint, Oil & Drug Review, Chicago, vol. 3, nº9, sept 1, 1885, p. 36-37.

3 Schoedler, Friedrich, The book of Nature, London y Glasgow, Richard Griffin and Company, 1854, p. 541.

4 Existe una amplia bibliografía sobre las actividades loberas y balleneras en los mares del sur, aunque pocos textos han tratado específicamente la región analizada en este artículo. Entre estos últimos pueden mencionarse: Dickinson, Anthony, Seal Fisheries of the Falkland Islands and Dependencies: an Historical Overview, International Maritime Economic History Association, St John’s, Newfoundland, 2007; Haller, Sofia Clara, La historia marítima de la Patagonia Atlántica: circulación de especies en el contexto social global (1800-1914), [Tesis de Doctorado, Universidad Nacional de San Martin], Ms., 2020; Mayorga, Marcelo, Pieles, tabaco y quillango Relaciones entre loberos angloestadounidenses y aborígenes australes en la Patagonia (1780-1850), Santiago, Chile, Subdirección de Investigación, 2020; García, Susana V. (ed.): En el mar austral: la historia natural y la explotación de la fauna marina en el Atlántico Sur, Rosario, Prohistoria, 2021.

5 Tarif officiel des douanes de France, Paris : Imprimerie Nationale, 1877, p. 229.

6 Grosso, Mónica, “Explotación de pingüinos y guano en Chubut”, Todo es historia, n° 593, 2016, p. 72-80. Coronato, Fernando, “Arqueólogo-histórico, se busca: factoría francesa en la costa patagónica” en Aquino, Ana Lía, Caro, María Sara y Ruiz de Bigliardo, Graciela Ester (eds.), Actas del XIX Congreso Argentino de Arqueología, Facultad de Ciencias Naturales e Instituto Miguel Lillo, UNT, San Miguel de Tucumán, 2016, p. 702-709 y Coronato, Fernando, “Francia, el actor que pudo ser”, XVI Jornadas Interescuelas/Departamentos de Historia. Universidad Nacional de Mar del Plata, Mar del Plata, 2017.

7 Pigafetta, Antonio, Primer viaje alrededor del globo, Madrid, Historia 16, 1985, p. 63-64.

8 En imágenes y crónicas de viajes holandeses del siglo XVII se ilustra la matanza de pingüinos en la zona de Puerto Deseado y en islas del estrecho de Magallanes. El tema ha sido considerado por Martinic B., Mateo, “Los holandeses en las islas de los pingüinos (1599-1615)”, Magallania, Vol. 40, n° 2, 2012, p. 7-22.

9 Fuller, Errol, The Great Auk: The Extinction of the Original Penguin, Charlestown, Bunker Hill Publishing, 2003, p. 17.

10 Pordgorny, Irina, “Las extinciones históricas: la vaca marina de Steller, el poder de las imágenes y el problema de la evidencia en la zoología del siglo XIX”, Artcultura, 2016, vol. 18, n° 32, p. 25-40, p. 31.

11 Coronato, Fernando, Op. cit., 2016, p. 702-709.

12 Schiavini, Adrián, Yorio, Pablo, Gandini, Patricia, Raya Rey, Andrea, Boersma, Dee P, “Los pingüinos de las costas argentinas: estado poblacional y conservación”, El Hornero, 2005, vol. 20, n° 1, p. 5-23.

13 Lasserre, Augusto, “Descripcion de un viaje a Malvinas”, Rio de La Plata, 19, 20 y 21 de noviembre de 1869.

14 Sclater, Philip Lutley, “The secretary on additions to the menagerie”, Proceeding of the Zoological Society of London, 1867, p. 526-530, p. 527.

15 Conroy, James William Henry, White, Martin G., “The breeding status of the king penguin (Aptenodytes patagonica)”, British Antarctic Survey Bulletin, No. 31, 1973, p. 31-40, p. 33.

16 Pistorius, Pierre A., Baylis, Alastair, Crofts, Sarah y Pütz, Klemens, “Population development and historical occurrence of king penguins at the Falkland Islands”, Antarctic Science, 2012, vol. 24, n° 5, p. 435-440.

17 Strange, Ian, The Falkland South Atlantic Islands, New York, Dodd, Mead & Company, 1985, p. 97.

18 Bossière René, Deux mois en Patagonie, Buenos Aires, Le Courrier de la Plata, 1882.

19 Coronato, Fernando, Op. cit., 2016, p. 702-709.

20 « Exploitation de l'huile de pingouin et du guano de terre dans l'ile de Tova et le Golfe de Saint- Georges (côtes de Patagonie) », La revue maritime et coloniele, vol. 1, 1861, p. 799-802.

Coronato, Op. cit., 2017, p. 8.

21 Le Patriote Français (Montevideo), 22 de Agosto de 1849.

22 Haller, Sofia Clara, La historia marítima de la Patagonia Atlántica: circulación de especies en el contexto social global (1800-1914), [Tesis de Doctorado, Universidad Nacional de San Martin], Ms. (2020) y “La extracción de guano patagónico (1840-1880)”, en García, Op. Cit., 2021.

23 Du Pasquier, Tierry, Les baleiniers français au XIXéme Siècle (1814-1868), Grenoble, Terre et Mer 4 Seineurs,1982.

24 “Sergent et Cia.- e. – Léger”, Jurisprudence des Cours Impériales de Caen et de Rouen, Caen, 1862, Tomo 26, p. 242-246, p. 243.

25 Duval, “Observations sur les côtes de Patagonie et sur les iles Malouines”, Annales Hydrographiques, 1857, vol. 13, 2° parte, p. 101-110, y “Rapport de M. le Capitaine de Frégate Duval, commandant le brick de la Marine Impériale le Beaumanoir, sur sa campagne aux côtes de Patagonie”, Nouvelles Annales de la Marine et des Colonies, Paris, tomo 16, 1856, p. 141-150.

26 Duval, Op. cit., 1856, p. 148.

27 “Exploitation de l'huile…”, Op. cit.

28 Duval, Op. cit., 1857.

29 Las fuentes históricas son consistentes con la información actual que se tiene del comportamiento de los pingüinos. Las aves llegan con reservas de grasa al lugar de reproducción. Luego de poner el huevo, el macho y la hembra se turnan para incubarlo y durante esos turnos, no se alimentan.

30 “Exploitation de l'huile …”, Op. cit.

31 “Industries pratiquées sur le littoral de la Patagonie : dépôts de guano et chasse aux pingouins”, Annals de commerce exterior. Uruguay. Faits commerciaux. n° 4, 1861, p. 6-8.

32 Ibid., p. 7.

33 “Exploitation de l'huile …”, Op. cit., p. 801-802.

34 Ibid., p. 802.

35 Carta de Luis Piedrabuena al presidente Bartolomé Mitre, fechada el 29 de abril de 1863, Armario 8, Caja 59, Doc. n° 16499, Fondo B Mitre-Privado, Archivo Histórico Mitre.

36 “New Island”, 11 Mayo de 2020, Jane Cameron National Archive, Consultado el 24 de agosto de 2020, URL: https://www.fig.gov.fk/archives/online-collections/buildings-past-and-present/islands

37 “Leger fils ainé C. Lanaud”, Recueil de jurisprudence commerciale et maritime du Havre, Tomo 9, 1863, p. 165-179.

38 Febvrel hizo exploraciones por el rio Chubut y estuvo en contacto con la naciente colonia galesa, un informe de sus observaciones fue publicado por la Sociedad Geográfica del Este de Nancy, Francia. “Camille- Auguste Febvrel”, Bulletin de la Sociélé de géographie de l'Est, 1882, vol. 6, p. 347-348.

39 García Susana V., “El estudio de los recursos pesqueros en la Argentina de fines del siglo XIX”, Revista Brasileira de História da Ciência, 2009, vol. 2, nº 2, p. 206-221.

40 Rivadavia, Martín, “Memoria del viaje de la corbeta “La Argentina” en los mares del Sud de la Republica”, Boletín del Instituto Geográfico Argentino, 1891, vol. 12, p. 268-301, p. 296.

41 Ibid., p. 296.

42 “New Island”, Jane Cameron National Archive, Op. Cit.

43 Journal de Rouen, 29 de enero de 1861.

44 Shipping Register Volume I – 1842-1878 (Transcripción), Jane Cameron National Archive. URL: https://www.nationalarchives.gov.fk/online-collections/shipping/shipping-registers

45 Warnford Lock, Charles G., Spons’ Encyclopædia of the Industrial Arts, Manufactures, and Raw Commercial Products, Londres, E. & F. N. Spon, vol II, 1882, p. 1376.

46 Lasserre Augusto, Op. Cit., 20 de noviembre de 1869, p. 1.

47 Strange, Ian, Op. cit, p. 97.

48 En la época un galón británico imperial era el equivalente actual a 4,54 litros.

49 Lasserre, Augusto, Op. cit., 20 de noviembre de 1869, p. 1.

50 Ibid., p. 1

51 Ordinances of the Falkland Islands from 1853 to 1876, E7, Jane Cameron National Archive, p. 174. URL: https://www.nationalarchives.gov.fk/online-collections/government/laws-and-ordinances

52 Spafford, Ronnie, “Captain James George Mackensie R.N., Governor of the Falkland Islands, 1862-1866”, Falkland Islands Journal, 1999, p. 16-21.

53 Ordinances of the Falkland Islands from 1853 to 1876, E7, Jane Cameron National Archive, Op. cit., p. 182.

54 Miscellaneous Memoranda - 14 January 1867 to 29 June 1876 memoranda of Governors Robinson and Darcy also index – p. 284 to 431 - E3, Jane Cameron National Archive, URL: https://www.nationalarchives.gov.fk/online-collections/government/laws-ordinances. Distintas licencias han sido citadas en los apartados relativo a las historias de las islas más pequeñas de Malvinas, en el mismo sitio web.

55 Letter of the secretary of state transmitting a report on the Commercial relations of the United States with Foreign Nations for the year ended September 30, 1865, Washington, Government Printing Office, 1866, p. 100.

56 Letter of the secretary of state transmitting a report on the Commercial relations of the United States with Foreign Nations for the year ended September 30, 1868, Washington, Government Printing Office, 1869, p. 334.

57 Papers relating to Her Majesty’s Colonial Possessions. Reports for 1877, Londres, George E. Eyre and William Spottiswoode, 1879, p. 190-191.

58 Laserre, Augusto, Op. cit., 20 de noviembre de 1869, p. 1.

59 Ibid., p. 1.

60 Ibid., p. 1.

61 Ibid., p. 1.

62 Ibid., p. 1.

63 “Newsletter. Ed. Rev Canon Aspinall”, The Falkland Island Magazine, 1898, vol. 10, n° 7, p. 10.

64 “New Island”, Jane Cameron National Archive, Op. Cit.

65 Strange, Ian J., The Falkland Islands and their natural history, Ian J. Strange, Great Britain, David and Charles, 1987, p. 75-76.

66 Canclini, Arnoldo, Comandante Piedra Buena Su tierra y su tiempo, Buenos Aires, Ediciones Continental, 2014, p. 132-136.

67 Arguindeguy, Pablo E., “Piedrabuena y la isla de los Estados”, en A Piedra Buena en el centenario de su muerte 1883-1983, Buenos Aires, Comisión Nacional de Homenaje, 1983, p. 97-130.

68 Gardiner, G. H., “Diario llevado por G. H. Gardiner en la isla de los Estados”, en A Piedra Buena en el centenario de su muerte 1883-1983, Buenos Aires, Comisión Nacional de Homenaje, 1983, p. 153-182.

69 En la época que Piedrabuena debía buscar a sus trabajadores, estaba llevando a su mujer de Punta Arenas a Carmen de Patagones, donde en agosto de 1869, nació su hija Ana Vicenta. Unos meses después, colaboró con las autoridades de Punta Arenas para capturar unos desertores en octubre de 1869. Canclini, Arnoldo, op.cit, 2014.

70 Gardiner, G. H., Op. cit., p. 159-160.

71 Ibid., p. 155-156.

72 Ibid., p. 170.

73 Ibid., p. 170.

74 Ibid., p. 160.

75 Ibid., p. 171-172.

76 Ibid., p. 164.

77 Ibid., p. 171.

78 Ibid., p. 171.

79 Entraigas, Raúl, Piedra Buena, caballero del Mar, Buenos Aires, Secretaría de Estado de Marina, 1966, p. 197.

80 « Mr. Root to Mr. Fish (February 26, 1873) », Papers relating to the foreign relations of the United States, Vol. 1, Washington, Government Printing Office, 1873, p. 109-117, p. 114.

81 García, Susana V. (ed.): En el mar austral: la historia natural y la explotación de la fauna marina en el Atlántico Sur, Rosario, Prohistoria, en prensa (2021).

82 Sobre esta temática, entre otros autores, se destacan los trabajos de Ryan Tucker Jones,

“A ‘havoc made among them’: Animals, Empire and Extinction in the Russian North Pacific, 1741-1810”, Environmental History, vol. 16, nº 4, 2011, p. 585-609, y Empire of Extinction: Russians and the North Pacific's Strange Beasts of the Sea, 1741–1867, Oxford, Oxford University Press, 2017.

83 Roger, Kellaway, “Sorry for the Seals and Sea Birds: Tasmania, New Zealand and the management of Macquarie Island 1890-1894”, Tasmanian Historical Studies, vol. 11, p. 41-58.

84 Entre ellos, por ejemplo, el comandante italiano Giacomo Bove, tras su exploración por los territorios fueguinos, señaló: “No es improbable que algunas especies de este género [Sphescinidae] que ya desaparecieron de ciertas localidades donde en épocas no muy remotas eran numerosas vayan poco a poco estinguiéndose completamente ó por lo menos retirándose hacia las regiones desconocidas del polo antártico Asi como en nuestros dias hemos visto estinguirse el representante septentrional de este grupo el Alca impennis parece que tambien este otro tipo de la organizacion inferior tiende á desaparecer de la faz de la tierra. [sic]” Bove, Giacomo, Expedición Austral Argentina. Informes preliminares presentados a S.S.E.E. Los ministros del Interior y de Guerra y Marina de la República Argentina, Buenos Aires, Departamento Nacional de Agricultura, 1883, p. 60.

85 Podgorny propone entender cómo los animales marinos objeto de la caza y de la pesca se transforman – a través de los medios de la administración, la clasificación y el derecho – en lo que Kant llamó “artefactos del estado”. Podgorny, Irina “Así en la tierra como en el mar. El Rey, Linneo, la sociedad primitiva y las fieras de grasa del Atlántico sur”, en García, Susana V. (ed.): En el mar austral: la historia natural y la explotación de la fauna marina en el Atlántico Sur, Rosario, Prohistoria, , en prensa (2021), p. 25-50.

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Table des illustrations

Titre Figura 1 – Lugares de explotación de aceite de pingüino
Crédits Fuente: elaboración propia a partir de las fuentes históricas analizadas
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Titre Figura 2 – La caza de pingüinos en la isla Tova
URL http://journals.openedition.org/nuevomundo/docannexe/image/88869/img-2.jpg
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Titre Figura 3 – Licencia para matar pingüinos en la isla Steeple Jason, expedida a Charles Hansen el 4 de julio de 1868.
Crédits Fuente: Miscellaneous Memoranda - 14 January 1867 to 29 June 1876 memoranda of Governors Robinson and Darcy also index - pg 284 to 431 - E3.pdf, Jane Cameron National Archives, p. 317. URL: https://nationalarchives.gov.fk/​online-collections/​government/​laws-and-ordinances
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Pour citer cet article

Référence électronique

Sofia Clara Haller et Susana V. García, « La producción de aceite de pingüino en Patagonia y Malvinas (1850-1880) »Nuevo Mundo Mundos Nuevos [En ligne], Questions du temps présent, mis en ligne le 17 octobre 2022, consulté le 15 mai 2025. URL : http://journals.openedition.org/nuevomundo/88869 ; DOI : https://doi.org/10.4000/nuevomundo.88869

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Auteurs

Sofia Clara Haller

Instituto Patagónico de Ciencias Sociales y Humanas – CONICET

Articles du même auteur

Susana V. García

CONICET- Museo de La Plata, UNLP, Argentina

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